Parte 13: Al fin, el agua.

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Una vez repuesto, continuaron caminando, Meiko se debilitaba cada vez más, por lo que llegó un momento en que tuvo que ser cargada por Franky. Su hombro comenzaba a cristalizarse de tal forma que ya no podía mover su brazo, caminaron guiados por Chopper, quien al cabo de unos momentos sintió un aroma familiar.

- ¡Luffy! – dijo con alegría.

En efecto, el grupo de Luffy caminaba unos pasos más delante de ellos, se apresuraron en alcanzarles, llamando a su capitán.

- ¡oe! ¡Luffy! – gritó Zoro.

- ¡Zoro! ¿Qué hacen aquí? –

- buscamos el agua, parece que nuestros caminos se han juntado –

- shishishi Robin nos ha guiado, encontró unas piedras con dibujitos y nos ha traído por aquí –

- se llaman ruinas, Luffy... - le recordó Nami.

- Aaahhh da igual –

- Luffy... - suspiró la navegante derrotada.

- He estado siguiendo un aroma por aquí –

- ¿a qué te refieres doctor-san? – preguntó la arqueóloga.

- Es un aroma humano, pero tiene bastante tiempo –

- Puede ser de mi hermano... - contestó la chica – puede que nos guie a él –

- O al agua –

- ¡guíanos Chopper! –

- ¡sí! –

Todos siguieron al renito a través de las espesas plantas, muchas veces les pareció dar vueltas en círculos, mas de una vez encontraron ruinas que Robin inspeccionó cuidadosamente mientras Chopper atendía a Meiko, la cristalización estaba avanzando por su espalda, comenzando a tomar sus piernas. La chica aun podía hablar, le quedaba un brazo libre para indicar algunas cosas, tomaba las medicinas que el renito preparaba, pero no daban ningún resultado.

Caminaron hasta que hubo oscurecido, Franky hiso un "pequeño" campamento, en apenas unos minutos, después de todo, no le gustaba dejar las cosas imperfectas, dañaban su orgullo de arquitecto. Pasaron la noche en suspenso, ninguno concilió el sueño. Sanji le contó a Zoro su recuerdo, a lo que el peli verde se sintió irritado, ¿Cómo su tío podría traicionarlo? Se sintió impotente ante eso, solo supo abrazar a Sanji, lo más fuerte que pudo y quedarse a su lado.

Poco antes del alba, Meiko se despertó alterada, una voz, había escuchado la voz de su hermano. Miró en rededor del campamento y vio una silueta desvanecerse.

- ¡hermano! – trató de levantarse para alcanzarlo pero cayó inútilmente.

- ¡Meiko! ¿Estás bien? – Chopper se alarmó al escuchar la caída.

- alcanzadle... ¡alcanzad a mi hermano! – gritó.

- ¿por dónde se ha ido? – preguntó Luffy, Tomándola en brazos.

- por esos árboles... - señaló.

- ¡vamos! – gritó a lo cual todos los siguieron.

Corrieron en la dirección señalada, pero al adentrarse, cayeron en una especie de brecha en el suelo. Luffy hiso uso de su fruta para evitar que Meiko sufriera daños, todos los demás cayeron estruendosamente. Miraron el lugar, era húmedo, pero tenía unos pilares antiguos que los sostenían, muchas de las paredes tenían cristales, todo en ese lugar les indicaba peligro. Avanzaron hacia una luz, guiados por el sonido del agua goteando, al doblar una esquina, vieron como la cueva mostraba un gran lago, de un agua azul-violácea, los mismos cristales brillaban intensamente en aquel lugar.

- ¿Qué es este sitio? –

- Es el agua... ¡el agua de los deseos! – exclamó con alegría la chica.

- ¿Qué buscan aquí? –

Una voz retumbó en la extraña cueva, a sus espaldas una chica de cabello blanco les miraba. Vestía un hermoso vestido de seda blanca, coronada con cristales, sus ojos eran de un violeta intenso, del color del lago.

- ¿vienen por los deseos? – preguntó la chica.

- sí, hemos venido por los deseos. – le dijo Luffy.

- Bien, será uno por cada uno –

- ¡yo quiero que la aldea prospere! – dijo la chica desde la espalda de Luffy.

- Pero tu corazón no dice eso –

En cuanto dijo eso, el agua del lago comenzó a brillar, mostrando en los cristales distintos recuerdos de su hermano, en el lago se podía ver cuando su hermano llegó a la cueva, pidiéndole un deseo a la chica, él fue quien pidió la maldición, poco después volvió al lago, se sentó en la orilla y lloró largamente hasta caer, su cuerpo comenzó a cristalizarse, era el precio de su deseo.

- ¡hermano! – La chica lloró, contemplando que en el lugar donde estaba momentos antes su hermano solo había cristal – hermano... -

- Bien, pediré mi deseo primero – dijo Luffy – quisiera que nos dieras algo para que crezca comida en esa isla de invierno –

- ¿seguro que eso deseas? – La chica sonrió y los cristales volvieron a brillar, esta vez mostrando otro rostro muy familiar –

- ¡Ace! –

Luffy contempló varios momentos en que estuvo con Ace, su pecho dolía fuertemente, había tratado de olvidar ese sentimiento pero no podía, quería aceptar su muerte pero sabía que no sería capaz, una voz en su oído lo distrajo.

- Puedo revivirlo –

- Ace – susurró Luffy.

¿Qué hacer? ¿Revivir a su hermano, la persona que mas anhelaba en el mundo o salvar a los peluches de nieve? Solo tenía un deseo, solo uno, el otro desaparecería para siempre, no había otra oportunidad.

- yo deseo... -

Deseo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora