Capítulo 5: La puerta roja

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Ángel o no, sabía que tenía que tranquilizarlo. Pensé unos instantes en que debía decirle, ya que no podía simplemente soltar algún discurso típico, Hoseok ya había escuchado una cantidad ridícula de ellos por parte de sus psicólogos. Pero antes de que pudiera formular una oración en mi cabeza, él me habló con voz temblorosa:

- Yoongi... tu me borraste la memoria aquel día... ¿Verdad?

5 años antes, orfanato.

Después de escuchar como entraba mucha gente de forma violenta, me levanté rápidamente de mi cama ¿En que mierda se había metido Namjoon esta vez? Ya habían llegado pandillas violentamente antes, pero esta fue la primera vez que consideré que debería levantarme e ir a echar un vistazo.

Cuando llegué al pasillo, se escuchó un disparo y seguido a eso los pasos de unas 10 personas que corrían en dirección a la salida.

Nosotros no teníamos pistolas.

Al pensar en esto, toda la sangre se me fue a las piernas, corrí lo más rápido que pude ¿Cuál era la necesidad de que este lugar fuera tan grande? ¡Sólo somos 5 personas!

Busqué en todas las habitaciones del primer piso, no había nadie. Luego busqué en el segundo piso y ví que había una puerta cerrada. Corrí hasta ella como si mi vida dependiera de ello.

Al abrir la puerta violentamente ví a Hoseok y a Jungkook que estaban sentados con las espalda apoyada en la pared, los cuales ni siquiera me miraron cuando yo suspiré aliviado. Ahora sólo faltaba Namjoon y Jimin.

Cuando estaba por girarme y ponerme a correr por los pasillos de nuevo, me fijé bien en las expresiones de los rostros de los chicos, parecía que toda la sangre que transcurría por ellos se hubiera desvanecido y sus pupilas no se movían de un punto de la pared del otro lado de la habitación, en donde había una puerta abierta.

Y un gran charco de sangre.

- Yoongi... lo maté - Era la voz de Hoseok, la cual me despertó de aquel paronama en la puerta que parecía sacado de una pesadilla - Pensé que era alguien de la pandilla... pero sólo
era...

Me giré a mirarlos bien, Hoseok estaba temblando con un arma sin balas en la mano, Jungkook... él lucía como si estuviera muerto, pero podía ver su pecho elevándose cada par de segundos.

Volví a mirar a la puerta en donde transcurría el charco de sangre, estuve a punto de tirarme al piso y simplemente llorar, pero inmediatamente me dí cuenta de lo estúpido que sería eso en esta situación.

Entonces con los ojos llorosos, recurrí a hacer lo que Namjoon me había pedido que hiciera si algún día llegaba este tipo de situación.

Saqué mi reloj del bolsillo de mi pantalón, el cuál era el único recuerdo que tenía de antes de llegar al orfanato y me agaché para estar a la misma altura de Hoseok.

-Hoseok, cálmate y mírame a los ojos - Le dije con la voz más tranquila que pude lograr en ese momento.

Hoseok confiaba mucho en mi, ya habíamos hecho esto decenas de veces antes, por lo que instantáneamente su temblor se volvió más suave y me miró a los ojos. Entonces empecé a mover el reloj en frente de su rostro.

- Hoseok, tus párpados se están volviendo pesados y tu respiración se vuelve tranquila y constante - Él cerró los ojos y lentamente su pecho normalizaba el ritmo.

Hoseok ha intentado suicidarse demasiadas veces en su vida, por ello es que acabó en este lugar, nadie era capaz de aguantarlo. Sus psicólogos no sabían que hacer con él y sus psiquiatras seguían recetandole medicamentos que no se tomaba.

Al llegar aquí, unos 5 atrás, él era una bola de depresión, poco a poco, después de que todos le ayudáramos, yo por mi parte con hipnoterapia, se fue soltando y se convirtió en el que nos alegraba el día a todos. Sin embargo, de vez en cuando, volvían sus días de depresión y debíamos cuidarlo lo más que podiamos.

Por esto, no podía dejar que recordara lo que acaba de hacer, si la pistola hubiera tenido más de una bala sin duda se hubiera suicidado ahí mismo.

Entonces, cuando me percaté de que el ya se había dormido, proseguí:

- Hoseok, cuando te despiertes mañana al amanecer, serás un estudiante de pedagogía, te irás a vivir a la ciudad y no recordarás nada que tenga ver con el orfanato.

No sabía lo que hacía, nunca había hecho ese tipo de hipnosis, de hecho, ni siquiera creía en que funcionarán realmente. Siempre ocupé la hipnosis para ayudar a los otros chicos del orfanato, como un medio para que se conocieran más a si mismos y tuvieran una visión más clara de sus pensamientos. Nunca intenté usarla para otros fines, pero allí estaba, impulsado por la desesperación, intentando borrarle la memoria a una persona y haciéndole creer que era alguien que no era.

No sabía si funcionaría, pero si funcionaba, sabía que no podría borrarle la memoria para siempre, mi sentido común me decía que tarde o temprano le volvería la memoria. Por lo que, debía poner un límite.

- Hoseok, no recordarás nada de todo esto, hasta que..

Entonces se me quebró la voz, ¿Cómo se supone que podría hacerlo sin inmutarme? Una de las personas que más quería no me recordaría si las cosas iban como se esperaban.

¿Va a olvidar esa vez en que todos lo sorprendimos en su cumpleaños? ¿Va a olvidar cuando bebimos más de la cuenta y todos terminamos acurrucados los unos al lado de los otros?

Claro que sí Min Yoongi, esa era la idea. Entonces recobré la voz y terminé la oración:

- Hasta que me vuelvas a ver.

Sentía como mi garganta ardía, como las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Miré a aquel cuerpo tendido junto a la puerta teñida de rojo, y entonces si empecé a llorar con ganas. Gritaba y golpeaba el piso, con la intención de que mi roto corazón pudiera liberar un poco de sufrimiento. Mientras, Jungkook seguía sin reaccionar y Hoseok seguía durmiendo plácidamente.

Y, es probable que hayan sido imaginaciones, pero por el rabillo del ojo, pude ver como bajaba una lágrima por la mejilla de Hoseok.

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