Capítulo 4.

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Llego a casa, tras este día tan extraño y me encuentro una nota de mi madre que dice:
"Sara, he ido al centro comercial del pueblo de al lado con mis amigas, tienes la comida en el microondas, vendré por la noche."
Mi madre no iba a estar en casa en todo lo que quedaba de día. ¿Puede la vida sonreírme más?
Me espera un buen maratón de skins.
Abro el microondas y me encuentro un plato de coles de Bruselas con huevo cocido. ¿Qué mierda de comida es esta?
Media hora después está el repartidor de pizza llamando a mi puerta para recibir su dinero por las pizzas barbacoa y carbonara que había encargado.
Menos mal que tengo dinero de emergencias.
Me siento en el sofá, y me pongo a ver mi serie favorita, pero sin darme cuenta, ha pasado medio capítulo y yo me encontraba pensando en lo extraño que ha sido mi día en todos los aspectos.
¿De verdad se me nota que Hayes me gusta? Espera, ¿Hayes me gusta? No lo sé ni yo. Y la verdad espero que no, porque no quiero volver a mis épocas de obsesión. Lo tenía todo muy enterrado, pero es porque no lo volví a ver desde que se fue, entonces no estoy segura si de verdad conseguí olvidar todo lo que sentía por él, o si simplemente decidí ignorar mis sentimientos.
Pero bueno, en el caso hipotético de que Hayes me gustara, es imposible que esta chica pueda verlo tan rápidamente, sólo llevábamos dos horas de instituto en nuestro primer día de clase cuando vino a hablarme.
Alguien ha tenido que meterle en la cabeza que Hayes me gusta. Pero, ¿quién? Es que es imposible en tan poco tiempo.
Es todo por el estúpido paseíto en moto. No pienso volver a subirme a ese vehículo, lo carga el diablo.
Decido despejar mi mente viendo skins, pero en mitad de la tarde, cuando ya iba a acabarme la temporada, sonó el timbre.
Fui a abrir, y la sorpresa fue grotesca.
-¿Ashley? - ¿qué?
- ¡Hola! Es que pasaba por aquí y dije yo, voy a saludar a mi amiga Sara. - ¿Amiga? ¿Qué habla?
- Ah, em, pasa pasa.
Nos dirigimos al salón y nos sentamos.
-¿Puedo hacerte una pregunta? - le digo.
-Claro, dime.
-¿Cómo sabes donde vivo? - Ah, y explícame, ¿qué coño haces en mi casa si nos conocemos de hace unas horas?
-Ah, le pregunté a Hayes, que me dijo que era tu vecino y me indicó como llegar. ¿Estás sola?
-Ah vale - le sonrío - Sí, mi madre ha salido.
- ¿Y tu padre? - Está pisando terreno minado.
- Mi padre murió hace años.
- Oh, lo siento mucho, qué entrometida soy Dios...

La verdad es que un poco sí.
- No pasa nada, y dime, ¿qué querías?
- Ya te lo he dicho, sólo quería saludarte.
-Ah, pues, hola. - Ella se ríe escandalosamente.
- Bueno, y, ¿qué me cuentas de ti?
- No sé, ¿qué quieres saber?
-¿Cuántos novios has tenido?

Qué pesadilla con los novios. A esta qué más le dará cuantos novios he tenido o he dejado de tener. Si ni siquiera he dado mi primer beso...
-¿Por qué quieres saber eso?
- No sé, por hablar de algo.
- Pues no he tenido ningún novio, de momento.
- ¿Ni Hayes?

¿Qué? ¿Qué pinta Hayes en esta conversación?
-No... Ni Hayes. ¿Por qué me preguntas por él?
- No por nada, es que quería saber cosas sobre ti, porque podríamos ser buenas amigas, ¿no crees?
-Em, sí, supongo. - No me fío de ella ni un pelo.
- Y bueno, ¿qué estabas haciendo?
- Estaba viendo mi serie favorita, se llama skins.
- ¡También es la mía! Voy en la tercera temporada.
- Yo en la séptima.
- Vaya, qué adelantada.
- Ya ves. Y, ¿cuál es tu generación favorita, si puede saberse?
- ¿Generación? Ah, sí, em, la cuarta es mi favorita.

¿Qué cuarta? ¿Qué dice? Si sólo hay tres, lol.
- Sólo hay tres
- Ah, la tercera quería decir.
- ¿Pero no vas en la tercera temporada?
-Sí, ¿y?
- Es que la tercera temporada es aún de la segunda generación.
- Ah, bueno, me he confundido.
- Y, ¿cuál es tu personaje favorito?
- No sé escoger solo uno.
- Tú no has visto skins en tu vida, ¿verdad? - le pregunto casi riéndome
-No... Es que quería caerte bien y así tener cosas en común.
- Pero no pasa nada si no tenemos nada en común. No hace falta que inventes, ya me caes bien. - Mentira. La tengo a prueba, mis prejuicios me pueden.
-¡Genial! - Y me abraza.

Cuando por fin consigo que se vaya, me pongo a pensar en los pros y contras que tendría mi relación con Ashley.
A parte de convertirme en popular, o al menos semipopular, podríamos llegarnos a llevar bien de verdad, y no estaría mal tener una amiga por una vez.
Por otra parte, veo casi imposible que Ashley pueda tener el mínimo interés en tener algún tipo de relación conmigo, sin obtener nada a cambio.
Y luego está su queridísimo grupo de arpías, como he decidido apodar, en el que, sin duda alguna, Kimberlly no aceptaría que yo entrara. Y tampoco es que esté yo muy interesada en hacerlo.
Ya tengo enemigos el primer día de curso. ¿Qué me pasa? Normalmente llegaba y me automarginaba para evitar los comentarios de Brad y así iban pasando los cursos. Ha sido la mejor táctica durante toda mi vida, y ahora no sirve de nada. ¿Por qué la gente ha mostrado tanto interés en mi?
Con todo el rollo de Ashley, se me había olvidado por completo deshacerme de las cajas de pizza, y decidí subir a mi habitación. De repente escucho las llaves en la puerta, y me doy cuenta de que es mi madre, y me acuerdo de las cajas. Corro escaleras abajo en busca de esconderlas, pero ya es demasiado tarde, mi madre está inspeccionando la sala, y yo no tengo escapatoria.
-¿Qué es esto, Sara?
- Pizza - digo con algo de miedo.
-¡OH! ¿¡ NO ME DIGAS!? ¡QUÉ SORPRESA!
-¿Qué? - Mi madre ha enloquecido.
- Sara, tienes terminantemente prohibido comer esas cosas. ¿Por qué crees que esta mañana te enseñé las tostadas con nutella? Para que sepas que eso no puedes comerlo. Que es un plato prohibido. ¿Quieres dejar de ser una foca? Pues hazme caso por una vez en tu vida, y come lo que te dejo en el microondas. Y no llores. Que eso me enfada aún más.

No me había dado cuenta de cómo las lágrimas resbalaban por mis mejillas mientras mi madre me decía esas duras palabras. Por una vez en mi vida, no voy a asentir y asumir.
-Mamá, ¿por qué si los demás pueden yo no? ¿Y si a mí me gusta mi cuerpo así y no quiero cambiarlo? ¿No te das cuenta de que lo único que consigues es hacerme daño? JODER MAMÁ, ¿NO LO ENTIENDES? - Ya sé que estoy mintiendo en lo de que me gusta mi cuerpo, pero ya no puedo más.
-Sara, ¿no ves que lo hago por tu bien? ¿No ves que si sigues así dentro de un par de años no podrás ni levantarte de la cama? Tienes que ser constante con la dieta o no te hará efecto.
-¿POR MI BIEN? VENGA MAMÁ, LO ÚNICO QUE TE IMPORTA ERES TÚ Y TUS QUERIDAS AMIGAS CON LAS QUE VAS HASTA EL FIN DEL MUNDO. Y ADEMÁS, VIVO EN UNA DIETA PERMANENTE, Y, ¿TÚ VES CAMBIOS EN MI CUERPO? PORQUE YO NO.

Corro escaleras arriba y me encierro en el baño. Oigo a mi madre gritarme algo, pero no consigo escuchar bien qué me dice. Me siento en la tapa del váter y comienzo a llorar más fuertemente. Las palabras de mi madre, hacen que me sienta aún peor siempre, pero hoy ha llegado a puntos extremos. Joder, han sido dos pizzas. Dos putas pizzas.
Ya no las quiero dentro de mi. Por culpa de mi madre, se me pasa una idea loca por la cabeza, nunca lo he hecho antes, pero probablemente haga que me sienta mejor. Casi sin pensarlo, ya me encuentro de rodillas, agarrada a la taza del váter con mis dedos en la garganta.

Hola holaaaa
¿Qué tal estáis?
Aquí os dejo el capítulo cuatro. Se pone interesante eeeh.
Venga un beso
Bye.
Tw: @groovyhayesx

Saved by Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora