Aquel sitio no me daba buenas vibraciones. Era una casa grande, sucia, oscura, lo que dificultaba más el ver. Observé cada parte o rincón de la casa... No entendía porque pero aquella casa me resultaba familiar. Sentía una conexión enorme, como si hubiera vivido en ella desde siempre. Desde que Zack murió todo mi mundo se vino abajo, todo mi mundo cambio por completó y no solo por el hecho de que verle morir si no también porque desde aquel día me había convertido en la elegida. 'La elegida' eso sonaba bien pero no era nada bueno serlo. Miré a Zack que inspeccionaba la casa en busca de pistas supuse. Yo me había quedado de pie intentando descifrar que tenía de especial en aquella casa que me hacía querer quedarme.
- Eh, Lara, ayudame a buscar. - Salí de mis pensamientos en un abrir y cerrar de ojos y me acerqué a él para ayudar.
Nos pusimos a buscar en los cajones de aquella habitación. A leer los libros que había en las estanterías. A revolver los papeles de las mesas. Todo pero no encontrábamos nada.
- ¿Qué se supone que estamos buscando? - Pregunté yo algo indecisa, ya que llevaba media hora buscando la nada.
- ¡Lo tengo! - Gritó victorioso. - No entiendo lo que pone.
- Déjame ver. - Le quité el papel, lo observé detenidamente para darme cuenta de que idioma era. Siempre fui una chica muy hábil con los idiomas. - Esto es Latín.
- ¿Latín? ¿Cómo lo sabes?
- Llevo años dando Latín pero por alguna extraña razón hay palabras que desconozco... - Hicé una pausa ya que me pareció escuchar algo. - Zack escucha.
Se oían pisadas pero no pisadas de una persona normal. Eran pisadas enormes, como si de un gigante se tratase.
- Esperame aquí. - Zack se acercó por el lugar de donde provenía el sonido. Yo me aferra a la hoja que habíamos encontrado. Seguramente sería algo importante por eso el hecho de escuchar aquellas pisadas.
- Pero mira a quien tenemos aquí. La adorable Lara. - Oí una risita. - ¿Dónde esta tu príncipe?
- Muestrate. - Dije al no ver a nadie. Sólo escuchaba su voz. - ¡He dicho que te muestres!
- ¡Lara! ¡Lara! ¡Ayúdame! Así gritaba oí tu amiguita cuando la estábamos torturando. - Toda la sangre se me subió a la cabeza. Estaba furiosa.
- ¿Fuiste tú el imbécil que se la llevo? ¡Cobarde! ¡Muestrate! - Cuando de repente salto de la nada una sombra negra. No parecía tener cara y eso me daba miedo pero no iba a dejar que se diera cuenta. Esto lo hacía por mi amiga.
- Sí, fui yo querida. - Contesto victorioso.
- Maldito rastrero.
- Yo solo quería divertirme un poco. - Río. - Estoy buscando un colgante ¿No lo tendrás tú?
- No se de que me hablas.
- Claro que sabes estúpida niña. Tú eres amiga de Zack ¿Dónde esta el?
- No lo se, yo estoy sola. - Se acercó a mí. No tenía piernas, caminaba levitando. Me cogió con una de sus manos y me levanto en los aires.
- ¡Dime donde esta! - Gritó a más no poder cuando de repente escuche como Zack hablaba.
- ¡Lara! ¿Qué pasa? - Oí su voz, su perfecta voz que siempre me tranquilizaba pero no, él no tenía que estar aquí.
- ¿Con que no estaba eh? - Me soltó dejándome caer al suelo. Dolía y mucho. - Aquí estoy. - No se como pero aquella cosa negra flotante imitó mi voz. Yo intenté gritar y decir que no era yo la que estaba hablando pero era inútil estaba muy herida para eso.
- Lara cie... - Se dio cuenta de que yo estaba en el suelo y de que la persona que lo llamaba no era yo. - ¿Qué quieres maldito enfermo?
- El colgante. Damelo.
- Ni muerto. - Se acercó a mí. - ¿Estás bien cielo? - De alguna manera u otra pasando su mano por mi brazo logró curarme. - Ahora salgamos de aquí.
- Zack el pergamino. - Dije yo buscándolo. - Esta detrás de esa cosa.
- Tengo un plan. Sígueme la corriente. - Asentí.
Zack empezó a distraer a la cosa flotante diciendole que él si tenía el colgante. Yo mientras iba sigilosamente por detrás de la cosa flotante para coger el pergamino. El plan parecía ir a la perfección cuando la cosa flotante se dio cuenta de mi presencia. Corrí a más no poder para coger el pergamino. Me acerqué a Zack que me gritaba que corriera.
- Estúpidos críos. - Gritó la cosa flotante. Estaba harta de él. Quería a mí amiga de vuelta y ya.
Mi furia aumento. Tenía ganas de descuartizar a alguien. Sin fin de hojas empezaron a volar provocando un tornado enorme ¿Qué estaba pasando?
- Lara, tranquilizate, tienes que parar esto.
- ¿Qué? ¡Yo no estoy haciendo nada!
- Eres tú, bueno, es el colgante. Cuando tus emociones cambian sueltan algún poder. Tienes que controlarte o moriremos todos. - Tenía miedo ¿Cómo debía parar mis emociones?
- ¿Así que la que tiene el colgante eres tú, no él? Interesante. - Mi furia aumento más con solo oírle hablar. - Tú amiga estará sufriendo mucho, deberías de entregarme el colgante y yo te devolvería a la chica.
- No lo escuches Lara. - Me aferre al brazo de Zack intentando no escucharlo. Oía diversas voces. La de la cosa flotante, la de Zack y el sonido del tornado de hojas. La cabeza me iba a explotar.
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Hola bbys! Este capítulo lo tengo hecho desde hace mucho pero no quería subir nada hasta que las visitas subieran un poco.
Estoy mala :'( Ya llevo dos días sin ir a clase... Llevo toda la mañana con fiebre y con ganas de vomitar... ¡Yupii!
Bueno, espero que os guste el nuevo capítulo, os quiero ♡
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Mi protector
FanfictionLara Rodriguez es la típica chica invisible del colegio. No era una de esas chicas que llamaban la atención, en pocas palabras, no era para nada popular. Zack Martínez es su gran amor, vive enamorada de el desde que lo conoció en aquel internado, ll...