Len despertó con la misma ropa que el día anterior recostado a la orilla de su cama y su alarma en el suelo. Lo último que recordaba era estar jugando con algunas piezas de ajedrez y estudiando. Si decía que durmió estaría mintiendo pues toda la tarde se la pasó pensando en lo que pasaría ahora respecto a los Hatsunes.
No quería ir a la escuela. No quería encontrarse con Miku. Y definitivamente NO quería encontrarse con Mikuo. Nunca lo había visto en la escuela, pero si su hermana había aparecido de pronto debía esperar lo mismo de su hermano. Lamentablemente hoy tendría un examen al que no podría faltar. Se dejó caer en su cama y suspiró derrotado: la vida parecía divertirse a costa de su sufrimiento.
De mala gana se levantó, se aseó y bajó a desayunar. Lily ya había preparado el desayuno y se había marchado a su trabajo, así como su padre también. Su madre se encontraba casi terminando su desayuno, lo saludo brevemente con un beso en la frente y partió también a su trabajo. El chico tomó rápido su desayuno y se dirigió a la escuela. Al llegar a la entrada dudó en cruzar, una parte de su conciencia le sugería que se fuera de ese lugar lo más pronto posible y no volviera a aparecer durante al menos 20 años, la otra le advertía que el examen era demasiado importante como para faltar. Estúpido sentido de responsabilidad.
Las clases continuaron normales y logró concentrarse al menos en la mayoría de las preguntas, no viendo a ninguna "persona aguamarina" en todo el rato ni al salir de clases. Más animado se dirigió a su casa dispuesto a acabar los deberes. Pero al llegar la noche el recuerdo de Mikuo y Mizki... simplemente no lo dejaron dormir en toda la noche. Otra vez.
Recostado con la vista al techo, Len recordó alguna vez pensó en venganza: algo con que devolverle lo que ellos le habían causado pero no quería terminar como ellos. Además de no tener ninguna referencia a personas cercanas... Por un momento una idea cruzó su mente. ¿Por qué no con Miku? Desechó esa idea inmediatamente. No. No sería como Mikuo.
El viernes llegó y la chica solo parecía haber aparecido para recordarle su pasado al rubio y luego esfumarse de la tierra. Y eso fue lo que más le molestó. Aquella chica era la personificación femenina de aquel aguamarino que fingió ser su amigo y por lo tanto si ella solo había aparecido para atormentarlo con su pasado era también su enemiga.
El fin de semana se hizo presente y Len intentó descansar por los recuerdos que se agolparon en su mente desde que supo quién era Miku. Afortunadamente se mantuvo muy ocupado organizando trabajos y otros proyectos pendientes de la escuela que lo distrajeron por un momento.
Una semana más transcurrió y el rubio descartó completamente la idea de encontrarse de nuevo a ELLA.
Era inicio de semana y Len se encontraba en la cafetería. Había pedido una bebida cuando una voz lo interrumpió.
— Que sean dos malteadas por favor — la chica a su lado pagó por los dos.
Len solo contemplaba a Miku que daba el dinero y esperaba las bebidas. Estaba con el uniforme de la escuela, sus coletas le daban un toque tierno, pero la corbata indicaba que ella era un grado mayor que Len. Probablemente ya tendría 20 años y sin embargo ahora parecía mostrar una actitud de niña.
El pensamiento de venganza regresó a su mente, pero así como lo pensó desechó de nuevo la idea. Miku parecería ingenua pero no era tonta, como mujer descubriría lo que el intentaría con ella por venganza a su hermano. Solo que había un detalle: Miku no tenía idea de lo que Mikuo había hecho.
— Hey... ¿Hola? — la voz de la chica lo trajo de nuevo a tierra colocando la bebida frente a él. — Ten. Apresúrate que no queda mucho tiempo para que acabe el receso.
— Gracias — con una respuesta seca tomó la mano de la chica. Miku al principio se sorprendió y luego sintió las monedas en su mano. Len le había devuelto su dinero.
— Por tu bebida que tire sobre ti. Ya no te debo nada — se alejó rápidamente de ella ya que todos los veían y su reputación construida se vería afectada. Aunque pensándolo bien ¿Quién querría una reputación donde te conocen por ser el amargado y matado de la escuela que no se relaciona con nadie?
— ¡Miku! ¡Por aquí!
Len observó de reojo a una chica rubia mostaza con una coleta de lado llamando a la aguamarina del otro extremo del lugar. Se encontró con esos ojos aguamarinos mirándolo fijamente por unos segundos, luego Miku le sonrió de lado e inmediatamente se fue con la rubia desapareciendo de la vista de Len.
El chico se dirigió a su salón, aun con la desconfianza de encontrarse a Mikuo. Las clases continuaron como siempre y casi al salir el rubio vio a Miku con la rubia de la coleta pasar por su salón.
Por fin la salida. Len se encontraba recostado sobre un árbol contando las flores que tenía una rama frente a él mientras esperaba a su hermana, cuando la vio aparecer por fin Lily hacia señas a lo que Len la saludo, solo que ella seguía moviendo la mano, entonces vio a su hermana saludar a su "enemiga" aguamarina. Comenzaron a platicar inmediatamente, como si fueran amigas de toda la vida. Len se comenzó a sentir incómodo y carraspeo llamando la atención de las dos chicas.
— Lo siento Len, te presento a Miku-chan — dijo Lily.
— Ya nos conocemos Li. Bueno, fue hace poco — respondió Miku con una sonrisa tan natural, que Len sintió celos.
¿Por qué alguien como ella sonreía tan normal? ¿Y por qué ella parecía tan linda siendo hermana de Mikuo? ¿Acaso solamente él creía que era una sonrisa hipócrita la que mostraba? Un momento. ¿Lily ya conocía a Miku? ¿Desde cuándo?
— Len — Lily hablo seriamente. — Iremos al centro a comprar algunas cosas que necesito y me acompañaras. SIN EXCUSAS.
Len no pudo protestar si quiera porque Lily ya lo arrastraba al auto seguido de Miku, quien se despedía con la mano de la rubia mostaza que pareció no ponerle atención debido a su celular.
Ella es el reflejo de él.
Ella parece tan contraria a él.
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[24.04.16] --- [27.12.17]
[Ed.]
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¿Te ayudo a encontrar el amor?(MikuxLen)
RomanceEl primer amor puede ser muy hermoso. O terriblemente cruel. El eligió la opción de cerrarse a ese sentimiento, pero nunca esperó escuchar de los labios de aquella chica esa frase que repercutiría en su vida: ー ¿Te ayudo a encontrar el amor? ...