Capítulo 4: ¿La escalera del cielo?

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El mismo día en la avenida principal, media hora antes.

La ciudad nunca ha sido lo mio. Todo era más fácil en el orfanato, no tenía que moverme,no tenía que relacionarme con gente que no quería, podía dormir todo el dia y lo más importante, estaba junto con las personas a las que más quería.

Pero ya no podía volver allí. Ya nadie podía volver allí. Habian derrumbado ese lugar 5 años atrás, justo después de aquel incidente que nos cambió la vida a todos.

Por lo que en ese momento, sin un lugar al cual llamar hogar, vagueaba sin propósito en uno de los lugares más concurridos de la ciudad. Hasta que de pronto algo me bajo de mi nube.

Una cara conocida, una cara cuyos ojos no deberían haberme visto nunca más desde lo que pasó hace 5 años. Vi como de pronto su cuerpo entero se llenaba de miedo, como sus ojos soltaban lágrimas, y antes de que yo pudiera reaccionar él empezó a correr.

Oh no, esto es malo.

Cuando estaba a punto de echarme a correr en su búsqueda, un chico me empujó y casi me descoloca el hombro, me giré para gritarle alguna porquería, pero ví como de pronto había parado en seco cerca de un señor que vendía el periódico. ¿Qué demonios? Eso me preguntaba mentalmente hasta que me di cuenta de cual era la causa de que se haya detenido tan súbitamente. Él miraba a un chico que estaba comprando el periódico.

Jungkook.

Mierda.

¿Cómo rayos había llegado a este tipo de situación tan complicada? No tenía tiempo para preguntarme eso, así que decidí solucionar una parte del lío en el que Dios o lo que sea que fuese me había metido, debía buscar a la persona que se había puesto a correr a penas verme hace un minuto.

Lo busqué mientras me movía hábilmente entre las personas, pues no quería arrancarle un brazo a nadie como casi habia hecho ese maldito bastardo conmigo, y finalmente ví como entraba en un gran edificio de departamentos.

Lo seguí y paré un momento frente a la puerta de aquel edificio, intenté calmar mi respiración y cuando creí haberlo logrado, abrí la puerta.

Al entrar, lo primero que vi fue una escalera que trepaba por las paredes de una habitación circular, pequeña pero muy alta y oí el ruido de unas pisadas que hacían eco en aquel espacio. Miré hacia arriba en busca de la fuente del sonido, pero la luz que entraba por el ventanal que habia en el techo me cegó por unos segundos. Me recuperé rapidamente y ví una sombra que subía aquellas escaleras.

Entonces grité tan fuerte como mis cuerdas vocales me lo permitían:

- JUNG HOSEOK, PARA EN ESTE PUTO INSTANTE.

De pronto la sombra paró junto con su dueño, quien después de unos instantes miró hacia abajo. Entonces pude ver su rostro que seguía consumido por el miedo y, es probable que la luz que lo rodeaba suavemente me haya jugado una mala broma, porque juro que por un momento, pensé que era un ángel.

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