No tocaras a mi hermana.

3K 245 14
                                    

—¿Quién es él que esta pidiendo la unión con mi hermana?—preguntó un castaño de aparentes diecisiete años mientras miraba los papales que tenía que firmar.

Todos miraron al mensajero preocupados, no habían querido anunciar quien era él mensajero que llegaba pidiendo una alianza matrimonial. No querían que él castaño lo sacara antes de que pusiera un pie en la mansión, una alianza con Vongola les convendría, mejor dicho a Vongola ya que su heredero no era aceptado y con el respaldo de Giglio Nero tendrían su poder y supervivencia asegurada. Ya no serían destruidos, a pesar de tener de su lado a los Shimon, pero resulta que los Shimon tenían una fuerte alianza con Giglio Nero.

—Es de Tatsunari—le aclaro sus dudas Reborn.

Él castaño levanto la vista de los papeles, los arrugo, apretó las manos dejando sus nudillos de un color blanco casi transparente. Estaba más que enojado. Respiraba de forma irregular, la respiración antes acompasada ahora era una respiración irregular que parecía contener su lengua para no despotricar.
Respiro preparado para aclarar la situación.
En ese momento la visión dejo de tener la, dejo de ver el futuro. Sabía que eso era herencia de su abuela, respiro mordiéndose la lengua. Todos estaban preocupados, Tsuna sabía que no había opción.

—¿Qué sucede Tsuna?—preguntó Yamamoto.

—Si no heredo Vongola Tatsunari intentara casarse con mi hermana—respondió dejando a más de uno lleno de sorpresa.

—¿¡Qué!?—gritaron todos los presentes.

Tsuna miro a Tatsunari aguantándose las ganas de matarlo ahí mismo, como se atrevía a intentar casarse con si linda hermanita, aunque sea en un futuro lejano, eso aun le enojaba. Reborn miro a Tsuna, coloco su mano en el hombro del menor, no quería que Yuni se casara con Tatsunari pero la elección adecuada era de Tsuna.

—Haz lo que tú creas correcto—le apoyo con una sonrisa.

—No quiero heredar Vongola—susurró de manera triste.

Estaba apunto de aceptar cuando una llamada le llego a su celular. Contesto con calma y una gran sonrisa. Era su pequeña hermana que le hablaba.

—Yoshi, Gamma ha correspondió mis sentimientos—dijo la chica emocionada.

En ese momento tuvo otra visión, se vio a él mismo sosteniendo la ropa de su pequeña hermana. Vio a Gamma llorando, vio a sus guardianes aguantando las lágrimas, vio a Tatsunari, Tatsunari era él culpable lo sabía por aquella sonrisa maliciosa en su rostro. Al parecer lo único que hizo fue pararse tomarlo del cuello y romperlo como si fuera una hoja seca, como si fuera algo tan frágil. Miro a Gamma que lloraba amargamente mientras sonreía, vio a sus guardianes romper en llanto. Vio a Reborn a lo lejos intentando reprimir el impulso de correr a abrazarlo. Vio la muerte de la persona que era su hermana, su mitad, su otro complemento, vio la muerte de la chica que más adoraría a lo largo de su vida.
Fue sacado de su visión por la dulce voz de su hermana.

—Yoshi ¿Estás bien?—pregunto su hermana un poco aturdida.

—Claro que si Yuni, me encanta la idea de que Gamma te haga feliz mi niña. Estaré en la mansión en poco tiempo te quiero, hablamos cuando llegué—corto la llamada.

Apretó su celular entre sus manos, lo rompió, acabo con la vida del pobre objeto que fue lo primero que recibió su ira luego de aquella visión. No estaba de humor para esas cosas, no estaba de humor para eliminar a el heredero y terminar con Vongola encima suyo. Miro a sus guardianes con determinación, salvaría a la pequeña, pase lo que pase la salvaría.
Aunque tuviera que ser infeliz, lograría que ella no estuviera un triste o tuviera un final horrible.

—Tomare el puesto de Décimo Vongola—afirmo mientras su flequillo le cubría los ojos.

—¡Me alegra escuchar eso Tsuna!—dijo feliz Giotto.

La mirada que Tsuna le brindo era la más helada que hasta ahora en su corta vida había usado, los guardianes lo sabían pero aun así no pudieron evitar temblar. Era más que obvio que algo había visto, que un futuro lo estaba atormentado, pero lo que más los hizo tenerle miedo al pequeño castaño fue que sin estar en modo Hyper su rostro dejaba a entender de que alguien sufriría. Un aire gélido y pesado tuvo lugar en la habitación, si contáramos cuantas veces al día el aire se ponía tan tenso, tal vez les tomaría toda la vida.

—¡No puedes reemplazarme!—grito Tatsunari.

Él castaño menor observó al chico. Su mirada era aterradora, sus labios se curvaron en una sonrisa tétrica, sus ojos eran de un color opaco, tan opaco que podías sentir que era estar cerca de la muerte.

—¡Mira estúpido niño mimado no te estoy preguntando si puedo reemplazar te o no!—se le acerco de manera intimidan te—. Aceptare si este tipo no se acerca ni un milímetro a mi hermana-amenazo Tsuna con una sonrisa que prometía dolor.

—¿Quién es tú hermana?—pregunto Giotto intentando no temblar.

—Yuni Giglio Nero, también antes conocida como la arcobaleno del cielo-le contesto—. Por cierto, de ahora en adelante cualquiera que no considere alguien importante deberá llamarme por mi apellido hasta tú medio hermano-le dijo Tsuna mientras se separaba del tembloroso castaño.

Estaba a punto de reclamar, quería gritarle mil cosas a su medio hermano, pero al parecer el tiempo y las situaciones no estaban a su favor. Por que los que debían ser sus guardianes terminaron apuntándole con sus armas, Yamamoto tenía la punta de la espada contra su yugular, Mukuro tenía su tridente presionado en la parte blanda de su estómago, Hibari tenía las tonfas a la altura de su cara. Los otros le apuntaban en alguna parte blanda de su cuerpo que fácilmente al ser golpeada o perforada por un objeto punzante podría causarle la muerte instantánea o algún derrame masivo, no estaría a salvo y eso estaba más que claro al sentir su piel siendo rozada por metal, al sentir el olor de la dinamita. Estaba aprendiendo a respetar.

Él  cielo se tiñe de dolor(En edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora