Durante los cinco días siguientes, la mayor parte del trabajo en el rancho Hopechest estuvo orientado a preparar el rodeo para el Memorial Day. Y tras las horas de trabajo, Justin supervisaba la pintura, de la que estaban ocupándose Johnny Collins y otros adolescente del rancho.
Durante los años que había pasado en la universidad, y luego tras la mesa de un despacho en una oficina con calefacción y aire acondicionado, Justin prácticamente se había olvidado del extenuante trabajo que implicaba el mantenimiento de un rancho.Y de la satisfacción derivada de aquel trabajo.
Ni siquiera el caer en la cama cada noche con los músculos doloridos mitigaba esa satisfacción.
Y en aquel momento, mientras amanecía el Memorial Day con sus brumosos remolinos de todas las gamas de rosa y dorados, permanecía en el porche de la que era la casa y al mismo tiempo la oficina de Blake Fallón, deseando estar tan satisfecho con su vida como lo estaba del trabajo realizado durante los últimos días.
Bebió un sorbo de café, siendo consciente del contraste entre el pacífico silencio que lo rodeaba y la agitación que crecía dentro de él. Iba acercándose el momento de tomar decisiones. Decisiones que podían cambiar para siempre su vida.
Le bastaba pensar en volver a trabajar en San Diego para que apareciera un ceño en su frente. Ya no le apetecía trabajar para su padre. De hecho, lo único que lo había mantenido en el departamento legal de Bieber Enterprises durante los últimos meses había sido el sentimiento de lealtad hacia su tío.
Joe Bieber lo había llamado varias veces para asegurarle que no tenía ninguna obligación de quedarse en aquel puesto de trabajo. Justin sabía que su tío lo hacía para evitar que se sintiera culpable ante la idea de alejarse de un negocio que Joe había levantado con su propio esfuerzo y sudor.
Si decidía cambiar de trabajo, Justin sabía que también tendría que decidir si quería continuar siendo abogado. O si prefería probar algo nuevo. Si ese era el caso, no tenía la menor idea de qué podía ser ese algo. Ni de dónde podría llevarlo a cabo.
Al pensar en ello, su mirada voló hacia el camino de grava que conducía a las casas de los empleados del rancho.
Durante las últimas cinco noches, había llamado a la puerta de la casa de ______. En dos ocasiones, ______ había optado por cocinar, de modo que habían cenado dentro. Otras dos noches habían conducido hasta Prosperino para cenar en un buen restaurante. Y la noche anterior, Justin había convencido a la cocinera del rancho para que le preparara una cesta con sandwiches, ensalada de patatas y pastel
de albaricoque. Después, había conducido con ______ hasta la costa y habían disfrutado de un sabroso picnic mientras la luna bañaba de reflejos plateados el mar.Para Justin no tenía mucha importancia que cenaran fuera o dentro de casa. Siempre que estuvieran juntos. Porque lo único que quería, lo único que necesitaba, era estar con ella.
Y no estaba del todo seguro de por qué. -Maldita sea...
La sensación de que todo estaba cambiando dentro de él le hacía sentirse muy inestable. Inquieto. No era sólo que su carrera estuviera en el aire, sino que, por primera vez en su vida, había encontrado a una mujer que le hacía olvidarse de todo lo demás.
Deseaba a ______ James. La deseaba con un fervor que era como una enfermedad. Todavía no había hecho nada respecto a ese deseo. Había mantenido su palabra. Durante los cinco días anteriores, no la había tocado.
Pero, maldita fuera, como no pudiera acariciar pronto aquella piel fresca y dorada, iba a tener que ponerse a pegar puñetazos contra las paredes. Apretó los dientes e intentó dominar sus sentimientos.
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Enamorada del sospechoso
Teen FictionTenemos que casarnos... o lo pasarás muy mal" Al convertirse en el principal sospechoso del intento de asesinato de su tío, el guapísimo Justin Bieber tuvo que arriesgarlo todo para demostrar que le habían tendido una trampa. Afortunadamente, no es...