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  Justin descubrió que un hombre podía llegar a volverse loco en una sola noche. Después de que ______ abandonara el estudio, había pasado horas y horas buscándola. Su coche continuaba aparcado donde siempre, cerca del garaje. Ningún guardia de seguridad la había visto y tampoco él había podido localizarla a través de los monitores que tenía su tío instalados en el estudio.

Después de haber recorrido todos los posibles rincones en los que podía encontrarla, había regresado a su dormitorio y allí había permanecido hasta el amanecer. Esperándola.

Pero incluso en aquel momento, mientras le daba vueltas a lo ocurrido, sentado en el estudio de su tío, se decía a sí mismo que era lo mejor. Si iba a ir a la cárcel, era preferible que ______ se alejara de su lado. Que lo evitara. Que no hubiera apareci-do en la habitación en toda la maldita noche.

Cerró los ojos e imaginó a ______ huyendo de su matrimonio. De él. Pero eso no impidió que el pánico se arremolinara en su vientre.

No parecía importar que hubiera decidido separarse de ella en el caso de que lo metieran en prisión. En su caso, era algo completamente diferente. Una forma de proteger a la mujer que amaba porque no quería que malgastara su vida esperando a un hombre que nunca podría darle nada.

Pero no imaginaba que moriría por dentro si fuera ella la que le diera la espalda. Recorrió el estudio de pared a pared, sintiéndose miserablemente culpable.


Estaba tan cansado que ni siquiera era capaz de pensar con lógica. ¿Cómo iba a ser capaz de razonar cuando jamás en su vida había tenido tanto miedo? Un miedo que no tenía nada que ver con la perspectiva de ir a prisión y estaba directamente relacionado con el hecho de que quizá nunca volviera a sentir la plena e incondicional aceptación de ______.

Se maldijo a sí mismo por ser tan estúpido. Lo había estropeado todo. ______ le había confiado todo lo que era. Se había abierto a él.Y lo único que había hecho él era mostrar sus dudas, intentar convencerla de que su don era una parte de sí misma con la que no merecía la pena contar.

Maldita fuera. Justin creía en ella. En sus visiones. Y tenía que hacérselo comprender.

-Eres estúpido, Bieber -musitó para sí-. Completamente estúpido.

El sonido de la puerta al abrirse le hizo detenerse a media zancada. Esperaba ver a ______ cruzando la puerta cuando apareció Rand con una taza de humeante café entre las manos. Justin lo recibió con una sarta de maldiciones.

-Tengo la sensación de que no me esperabas a mí -Rand se acercó al escritorio, se apoyó contra él y bebió un sorbo de café-.Tienes un aspecto terrible. Intenta tranquilizarte. Ya te he dicho que tenemos muchas cartas que jugar antes de que tengas que empezar a preocuparte por ir a prisión.

-Al demonio con la prisión -Justin tomó la taza de Rand y bebió un sorbo de café-. Maldita sea, estoy hablando de ______.
-Ah, ¿dónde está tu adorable mujercita? -Ha desaparecido.

-No, no he desaparecido.

Justin volvió bruscamente la cabeza al oír la voz de ______. El corazón dejó de latirle al ver su rostro pálido como el papel. Tenía la melena despeinada. La blusa negra y los pantalones le hacían parecer desesperadamente delgada y tan frágil como un cristal.

Justin le tendió la taza a Rand y corrió hacia ella. 

-¿Dónde has estado? ¿Estás bien? Tenemos que hablar. 

-Ahora no.

-______...

-He visto la pistola -fijó la mirada en su rostro-. Esa forma oscura que aparecía en mi visión era una pistola. El hombre va vestido como un cazador. Lleva la pistola a la cintura, sujeta por un cinturón de cuero.

Enamorada del sospechoso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora