algunas luces. Natalia, en cambio, se había sentado en el primero de los escalones de la entrada.
-Vamos, Nati, entremos que ya esta tarde.
Cristal salió recibirlas con alegría. Advirtieron, entonces, que para la perra también la compañía de ellas era consoladora.
Jimena cerró la puerta con llave y controló que todas las persianas estuvieran trabadas. Acompañó a Natalia hasta la salia que sus padres habían acondicionado como comedor diario.
-¿Te enciendo la tele?
-Me da igual - contestó Natalia.
-Entonces, la encendio - Jimena vio cómo Natalia quedaba con la mirada perdida en la pantalla de televisión. Tenía los ojos vidriosos y estaba pálida-. ¿Qué comemos, Caro?... ¡Carolina! - Pero Carlina no contestaba. Jimena la llamó varias veces hasta que por fin la vio aparecer desde el jardín, por el amplio corredor.
-Lo que hay en la heladera. Mamá dejó la comida para un regimiento...
-¿Dónde estabas?- preguntó Jimena.
- En el baño, ¿por?
-Me pareció que habías subido las escaleras...- concluyó Jimena.
Ninguna de las tres tenía ganas de comer, aunque por diferente razones. El calor, la despedida, la incertidumbre por la nueva vida para algunas y la ancieda
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Heredera de un secreto. -Elisa Roldán-
Novela JuvenilUn matrimonio y sus tres hijas se instalan en la antigua casona que acaban de heredar en el barrio de Flores (Buenos Aires, Argentina). Cuando los padres viajan a Ushuaia, empiezan a suceder cosas extrañas y Carolina, la más imaginativa de las herma...