Tras ese comentario, Jack cerró la puerta otra vez y desapareció tras ella. Cuando recuperé el aliento me encontré con la fija mirada de mi amiga.
- ¿Y eso de gatita?- pregunta haciendo gestos de gatita.
- No lo sé ni yo.
- Bueno cambiando de tema, ¿hoy fiesta no?- dice mirándome con una sonrisa.
- Ya sabes que no me gustan mucho las fiestas Jess- le digo con una mirada de reproche.
Y entonces el oso volvió a salir de la cueva.
- ¿A qué adolescente no le gusta la fiesta?- pregunta partiéndose de risa.
- Pues a mi, campeón.
- Eso es porque nunca has ido a una conmigo... gatita- esa última palabra causa en mi unos escalofríos increíbles, y además, me estaba mirando de una forma tan intensa...
Entonces Jess se hizo presente interrumpiendo el concurso de miradas.
- Perfecto, pues hoy vienes con nosotras y le demuestras que las fiestas estan hechas para ella.
- No creo que sea buena idea...- digo lanzando una mirada de advertencia a Jess.
- ¿Qué pasa gatita? ¿Tienes miedo del león?- pregunta arqueando las cejas.
- ¿Miedo de ti? ¡Ya quisieras!- digo mientras su sonrisa crece- ¿a qué hora nos vamos?
- ¡Bien! Prepárate, en una hora salimos.- dice Jess dando un saltito hacia su habitación.
Decido ir a hacer lo mismo que ella y voy a mi cuarto para arreglarme. Quiero estar increíble esta noche para poder demostrarle a Jack de lo que soy capaz. Revuelvo entre mi maleta en busca del vestido perfecto y lo encuentro. Se trata de un vestido de color rojo, que me queda bastante por encima de las rodillas y con un escote de palabra de honor, en el medio tiene un bonito lazo que acentúa mis caderas.
Salgo corriendo al baño y empiezo a pensar que hacer con el desastre que tengo por pelo. Decido hacerme una trenza de espiga que para mi sorpresa me sale bien a la primera. No soy de esas chicas que se echan kilos y kilos de maquillaje así que me decanto por un maquillaje claro. Un poco de sombra de ojos, un poco de gloss y me hago la raya para resaltar mis ojos.
Una vez pasada por chapa y pintura escucho voces fuera del baño. Es hora de salir. Abro la puerta.
Jess aún no ha salido de su cuarto. Pero Jack sí. Esta de espaldas a mí, sentado en el sofá. Creo que está escuchando música y por eso no se ha enterado de que he salido. Empiezo a caminar hacia el sofá y me siento en un sillón en frente a él. De repente levanta la vista y me ve, puedo apreciar como traga saliva de una manera forzada. Pero rapidamente recupera la compostura.
- Vaya, vaya... la gatita sabe arreglarse- dice con una sonrisa torcida.
- ¿Es todo lo que vas a decir?- pregunto cabreándome por momentos.
- La verdad es que...- comienza a decir pero Jess entra en la habitación y lo interrumpe.
- ¡Guau! Mel, ¡estas increíble! Espera... ¿soy yo o te han crecido las tetas?- perfecto, Jess tan directa como siempre.
- Jess...- le digo entre dientes arqueando las cejas hacia Jack- no creo que sea el momento...
- Oh, tranquila gatita, si quieres bajarte el vestido para mostrarlas haz como si yo no estuviera- dice guiñándome un ojo.
- Ni en un millón de años, campeón.- le digo con una sonrisa falsa.
- Dios que asco dais, parecéis un matrimonio- dice Jess riéndose.
- Bueno, ¿nos vamos ya?- digo cambiando de tema.
- Sí anda, yo conduzco Jess.- dice Jack
- Ni se te ocurra emborracharte entonces- dice Jess con una mirada de reproche.
- No lo haré mamá- dice Jack riendo entre dientes.
Jess suelta un soplido y yo voy detrás de ella para irnos a la fiesta. Detrás mío viene Jack. No lo he visto, pero lo sé.
- ¡Mierda! Se me han olvidado las llaves arriba, voy a por ellas, ¿me acompañas Melissa?- dice Jack. Asiento lentamente.
- ¡No tardéis que hace mucho frío cabrones!- nos grita Jess.
Estamos subiendo en ascensor cuando este se para en seco. Miro a Jack preocupada.
- No te preocupes, pasa todos los días, tardará unos cinco minutos en volver a funcionar. - dice él. Genial, cinco minutos con Jack.
- Respira gatita, en un momento salimos- dice con una sonrisa tranquilizadora.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué qué?- pregunta confuso.
- ¿Por qué me llamas gatita?
- Porque maúllas mucho pero no arañas- dice con una sonrisa.
- Pues no me gusta, que sepas que te voy a llamar campeón hasta que dejes de llamarme gatita.- digo con un puchero.
- Oh, pero hay una diferencia gatita, a mi me gusta mucho mi apodo, ¿sabes por qué?
- ¿Por qué?- pregunto con un hilillo de voz.
- Porque yo siempre gano, gatita, siempre gano.
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Espero que os haya gustado el capítulo ♡
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Amo odiarte
RomanceTras cumplir 18 años, Melissa solo piensa en coger sus maletas y trasladarse a Nueva York para vivir con su mejor amiga la vida neoyorquina que tanto desea. Todo parece de color rosa en la vida de Melissa hasta que su amiga, días antes del traslado...