Noah estaba irritado por los consejos que le estaba dando el Sr. Robinson, él se dio cuenta que Alicia estaba pálida como si le había dado una noticia desagradable. Lucas se mostraba desesperado y triste. Algo ocultaban ambos.
–“Noah, te debes de marchar a más tardar mañana.” –dijo el anciano con un tono, entre demandante y súplica.
–“¿Disculpe?” –Noah arrugó la frente ante las palabras del hombre.
–“Si no lo haces, tu esposa caerá en una terrible enfermedad que puede morir. No creo que quieras que el pobre Teodoro quede sin su madre.” –esas palabras hicieron que todo el cuerpo de Noah temblara. No podía imaginarse a su esposa muriendo.
–“¿Por qué lo dice? Yo tengo asuntos pendientes.”
–“¡Oh, hombre! Dirás que quieres tener a Alicia entre tus brazos. Ahora vete, no vuelvas a ver a la joven, ella nunca será tuya. ¡Vete!” –dicho eso, el anciano dio media vuelta y se dirigió a una silla de madera que estaba a punto de quebrarse.
Después de que Alicia perdonase a su amado, ella se despidió de él con una leve reverencia luego fue hacia donde se encontraba el pequeño Dammon y sus amigos. Lucas se fue a preguntarles a unos de los trabajadores sobre si él podía ser útil en algo, nunca quitó su mirada de su amada. El príncipe vio que Alicia reunía a cuatro niños, como que ella les estaba dando instrucciones, luego ella tomó las manitos de dos niños y los otros dos infantes iban delante de ella. El pequeño Dammon era rubio, tenía unas mejillas rosaditas, unos ojos verdes con chispas azules y su voz tan dulce.
–“¡Ali! ¿Le puedo ayudar con los niños? ¿A dónde se dirigen?” –preguntó Lucas cuando se colocaba detrás de ella. Alicia se dio la vuelta y unas miradas curiosas de los niños vieron a los dos enamorados.
–“¡Oh, príncipe! Bueno se dará cuenta que estos chiquillos deben de comer, así que, debo de irlos a dejar en su casa con las hermanas del orfanato.” –dijo Alicia con formalismo por la presencia de los niños.
–“En ese caso, puedo llevarlos en el caballo que monto. Claro usted los cuida y yo dirijo al caballo mientras camino al mismo tiempo.”
–“No sé montar. Creo que será mejor que nos vayamos caminando. Con su permiso, realeza. Niños hagan una reverencia.” –los pequeños aprendices de la cosecha hicieron lo que dijo la joven.
Lucas imitó la acción de los pequeños quienes sonrieron ante la idea de ir sobre un caballo, pero Alicia se negó ante la propuesta del príncipe.
–“Alicia, les será mucho más fácil llegar de la forma que les digo que ir caminando. Yo los cuidaré.” –luego él acercó sus labios a la oreja de ella para susurrarle. –“Especialmente a ti.”
Después de esas palabras, Alicia cedió ante la idea del príncipe. Ella arrugó su nariz ante la impotencia que sentía, ante el poder que tenía él sobre ella por ser el príncipe. Ellos caminaron hacia el caballo Goliat, Lucas guardaba sus impulsos por rodear con sus brazos la estrecha cintura de su amada, pero claro que eso era indecoroso frente a los pequeños. Alicia tenía un poco de temor que algún niño cayera desde esa altura. Lucas ayudó a su amada a subir a la montura de Goliat, luego ayudó a Dammon, Laurie, una pequeña pelirroja; a Sebastián, con abundante cabello marrón y sus encantadores ojos celestes, y a Emilio, un niño muy tímido que tiene unos ojos negros y profundos.
–“¿Pueda ser que lleguemos a tiempo para el almuerzo de los niños, príncipe?”
–“Claro que sí, señorita Alicia.” –respondió dulcemente Lucas a la pregunta de su amada.
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Buscando a Alguien
RomanceUn amor, un joven, una campesina, miles de emociones, varios secretos que narra nuestra historia... Un apuesto príncipe se encuentra aburrido por vivir en su monótona vida que lleva en el castillo. Una joven campesina vive todos los días, trabajando...