Raura/Auslly One Shots

Babysitting (Raura)

— Por favor, nena...

Escuché a mi novio quejarse por el aparato que sostenía contra mi oído.

— Ross, tú solito te metiste en eso.

— No sabía que cuidar de ella iba a ser tan difícil.

— ¡Ross Shor Lynch! Emily sólo tiene 5 años. Ya la has cuidado antes.

Ross estaba cuidando de Emily, su sobrina mientras Rydel y Ellington salían a cenar.

— Pero tú has estado conmigo.

Estaba apunto de contestarle cuando escuché una dulce voz a lo lejos.

— ¿Con quién hablas, tío Ross?

— Con mi novia, pequeña.

— Oh, ¿Puedo hablar con tía Laura?

Casi pude sentir la sonrisa malévola que se debía estar formando en los labios de mi querido Ross.

— ¿Tía Laura?

— Hola, Emily.

— ¡Hola! ¿Vas a venir a cuidarme con tío Ross?

¿Cómo podía decirle que no a esa vocecita llena de esperanza?

— Claro, nena. ¿Podrías pasarle el teléfono a tu tío?

— Si, te veo al ratito.

— ¿Y qué tal estuvo?

— Así que ahora usas a tu sobrina para que vaya. Muy astuto de tu parte, Lynch.

— Se que me amas.

Dejé salir un suspiro mientras pasaba una mano por mi cabello y me levantaba de mi cama.

— Tienes suerte de que lo haga.

— Lo sé.

Llegué media hora después de colgar el teléfono. Toque a la puerta y una sucia Emily abrió la puerta.

— ¡Tía Laura!

— Hola, nena. ¿Por qué estás tan sucia?

Entre a la sala y vi todos los juguetes de Emily tirados.

— Tío Ross intentó hacer la cena — Dejó escapar una tierna risita — No salió bien.

— ¿ Dónde está tu tío Ross?

— Está en la cocina.

Me dirigí a la cocina con Emily detrás de mí.

— ¡¿Pero qué pasó aquí?!

La cocina estaba hecha un desastre. Había manchas de comida por todos lados. Y Ross estaba igual de sucio que Emily.

— Creo que se nos olvidó ponerle la tapa a la licuadora.

Una tierna sonrisa adornaba los labios de mi rubio.

— Ross, Rydel te matará cuando vea como dejaste su cocina.

Con eso la sonrisa desapareció y no pude evitar soltar una pequeña risita.

— ¿Qué te parece, Emily, si mientras tío Ross limpia la cocina, te meto en tu tina para bañarte?

— ¡Sí! — gritó la pequeña rubia mientras la tomaba entre mis brazos.

La llevé al baño mientras escuchaba a mi novio quejarse en la cocina. Metí a la pequeña en su bañera con sus juguetes de baño.