Capítulo 10.

33 2 0
                                    

Me levanto por la mañana con pocas ansias de vida y me dirijo al cuarto de baño para darme una ducha antes de ir al instituto. Al salir me encuentro una nota de mi madre en la puerta de mi habitación que dice: "Me voy cuatro días de vacaciones con mi amigo, tienes dinero y comida para preparar en la cocina."

Sé que debería estar angustiada por la marcha de mi madre, pero lo que estoy es aliviada. Por fin sola.
Entro a mi habitación, me visto, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina a por algo para desayunar, y me decanto por tres galletas. Había decidido salir un poco temprano, pues quería ir andando, así que cojo mi mochila para irme, y justo cuando iba a hacerlo, alguien timbra a mi puerta. Cuando abro, casi me caigo de culo.
-¡Hola! ¿preparada? - SE ME HABÍA OLVIDADO POR COMPLETO QUE HAYES VENÍA A BUSCARME EN MOTO.
-Claro, pero, ¿no vienes un poco temprano?
-Sí, pero es porque tengo un plan para los dos.
-¿Un plan? ¿A qué te refieres?
-Sólo sube a la moto y ponte el casco, es una sorpresa.
-Odio las sorpresas.
-Lo sé, por eso lo hago, si no ya te hubiese dicho a dónde vamos.

Nos subimos a la moto y él arranca, pero a medida que avanzamos, va desviándose cada vez más hacia fuera de la ciudad.
-Hayes, ¿a dónde vamos?
-Calla y disfruta las vistas.

Y obedezco, pues a medida que nos vamos alejando de la ciudad, las vistas son cada vez más bonitas.
Cuando por fin llegamos al misterioso lugar, hay una manta extendida con frutas y tostadas con mermelada encima.
-¿Qué es todo esto?
-¡Nuestro desayuno! Vamos, siéntate.

Nos sentamos y el comienza a devorar su comida, pero yo no como nada, odio que me vean comer.
-Sara, ¿no vas a comer nada?
-No tengo hambre...
-¿Cómo no vas a tener hambre por Dios?
-Ya he desayunado en casa.
-Eso es imposible Sara, si he ido temprano para asegurarme de que no desayunabas, venga, ¿qué te pasa?
-Pues si he desayunado y no me pasa nada, Hayes, ya está.
-No, no está, joder, hago esto en forma de disculpa por las tonterías que dije el otro día, y no me lo estás poniendo nada fácil. No quiero que te enfades por esta tontería, si no quieres no comas, pero estoy seguro de que no has desayunado, y si lo has hecho han sido dos galletas como mucho.
-En realidad han sido tres...-digo en un susurro- lo siento Hayes, no era mi intención ofenderte, en serio, perdóname.
-No tengo nada que perdonar Sara, pero al menos cuéntame por qué no quieres comer nada.
-No es nada Hayes, simplemente me duele un poco el estómago.
-Has cambiado de excusa Sara. Si no quieres contármelo, me callo, pero en realidad sólo quiero ayudarte.

Como respuesta a eso, tomo una tostada y me la empiezo a comer bajo su atenta mirada, y luchando contra todos mis complejos. Lo estoy pasando realmente mal. Odio esto, así que me levanto y me voy corriendo sin rumbo, porque tampoco sé donde estamos.
-¿SARA? ¿QUÉ HACES? ¿A DÓNDE VAS?

Giro la cabeza un momento y veo como Hayes me está siguiendo, así que corro aún más deprisa, pero me tropiezo con una rama de un árbol y me caigo alto en peso. Me siento y veo que mis manos y rodillas están sangrando.
-MIERDA SARA, ¿POR QUÉ ESCAPABAS? ¿ESTÁS BIEN? JODER ESTÁS SANGRANDO, VEN CONMIGO.
-HAYES DÉJAME EN PAZ, ¿NO VES QUE QUIERO ESTAR SOLA?
-Sara no voy a dejarte sola, joder no estás bien, y no me voy a ir de aquí hasta que me cuentes que es lo que te pasa.
-¿Por qué te preocupas? Nadie lo hace...
-Yo si lo hago, y siempre lo haré.

De repente Hayes comienza a acercarse a mi lentamente y no aparta su vista de mis labios y yo sé que no hay cosa que más desee en este mundo que besarlo, pero el pensamiento de que va a besarme por pena me invade, y me aparto de el.
-Lo siento Sara, no... no sé que me ha pasado, perdóname.
-No tengo que perdonarte nada, tranquilo. ¿Puedes llevarme a casa?
-¿A casa? ¿Y el instituto?
-No, llévame a casa.

Nos subimos a su moto y cierro mis ojos todo el trayecto. Su olor invade mis fosas nasales y es algo que me encanta. Cuando ya llegamos, él me acompaña hasta la puerta.
-Sara, tengo que hablar contigo, y va a ser ahora, por que sé que si no lo hago ahora no lo haré nunca.
-Está bien, entra a casa.

Entramos a mi casa y nos sentamos en el sofá.
-¿Quieres tomar algo?
-No, no, siéntate por favor.

Me siento y el comienza a hablar.
-Sara, no quiero que me interrumpas hasta que acabe, por favor. Está bien, llevo unas semanas un poco raro, no duermo, no como, no me apetece salir, y lo único que me apetece es estar contigo, hablando, aun que sean diez minutos. Esto empezó el primer día de clase, cuando nos chocamos, ¿te acuerdas? Vaya sorpresa el volver a verte... Ocupas mis pensamientos el 90% del tiempo. Y me dueles, Sara, me dueles. Lo peor de todo esto, eres tú, Sara. Quiero decir, no sé qué te pasa, siempre estás decaída, sin ganas de nada, veo tus ojos hinchados de llorar todos los días, y no puedo ayudarte, porque tú no me dejas, y necesito hacerlo. Necesito verte bien para yo poder estar bien, ¿me entiendes?
Por último, necesito confesarte algo que lleva atormentándome años. No sé si te acordarás, pero yo no lo olvido, cuando me pediste salir en el baño de hombres, y te dije que tenía novia... No la tenía. Lo que si tenía era miedo. Miedo de el qué dirán, pues a mi me gustabas desde hacía muchísimo tiempo, joder, que nos conocemos desde la cuna, y bueno, que te dije que no, por... por tu aspecto físico. Y lo siento, lo siento de verdad, si pudiese regresar atrás en el tiempo...
-Hayes vete de mi casa.
-¿Qué?
-QUE TE LARGUES.
-Sara, joder, perdóname, me he sincerado contigo, perdóname.

Las lágrimas comienzan a resbalar por mis mejillas y ya no puedo más, así que corro escaleras arriba a medida que grito "NO ME SIGAS" y me encierro en el baño.
Escucho como se cierra la puerta de mi casa. No va ni a intentarlo, aun que tampoco iba a permitírselo.
Agarro una cuchilla de depilar y simplemente hago que el dolor externo sea más poderoso que el interno. Probablemente más tarde me arrepienta, puede que mi muñeca no merezca sufrir el dolor que yo siento, puede que estas heridas que me estoy haciendo no merezcan la pena, pero ahora mismo, no veo otra solución...


¡Hola! Dios, los pocos lectores que tengo, si es que aún queda alguno..., van a matarme, y siento la espera, pero no tenía nada de nada de inspiración. Prometo actualizar más temprano esta vez.
Bueno, me despido, y recordad dejad alguna estrellita o algún comentario si os ha gustado.
Un beso muy grande.

Sara.
twitter: @groovyhayesx

Saved by Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora