Justin Bieber sabía cómo funcionaba la policía. Aunque era especialista en derecho empresarial, cuando estaba en la universidad había pasado dos veranos haciendo prácticas en la oficina del fiscal del distrito de Los Ángeles. Y sabía que cuando estaban detrás de un sospechoso, esos chicos de azul preferían llevar los interrogatorios a su manera. Y eso significaba intimidar a los interrogados y hacerlos sentirse totalmente indefensos.
Al entrar al departamento de policía de Prosperino, Justin ya había llegado a la conclusión de que el detective Thaddeus Law andaba embarcado en una cacería de primera. Por eso en aquel momento se encontraba sentado frente a él, con una desvencijada mesa de por medio, y en una sala de interrogatorios que olía a humo y sudor. Lo único que Justin no alcanzaba a comprender era por qué era él la única presa que Law había dejado en su trampa.
Era cierto que había estado presente en la fiesta de cumpleaños de su tío Joe, celebrada un año atrás, en la que el patriarca de los Bieber había sido víctima de un intento de asesinato. Sin embargo, había cientos de personas en aquella fiesta, de modo que su presencia no tendría por qué convertirlo en sospechoso. Tampoco encontraba razonable que lo consideraran culpable por haber estado en el rancho cuatro meses atrás, cuando habían atentado por segunda vez contra su tío. Pero, por motivos que escapaban a su comprensión, aquel detective parecía considerarlo el principal sospechoso.
-Entonces -dijo Law-, no hay nadie que pueda decir lo que estaba haciendo cuando dispararon a Bieber.
Justin observó al policía. Tenía una pequeña cicatriz en la mejilla izquierda y una protuberancia en la nariz. Era un hombre formidable, pensó. Y realmente creía que tenía que sacarle alguna información, pues de lo contrario no estaría acosándolo en aquella habitación que olía a establo.
Pero como Justin no había intentado matar a Joe Bieber, el detective Law iba a llevarse una gran desilusión.
-No, en ese momento no sabía que iba a necesitar a alguien que pudiera jurar haberme visto en todos los minutos de la noche -Justin se encogió de hombros-. Por eso no me he molestado en interrogar a los cientos de personas que acudieron a la fiesta. Ese trabajo le corresponde a usted.
-Es cierto, pero últimamente he hablado con mucha gente. Y nadie recuerda haberlo visto cuando se produjo el disparo.
-Ha pasado casi un año desde entonces. ¿Por qué de pronto han empezado a preguntar a la gente por mí?
-Mi trabajo consiste en ir haciéndome una idea clara de lo que ocurrió -contestó Law con rotundidad y bajó la mirada hacia la libreta que tenía frente a él-.Así que dice que cruzó el jardín y después atajó por el pasillo de servicio para llegar al estudio. Por la trayectoria de la bala, sabemos que el disparo fue hecho cerca de allí. Una curiosa coincidencia.
-Es el primer policía que conozco que piensa que una cosa así puede ser una coincidencia.
-Yo tampoco lo creo. ¿Recuerda haberse cruzado con alguien mientras ibas al estudio?
-Vi a mucha gente. El jardín estaba a rebosar.
-¿Y cuando llegó al pasillo? -insistió Law-. ¿Vio a alguien saliendo o entrando?
Justin deslizó la mirada hacia la grabadora que tenía Law al lado de la libreta.
Durante el tiempo que había pasado en la oficina del fiscal del distrito, había aprendido a no subestimar nunca a un policía. Y tras haberse enterado de dónde estaba situada la persona que había efectuado el disparo, comprendió que las aparentemente inofensivas preguntas de Law estaban destinadas a hacerle a admitir que estaba casi en el mismo lugar que la persona que había intentado matar a su tío.
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Enamorada del sospechoso
Teen FictionTenemos que casarnos... o lo pasarás muy mal" Al convertirse en el principal sospechoso del intento de asesinato de su tío, el guapísimo Justin Bieber tuvo que arriesgarlo todo para demostrar que le habían tendido una trampa. Afortunadamente, no es...