1. El despertar

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Hola!!

Como ya algunas personas saben, escribí una novela romántica yaoi-slash, y tuve la suerte de que me la publicaran. Y aquí os la dejo. 

Los personajes pertenecen a su autora original, o sea, Laura Naranjo (Yo ^^). 


El despertar

(Marcus)

Me sentía extraño, como si sobre el pecho tuviera una pesada viga de hierro. Parecía estar tumbado encima de una superficie fría, dura y plana que tanteé con las manos. El olor a humedad, moho, y lo que deduje sería orina; invadió mis fosas nasales haciéndome arrugar la nariz. Escuchaba a lo lejos el incesante goteo de alguna fuga de agua y me obligué a abrir los ojos para poder ubicarme por fin.

Al despegar los párpados; entre la tenue luz de la luna que se colaba por la raída persiana de una ventana, contemplé las diminutas virutas de polvo suspendidas en el aire, con tal nitidez, que me resultó sorprendente no llevar puestas las gafas.

Por alguna razón, continué tumbado. Mirando aquel desconocido techo sucio, viejo y lleno de manchas de colores diversos. Hasta que noté algo raro en la boca. Me llevé una de las manos a los dientes y sin ninguna dificultad, me quité el aparato dental. Al mirarlo me di cuenta de que eran un amasijo de hierros destrozados. Ni le di importancia, porque sentí otra cosa aún más incómoda. Lancé lo que quedaba de mis viejos brackets a algún lugar y me llevé los dedos al fondo de la lengua, sentándome en el proceso. Creía que de un momento a otro vomitaría, pero conseguí agarrar aquel objeto ajeno y tirar de él.

Cuando lo tuve en la palma de mi mano, lo contemplé sorprendido: era una flor, de un blanco lechoso y forma alargada. Quise examinarla con mayor detenimiento, intentando descifrar por qué razón estaba en el interior de mi boca, pero el eco de unas pisadas me hicieron olvidarme por completo de la flor.

Me puse en pie instantáneamente; en estado de alerta, al darme cuenta de que los pasos parecían acercarse a mí, así que agudicé el oído todo lo que pude. Eran singulares. Inseguros y lentos a intervalos. Como alguien que estuviera perdido y no supiera donde se encontraba. O alguien que estuviera buscando algo. Algo así como yo.

Examiné mi alrededor. Aparte de la evidente suciedad y abandono, el sitio estaba vacío. Era una habitación sin muebles. La ventana estaba cerrada a cal y canto, y la persiana amarillenta parecía a punto de romperse al más leve contacto. No había nada que yo pudiera coger y usar como arma para defenderme. Solo un cochambroso ventilador atornillado al techo.

Maldije la situación mentalmente una y otra vez sopesando mis posibilidades. No tenía sitio alguno en donde esconderme. Salir por el marco que en viejos tiempos seguro rodeó una puerta, implicaba encontrarme con el dueño de las pisadas. Y romper la ventana crearía demasiado escándalo. Estaba perdido. No me quedaba otra y me puse de espaldas a la pared, junto a la entrada, para pillar desprevenido a quien apareciese.

Pero me quedé paralizado. Una especie de animal cruzó el umbral ante mis pasmados ojos. Medía al menos dos metros de altura y andaba erguido, con las dos patas traseras. Era una mata de pelo de color plateado, sobretodo abundante por la zona de la nuca y se le extendía hacia el lomo. Sus ojos eran de un naranja vivo, similar a las llamas de una hoguera; y enormes colmillos le sobresalían a ambos lados del hocico que parecía otear el aire en busca de algo... o de alguien.

Contener la respiración no me supuso ningún problema, pero la criatura fijó sus ojos en mí a los pocos segundos de haber entrado. Soltó el pesado aliento por la nariz, que era tan oscura como la piel de una berenjena, e incluso parecía ser similar al tacto. Estiró el cuello en mi dirección, mientras continuaba aspirando y espirando el oxígeno con rapidez. Tenía unas garras impresionantes, con negras y afiladas uñas. Ambas suspendidas en el aire. El monstruo entero se me echaba encima.

Colmillos de Plata (Slash//Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora