Tengo la respiración entrecortada y él también. Nos estamos echando los alientos los unos a otros. Tan solo nos separan centímetros, y ahora mismo no me importaría que no nos separase nada. Como si me leyera el pensamiento, clava la mirada en mis labios. Y antes de que yo pueda reaccionar el ascensor se abre.
Automáticamente le da al botón para ir a la calle.
- Pero aun no has subido a por las llaves- digo extrañada.
- Da igual, Jess tiene las suyas.- dice con el tono de siempre. ¿Entonces para que subimos?, pensé.
Una vez abajo, Jess nos mira impaciente.
- ¿Tanto rato para ni siquiera coger la llave? ¿Entonces que habéis hecho?- pregunta confundida. Tras lo último noto como mis mejillas se tiñen a rojo.
- El puto ascensor que se paró de nuevo.- dice Jack.
Jess lo miró extrañada.
- Que raro, desde el año pasado no había vuelto a pararse- dijo ella. ¿Y entonces por qué Jack me dijo que se paraba muchas veces?
Continuamos el viaje y Jack no aportaba mucho a la conversación. Bueno, la verdad es que yo tampoco. Solo hablaba Jess que me contaba poco a poco todos los planes que tenía preparados para las dos. Yo asentía de vez
en cuando, pero tenía la cabeza en otra parte.
- ¿Mel? ¿Me escuchas?- dice Jess irritada.
Asiento con la cabeza.
- Pues yo creo que no, te acabo de decir que hemos llegado.
Pongo los ojos en blanco y mi mirada se cruza con la de Jack. Me esta mirando fijamente a través del retrovisor del coche, a saber cuanto tiempo me ha estado mirando con esa penetrante mirada.
- Bueno, te lo perdono porque hoy toca ¡fiesta!- dice Jess en un tono alegre, pero sé que en el fondo le ha dolido que no la escuchara.
Salimos del coche y nos encaminamos por la calle hacia la discoteca. Según Jess es la mejor de la zona, así que tendré que basarme en su criterio.
Tras pasar la puerta de la entrada se me inundan los oídos de música a todo volumen. Tan solo veo gente bebiendo, bailando y enrollándose. Quizás sea lo normal aquí, desde luego en Tenerife no.
- Estas en tu salsa , gatita, ¿verdad?- me susurra Jack al oído provocándome un escalofrío.
Tras ver que no contesto lo hace el por mi.
- Tranquila yo te ayudo a integrarte- dice con una sonrisa ladina- ¡dos chupitos aquí!
- Gracias pero no bebo, campeón.
- Sin mi no bebes, pero hoy estas conmigo y no saldrás de aquí sin al menos haber tomado una copa.- dice riéndose.
- Tomaré uno solo para que te calles- digo mientras me sonríe.
En cuanto me lo bebo aparece Jess sonriente.
- Ven Mel, tienes que conocer a mis amigos.
Me dejo arrastrar por Mel, dejando a Jack solo en la barra. Me lleva hasta la otra punta de la discoteca. Donde hay un montón de gente en un reservado.
- Vale, estos son Beth, Rose, David, Tiffany, Will y Peter. Esta es mi amiga Mel que se ha mudado aquí- me dijo Jess de carrerilla. Tan solo me quedé con el nombre de Peter ya que me estaba mirando como un viejo baboso.
Para mi gran suerte, Peter se acercó a mi.
- ¿Qué tal si bailamos?- me dijo sin apartar la vista de mi escote.
Antes de que pudiera responder Jess nos empujó a ambos a la pista de baile. Le lance una mirada fulminante pero ella me miraba como si tuviera que agradecérselo.
Comenzó a sonar la música y empezamos a bailar, con la mirada buscaba a Jack. Y entonces lo vi, estaba s¡sentado en la barra charlando con una chica. Su mano estaba apoyada en la rodilla de ella. Justo en ese instante echo un ojo a la sala y su mirada se detuvo en mi.
Por instinto comencé a pegar mi cuerpo al de Peter, y el lo interpretó mal. Poco a poco empezó a besarme el cuello e iba subiendo y bajando las manos por todo mi cuerpo, sin pudor alguno. Le susurré que se apartara pero no me hizo caso.
De repente se apartó bruscamente. Confundida miré a mi alrededor y vi que Jack estaba encima de él, dándole puñetazos a diestro y siniestro. Uno de ellos acertó en la nariz de Peter y empezó a sangrar.
- ¡Jack! ¡Para joder, lo vas a matar!- oí decir a Jess. Yo me había quedado en shock.
- ¿No sabes que un no es un no cabrón? ¿No lo sabes?- chillaba Jack fuera de sí.
- Perdón... Perdón... No me pegues por favor- digo Peter en un patético susurro.
- Jack, por favor para- dije volviendo en mi.
De repente Jack se quedó quieto, lentamente se fue girando. Tenía la mirada furiosa, como un animal. Debió ver el miedo en mi mirada y cambió de expresión.
- Jess, voy a llevar a Mel a casa, que te lleve alguno de esos grandes amigos tuyos- dijo fulminándola con la mirada.
Me tendió la mano y dudé en cogerla. Luego pensé que preferiría estar en cualquier otro sitio a allí, y no me iría nada mal descansar. Así que dejando atrás todo ese desastre nos fuimos al apartamento mientras Jack maldecía.
ESTÁS LEYENDO
Amo odiarte
RomanceTras cumplir 18 años, Melissa solo piensa en coger sus maletas y trasladarse a Nueva York para vivir con su mejor amiga la vida neoyorquina que tanto desea. Todo parece de color rosa en la vida de Melissa hasta que su amiga, días antes del traslado...