Capítulo 23: "La boda"

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Se presentó el gran día de la esperada boda. Alicia y Lucas no conciliaron suficiente sueño por los grandes deseos de ser esposos de una vez por todas. Ese día, Rose les hizo compañía en el desayuno, ella se sentó en una punta de la mesa, y la pareja en otra punta juntos. A Margaret le tocó servir la comida, ella tenía un rostro desinteresado. Nadie de la mesa articuló una sola palabra. Más tarde, Lucas fue a un pueblo cercano para comprar un regalo a Alicia, para el día siguiente, como muestra que son esposos.

Mientras tanto, Alicia se dio un baño porque sentía un terrible calor de los nervios, minutos después, llegó Albert con el vestido de novia en una bolsa de lana, éste fue recibido por Maite, una de las damas de compañía de la futura princesa. Maite era baja de estatura, tenía ojos grises y un cabello castaño oscuro, era una joven proveniente de familia española.

Después del baño de Alicia, volvió Lucas con el obsequio de su querido amor, él, directamente, ingresó a su habitación para meditar su futuro antes de la boda. Cindy convenció a Alicia de probarse el vestido para tener algo que hacer en ese rato; el vestido era hermoso con los detalles violetas, le daban un buen toque. Alicia no podía esperar un segundo más, para contraer matrimonio con su príncipe.

   La tarde se presentó, los invitados llegaron. Mary, Cindy y los demás sirvientes, ubicaron a todas las personas en sus determinados asientos. La familia de Alicia se sentó en la primera fila, al lado derecho, en el lado izquierdo se situó la Familia Real. Y el resto del pueblo, tomó asiento detrás de la familia de Alicia. Una orquesta, de veinte personas, se presentó para la ceremonia Real, tocaban suaves melodías mientras se ordenaban los invitados en sus asientos. Exactamente a las seis en punto, comenzó esa ceremonia muy elegante, la orquesta tocó algo suave y lento, pero, la futura esposa de Lucas no estaba presente.

Alicia estaba en su habitación, sentada al borde de la bañera, se sentía hecha de un manojo de nervios, se sentía incapaz de ser el centro de atención. Ella se fue al balcón y vio el inmenso bosque cuando alguien tocaba a la puerta. Al acercarse, ella usaba el vestido de novia, oyó una respiración agitada, era un hombre pero no su Lucas.

–“Alicia.”–saboreó las palabras el hombre de ojos azules, Noah quien contempló a la joven. Ella sintió su corazón palpitar, lleno de temor.

–“N-Noah,” –se sentía incapaz de moverse, veía el deseo en sus ojos– “¿necesitas algo?” –él negó con su cabeza.

–“Felicidades por ser la futura esposa del príncipe Lucas.” –ella le agradeció fríamente– “Todos te esperan.” –él dio la media vuelta y desapareció por el pasillo para bajar por las escaleras.

¿Quién diría que después de un tiempo de no volver a ver a ese hombre, ella se sentiría con temor que algo malo sucedería?

Alicia salió de su habitación y bajó por las escaleras en forma de caracol, las que descubrió con Lucas cierta noche, necesitaba estar con su amado; el príncipe le daba cierto valor y confianza en sí misma. Todos se preguntaban de donde se había metido Alicia, Lucas sudaba frío como un témpano de hielo por sentirse plantado, Rose, la Reina, estaba por explotar y salir a buscar a la jovencita y traerla por la oreja. La Reina Sarah, quien estaba sentada con su hijo Horacio, hermano del difunto Rey Jonás,  ella presentía que Alicia estaba pasando por una crisis de nervios por convertirse el centro de atención tanta gente de la Realeza. Los padres de Alicia estaban preocupados, y a la vez avergonzados, por la impuntualidad de su hija, algo que ella nunca hace. Muchos rumores comenzaron a circular: ¿Se escapó con algún amante del castillo? ¿Se arrepintió de esa boda? ¿Quiere vivir otra vez en el pueblo y desperdiciar la oportunidad de ser, respetable y valorada, esposa de Lucas?

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