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la perra iba a ser no solo la compañía de las tres durante esos meses sino también su guardiana fiel en cuanto pasara ese primer momento de sorpresa y nostalgia.

   -¡A comer! – llamo Alicia desde la cocina.

          Rápidamente la familia entera rodeó la mesa y Daniel propuso un brindis:

-Porque este regreso a Buenos Aires sea el comienzo de una vida distinta pero hermosa para todos.

          Chocaron las copas. Alicia lo miró y le sonrió con complicidad. Carolina levantó el pulgar en señal de triunfo y Jimena acarició el pelo de Natalia. Todos esperaban que el buen deseo fuera de verdad un presagio, pero costaba articular palabras.

          Jimena fue la que hizo el primer comentario:

   -¿Alguien vio a los vecinos de al lado, los de la casa que está para el lado de Curapaligüe? Me pareció que nos espiaban detrás de la ventana. Parecen un matrimonio mayor medio raro. En lugar de salir, o de presentarse, o de quedarse adentro sin hacer nada y esperar la oportunidad de conocernos, estaban detrás de la ventana mirando con disimulo.

   -Sí, yo los vi... Bueno, en realidad, yo también estuve espiándolos –se entusiasmó Carolina-. A lo mejor no son un matrimonio. Me hacer acordar a los hermanos de "Casa tomada"... Seguro que ella se la pasa tejiendo y él coleccionando estampillas y oyen ruidos en el fondo... ¡Qué lindo para escribir un cuento!

   -Claro, pero vas a tener que inventar otra historia: con esa te ganó Cortázar –la desilusionó Jimena.

          

Heredera de un secreto. -Elisa Roldán-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora