Página 9.

1.3K 13 0
                                    

el tallado delicado de los bordes y la tapa curvada y fragmentada en innumerables varillas. Intentó abrirlo. Imposible. Quiso levantar la tapa: estaba cerrada con llave. Ya se ocuparía de encontrarla y de revolver adentro hasta descifrar cada uno de los secretos que escondía.

         Mientras acercaba su cama al escritorio para usar la lámpara de modo de velador volvió a oír leves ruidos. Lejos de asustarse, su imaginación empezó a desplegar una y otra historia posible. Esta sensación de vivir en un mundo de ficción no la asombraba: muchas veces le había sucedido pero esta vez era diferente..., le parecía que no estaba inventado sino que las historias venían a ella como recuerdos, como circunstancias realmente vividas.

         Casi mecánicamente se desvistió pero, antes de acostarse, reviso los libros polvorientos de la biblioteca: algunos de derecho le hicieron deducir que el desconocido tío Rafael debió haber sido abogado; otros de literatura le hicieron suponer que era un buen lector. Poso sus dedos por los lomos y se detuvo en uno: Edgar Allan Poe, Obras completas. Sin duda, era la lectura ideal para una noche como esa. No dudo: con un leve soplido despejo el polvo, se acostó con el libro entre las manos y, a la luz de la lampara, espero que las historias la llevaran al sueño.

----------

La luz de la mañana se colaba por las persianas. Jimena apago el despertador, remoloneó 

Heredera de un secreto. -Elisa Roldán-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora