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  -Un hombre debería ser capaz de darle ciertas garantías a su esposa. De prometerle algo. Yo no puedo hacerlo, ______. Incluso sin tu testimonio, es muy posible que termine en prisión.

-Cuando eso suceda, nos enfrentaremos a ello.

-Cuando eso suceda, nos divorciaremos. No voy a permitir que te pases la vida llorando por un marido preso.

______ alargó la mano y la posó en su mejilla. Si pensar que Justin podía terminar en prisión la aterrorizaba, podía imaginarse perfectamente cómo debía sentirse él.

-Ahora no es el momento de pensar en eso. ,

Justin apoyó la frente en la de ______ y deslizó los brazos por su cintura. -Tienes razón. Ahora no quiero pensar en ello.

-Entonces no lo hagas -______ aspiró la fragancia de Justin y estrechó la cara contra su cuello-. Bésame Justin, esta noche no tienes que pensar en nada, salvo en besarme.

Justin descendió hasta su boca. Y el deseo y el placer estallaron en una única explosión. ______ le rodeó el cuello con los brazos y lo estrechó hasta sentir que su corazón latía dentro de ella.

-Jamás me cansaré de ti -musitó Justin-.Jamás.

Abandonó sus labios, pero antes de que ______ pudiera protestar, los posó en su cuello.
-Quédate conmigo esta noche -susurró contra su piel-, toda la noche. -Toda la noche -le prometió ______, anhelando fieramente sus caricias.

Justin le tomó el rostro con las manos y clavó la mirada en sus ojos mientras se presionaba contra ella.

-Si estás segura de que es eso lo que quieres, nos casaremos mañana. ______ suspiró y posó la cabeza en su hombro.

-Sí, Justin, quiero casarme contigo.

Patsy sabía que Graham solía levantarse muy temprano para bajar a dar un paseo por la playa. Por esa razón había abandonado el dormitorio en cuanto había visto las primeras luces del amanecer. En aquel momento estaba en la playa, colocada de manera que nadie pudiera verla desde el acantilado. Sabía que si Graham la veía, jamás se aventuraría a bajar las escaleras de madera que conducían al mar.

Y ella necesitaba hablar con Graham.

Con tanta gente en la casa, aquella era la primera oportunidad que tenía de estar a solas con él. Y después del comentario que había hecho Rand la noche anterior sobre su visita a Sacramento, tenía que obligar a Graham a reanudar los pagos del chantaje.

Cuando Rand había mencionado aquella ciudad en la que Meredith había ido a la universidad y después trabajado, Patsy se había limitado a musitar que era una suerte que Rand estuviera tan cerca de Prosperino cuando habían detenido a Justin. Había forzado una sonrisa y, excusando cansancio, se había retirado a la cama. Había tenido que tomarse dos tranquilizantes con tres dedos de vodka para relajarse. Y no había pegado ojo en toda la noche.

¿Cómo iba a poder dormir? Rand lo sabía. Aquel canalla le había enviado el mensaje con su mirada glacial. Había visto el recelo en sus ojos.

Todos los sentidos de Patsy le gritaban que Rand estaba a punto de reunir todas las piezas de aquel rompecabezas. Era un abogado especializado en derecho penal, por el amor de Dios. Y lo único que necesitaba para empezar a investigar en los lugares adecuados era una llamada de esa estúpida de Emily.

A Patsy le bastaba pensar en ello para echarse a temblar. ¿Qué ocurriría si Emily llegaba a la conclusión de que realmente había visto a «dos mamas» el día del accidente? ¿Qué pasaría si, después de que el idiota de Pike hubiera intentado matarla, Emily hubiera buscado la protección de Rand? Rand era un hombre inteligente y astuto, y sabía cuándo y cómo debía moverse para atrapar a su presa.

Enamorada del sospechoso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora