10.

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"No conoces a Virginia". Eso fue lo que le dijo Marcos cuando le contó su plan de sentarse a su lado durante la cena para que se viera obligada por lo menos a mirarle. Y madre mía, tenia razón. En toda la cena no le miró ni una sola vez. Nada. Ni siquiera cuando le pidió que le pasara el pan o el agua o cualquier cosa. Ella fingía que no le oía y continuaba hablando con Lucas y Fernando como si nada. Ambos no podían contener la risa ante la situación, pero no hicieron ningún comentario.
Ahora estaban en la discoteca todos. Aunque Hugo bailaba con Alba, no le quitaba la vista de encima a Virgi. Estaba en la barra hablando con un tío, que por lo qué le dijo Marina lo había conocido en el autobús. ¿En serio fue tan ridículo cómo para ir a preguntárselo a su mejor amiga? Pues sí. Aprovechó que llevaba toda la velada con Diego y lo dijo como quién no quiere la cosa. Pero por la mirada que se echaron entre ellos supo que tenia que mejorar en el arte de disimular.
Alba se pega más a él y lo acerca más a ella. Hugo nota su aliento. Huele demasiado a tabaco. No soporta el tabaco. En ese momento ve por el rabillo del ojo que Virginia está bailando en la pista demasiado provocativamente con el chico del autobús. Se disculpa con Alba y camina hacia Virginia. El chico le susurra algo al oído y ella sonríe negando con la cabeza. Eso le parece más que suficiente a Hugo para cogerla por el brazo y separarla de él.
-Lo siento, nos tenemos que ir- aunque no sabe si va dirigido a Virginia o a su acompañante.
-Hugo, ¿qué haces?
-Vamos princesa, son más de las doce. Hora de que vuelvas a casa.
Virginia lo fulmina con la mirada, pero parece querer mantener la calma.
-Estoy bailando con Bruno.
Hugo mira de arriba a abajo a Bruno.
-Bueno, pues ya bailaréis otro día.
-Hugo, no voy a discutir contigo.
-Ni yo, así que vámonos.
-¡Déjame en paz y vete a hacer algo productivo con tu vida!
En ese momento el muchacho pierde los nervios.
-¿¡No te parece productivo sacarte de una pista en la que estás haciendo el ridículo bailando como una cualquiera!?
Virginia se queda boquiabierta y su mano impacta en la mejilla de él.
-Eres un gilipollas- y se da la vuelta para volver con Bruno.
Hugo se da una palmada en la frente. La ha vuelto a cagar, pero esta vez la chica no se va a salir con la suya. La va a sacar de ahí. Sí o sí.
Camina tras ella, la sujeta del brazo y cuando Virgi se da la vuelta para darle otro bofetón, la carga sobre su hombro y se dirige a la salida.
-HUGO, BÁJAME EN SEGUIDA. AHORA MISMO. ¡¡HUGO!!
-Holmes, me vas a gastar el nombre.
Se cruzan con Marcos, que los mira asombrados con un chupito en la mano y no puede evitar echarse a reír.
-¡Marcos! Por favor, dile a este loco imbécil que me baje y me deje en paz de una vez.
Marcos se lo piensa un instante, pero al ver la cara de su amigo, pone su mejor sonrisa de disculpa y se encoge de hombros levantando el vaso hacia ellos.
Después de unos instantes, Virginia parece rendirse y se queda quieta. Hugo agradece eso, pues entre tanta gente le resultaba difícil llevarla mientras no paraba de moverse.
Cuando llegan afuera, la baja. Ella se da la vuelta para volver a entrar.
-Cómo vuelvas a entrar, iré detrás de ti, te volveré a coger y te sacaré otra vez.
-Y yo volveré a entrar- le reta ella desafiante con las manos en las caderas.
-A mi no me importa estar así toda la noche, todo lo contrario, ese pantalón te hace un culo increíble y se aprecia genial de la forma en la que te saque. Pero acabaríamos montando un espectáculo.
Virginia suelta una carcajada sarcástica.
-¿Más espectáculo que este?
Él se encoge de hombros.
-¿Vienes a dar un paseo?-le pregunta.
-¿Tengo otra opción?-contesta ella.
Él sólo se ríe.

Caminan el uno junto al otro. Hugo observa que ella lleva los brazos cruzados y la respiración acelerada.
Creo que está bastante enfadada.
Sin decir nada cogen el camino de la playa. Ella se para un momento y apoya su mano en el hombro de él para mantener el equilibrio y poder quitarse las sandalias. A él ese leve contacto le produce una extraña corriente por todo el cuerpo. Aparta su mano y guarda las sandalias en el bolso.
La mira disimuladamente. Camina despacio y su mirada está dirigida al mar. En verdad es preciosa. Y está loca.
Deja de pensar así tío.
-¿Por qué lo has hecho?- pregunta ella en un susurro que a él le cuesta oír.
-No entiendo la pregunta.
Ella se para ante él y lo analiza con la mirada.
-¿Por qué me has sacado así de la discoteca?
-Estabas llamando demasiado al atención con ese tío.
-¿Te cuento una cosa? Odio a los tíos como tú. Los odio. Me dan asco. ¿Qué te crees que ahora me voy a tirar a tus brazos y a darte las gracias? ¿O que te diré que has hecho lo que estaba deseando que hicieras? Es mi vida y tú no eres nadie para decirme ni cómo ni con quien tengo que bailar.
Hugo la mira atentamente. Parece mayor cuando se enfada. Más madura todavía.
-Mira hoy salimos todos juntos y por lo tanto es nuestra obligación cuidar unos de otros y evitar que alguno haga el idiota.
-Eres un imbécil, hipócrita, retrasado y veinte mil insultos más que ahora no me vienen a la mente. O sea, primero me dices que no quieres que nadie nos vea juntos, luego me ignoras completamente un día entero, pero oye, después vienes y lo quieres arreglar sentándote a mi lado y dándomd la noche. Y mientras tú estabas a punto de comerte la boca con Alba ¿yo no...?- en ese momento Hugo la corta.
-¿Estabas mirando como bailaba yo con Alba?- dice con una sonrisa traviesa.
-Estabas enfrente de mí, era imposible no veros- dice ella mirando a otro lado.
Pero a él eso no le convence y vuelve al ataque.
-¿Estabas celosa Holmes?
La mano de Virginia impacta en su cara por segunda vez en la noche y ella se acerca a dos centímetros de su cara para susurrarle:
-Eso es lo que tu querrías imbécil.
Entonces Hugo nota su perfume demasiado cerca. Es un olor dulce pero no empalagoso. Sus ojos viajan a los labios de ella. Y de repente siente unas enormes ganas de besarla. Y lo hace. La coge por las caderas y estampa sus labios con los de ella. Virginia no tarda más de medio segundo en rodearle el cuello con los brazos y corresponderle al beso. Hugo la acerca más todavía a su cuerpo. Y siente que eso es lo que lleva queriendo hacer toda la noche. Sí, no se va a engañar a sí mismo. Necesitaba sentirla así desde el primer día de clase. ¿Qué le ha hecho? La sensación de besarla es increíble.
En el momento en el que la lengua de él pide permiso para entrar en la boca de ella, suena el teléfono de Virginia. Ella se separa bruscamente de él. Se miran un segundo. Y ella niega con la cabeza y busca su móvil.
-¿Sí?... ¿Marina?... Ah, sí, estoy bien, tranquila... ¿Ya?... Vale está bien, en diez minutos estoy ahí-y cuelga.
Hugo no sabe que hacer, sólo quiere besarla otra vez. Ella no le mira a él, sino al mar.
-Me tengo que ir.
Hugo asiente.
-Ya nos veremos entonces.
Ella lo mira de forma interrogante y él cree distinguir dolor en sus ojos. Luego, niega con la cabeza y se da la vuelta después de susurrar: "Sí, ya nos veremos".
La ve andar deprisa. Parece enfadada. ¿Esta chica se pasa la vida enfadada? Enfadado consigo mismo debería estar él por haberla besado. ¿En qué estaba pensando?
Es todo culpa de los dos cubatas que has tomado. Mañana por la mañana no sentirás nada de lo que sentías hace dos minutos y ella ya se habrá olvidado y habrá llamado al estúpido de Bruno.

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Tú me enseñaste a volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora