Capítulo 5.

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No debería haber hecho eso, y lo sé. No sé por qué se me ha pasado por la cabeza, es la mayor estupidez que he cometido en toda mi vida. Supera a la declaración a Hayes.
Lo peor de todo no es lo que acabo de hacer, lo peor de todo es que ahora me siento bien, sin esas pizzas en mi interior. Me siento en paz. Tranquila. Relajada. Ahora mi madre ya no puede juzgarme ni reñirme por haber comido algo que no debo, porque ya no está en mi estómago.
Tras eso, me había metido en la bañera para evadirme un poco de todo, pero ya me estaba arrugando cual uva pasa, y tenía que salir.
Me puse el pijama y me metí en cama con esa extraña sensación de paz que nunca había sentido.
Suena el despertador otra mañana más, pero esta vez me levanto a la primera, no como ayer.
Me visto, me arreglo un poco y salgo por la puerta de casa sin decir nada ni pegar bocado.
Hoy voy a ir caminando al instituto, pues necesito despejarme y caminar al aire libre.
Mientras camino, el hambre me acecha, y necesito parar a comprar algo de comer, pero en realidad no quiero.
La necesidad me puede y entro en una frutería y me compro dos manzanas.
Cuando llego al instituto, me meto en el baño y me pongo a comerlas, pues allí nadie me verá comiendo ni me juzgará por ello.
Cuando ya estaba terminando, alguien entra en el baño y escucho parte de lo que hablan. Son Ashley y Kimberlly.

-¿Y qué se supone que debo hacer? No tengo forma posible de acercarme a el, y menos si hay alguien de por medio. - Dice Kimberlly
- ¿Qué alguien puede haber? ¿Lo dices por Sara?
- Claro, ¿ Por quién iba a ser si no?
- Kim, Sara está fuera de juego, nosotras estamos en una liga diferente, ella no tiene opciones. - ya decía yo que Ashley no era de fiar.
-Tienes razón Ash, es verdad, qué tonta. Bueno, y ¿qué hago? - sí hija sí, tonta eres un rato.
-Para empezar, él va a meterse en el equipo de fútbol, y tú eres animadora, así que, ahí ya tienes una excusa cutre para poder hablarle.
-Vale, genial, gracias, te super amor bebé. - Qué asco.
- Y yo cielo

Cuando por fin se largan del baño, espero cinco minutos y salgo yo.
¿Por qué creen que soy un obstáculo en su relación con Hayes? Vamos por favor, él nunca se fijaría en mi, y todo el mundo lo sabe.
Y lo mejor de todo, ¿saben si Hayes muestra un mínimo interés por ella?
Es que yo me descojono. No sé como en dos días de clase he conseguido enemigos sin ni siquiera intentarlo.
Normalmente paso desapercibida siempre.
Al salir del baño, me dirijo a mi taquilla, y allí me encuentro lo peor, aun que la situación en el fondo me parece cómica.
Allí están, Kimberlly y Hayes, hablando, delante de mi taquilla. ¿Por qué están ahí? Sus taquillas no son aquí, ni están cerca de la mía.
Me acerco a la pareja y Hayes me saluda con una gran sonrisa. Ay, mi corazón.
-¡Hola Sara! Hoy no te he visto por la mañana
-Es que he salido un poco más temprano de casa.
-Ah vale - y suelta una risilla.
-¿Os podéis apartar? Quiero cojer mis libros de mi taquilla - les pido, y señalo mi taquilla.
-Claro - me dice Kimberlly con una sonrisa asquerosa.

Se apartan y ella continúa hablándole y sacándole temas de conversación, y sin querer, se me escapa una risita al ver la cara de *matadme* que está poniendo Hayes, y él se da cuenta de por qué me río y sonríe.
Kimberlly se gira y me dice:
-¿Qué te hace tanta gracia? ¿Eh?
-Nada, nada.
-No no, dímelo. ¿O es que no te atreves, gordita? - Me dice Kimberlly con la mayor maldad posible.
Cuando iba a responder, para mi sorpresa, Hayes interviene por mi:
-Perdona Kim, ¿Puedes repetir lo que le has llamado? No te he escuchado bien. - No. No. No. Kim, cállate.
- Em, naaaada, cosas de amigas.
- Yo no soy tu amiga - digo de repente.
- No no, dime Kimberlly, ¿o es que no te atreves? - dice Hayes imitándola a ella. Dios. Lo amo.
- ¿Perdona Hayes? A mí no me hables así. - dice ella.
- Y tú no le hables así a mi amiga, que no eres nadie para juzgar a nadie. No te creas que por ir de diva y creerte la mejor del mundo, lo eres en verdad, porque lo único que dejas ver de ti es lo facilona que eres y el poco seso que tienes ahí metido. - le da dos golpecitos en la cabeza- Y, ¿quieres saber por qué se reía Sara? De la cara de *matadme* que yo tenía al estar escuchándote. - Y sin más, agarra mi mano y nos vamos por el pasillo los dos juntos.

¿QUÉ COÑO ACABA DE PASAR? ESTOY EN SHOCK TOTAL.
Hayes no suelta mi mano y eso me encanta, pero ya estamos saliendo del instituto con tanto paseo y no ha dicho palabra.
-Hayes, quería darte las gracias por todo eso que acabas de hacer por mí, nadie lo había hecho antes y, dios, no sé, muchísimas gracias.
-No tienes que agradecerme nada Sara, nada, solo he hecho lo que creía correcto. Nadie puede juzgarte ni insultarte. Nadie. ¿Me oyes? No voy a permitir que una estúpida como Kimberlly te haga sentir mal, o inferior a ella, porque le das mil vueltas a todo ese grupo de arpías junto. Te lo aseguro.- Dios es perfecto, joder. Segundo día de clase y ya está haciendo que los recuerdos de mi amor hacia el me atormenten, y no puedo permitir eso. No puedo volver a hacer el ridículo.
- Dios me he quedado sin palabras. Muchísimas gracias, por todo.
-Como vuelvas a agradecerme algo te llevaré en moto el resto de tu vida.
- NO POR DIOS, TODO MENOS ESO.
-Pues ya sabes.

Regresamos a clase, toca inglés, y Hayes se sienta justo detrás de mi. Cuando el profesor ya llevaba un rato de clase, decidí hacer una cosa de la que probablemente sus consecuencias me hiciesen arrepentirme. Arranqué un papelito de mi libreta y escribí "Gracias ❤" y estiré el brazo hacia atrás para que Hayes lo cogiese, y así lo hizo.
Al instante recibí un susurro al lado de mi oreja que decía: ¿Preparada para el paseo de mañana en moto?

Hola pequeñas polluelas. Aquí está el nuevo cap que tardé un poquillo más en escribirlo porque tenía exámenes etc.
Muchas gracias por leer y espero que os guste, un beso
Sara.
Tw: @groovyhayesx

Saved by Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora