Secretos a la luz

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Una semana más tarde Len se encontraba caminando por las calles rumbo a su casa. Había quedado a salir con Yukari después de clases pero de último momento cancelaron por otros asuntos. Era extraño, casi al mismo tiempo de haber conocido a Miku apareció Yukari, aquella linda chica que le llamó la atención por primera vez después de lo sucedido con "él" (Mikuo).

Se encontraba caminando por una calle muy linda, ni siquiera recordaba el cómo acabó hasta alli, pues de haber hablado con Yukari salió a despejar su mente. A lo lejos vislumbró una cabellera muy conocida saliendo de una pequeño portón con muros adornados por plantas enredaderas. Al parecer Miku estaba por ir a pasear con uno de sus perros: un hermoso akita pelirojo (y no, no es pariente de Neru). Sin embargo a pesar de los ánimos del canino, la chica se veía triste. El rubio la vio alejarse en la misma dirección para donde él se dirigía y sin más decidió seguirla, había algo en ella que no cuadraba con su actitud de siempre.

La vio caminar apáticamente hacia un parque y luego su celular sonó indicando una llamada. Unos minutos después Miku colgó con furia y se sentó deprimida en uno de los bancos más alejados con vista a un pequeño lago. El rubio se acercó mejor a unos arbustos para poder oírla y pudo verla tratando de llorar. El perro también sintió a su ama triste y se acercó a consolarla, lamiendo su mejilla y frotándose con ella.

Miku sonrió al sentir a su mascota y no aguantando más rompió en llanto. Un rato estuvo así y al soltar al perro Len escuchó hablarle al perro como su fuera una persona más. Tubo que acercarse más para poder oír mejor.

— ¿Por qué Akai? Por qué tenía que haber aparecido de nuevo... después de lo que hizo...— acto seguido lanzó una pelota lo más lejos que pudo en señal de frustración, pero el perro ladró, agitó feliz el rabo y salió corriendo a traer aquel juguete de su ama.

Len se sintió incomodo espiando detrás de unos arbustos y recordó la revista en su mochila. Por lo que disimuladamente salió de ese lugar e hizo como si viniera caminando tranquilamente y por causalidad allí, al llegar casi junto a ella carraspeo y Miku se giró a él, dejando ver unos hermosos orbes aguamarinos rojizos por tanto llorar.


— La señora del puesto de revistas me dijo que... que tú le encargaste esto— habló un poco rápido y extendió el paquete.

— Gracias— murmuró la chica tomando el paquete y abrazándolo en un gesto más de protección a sí misma. Len se sintió incómodo así que giro para irse de allí, sintiendo entonces una suave caricia en su mano derecha que lo hizo girarse de nuevo rápidamente.

— ¿Podrías quedarte un momento aquí... conmigo? — murmuró la aguamarina con la cabeza gacha y la mano extendida tocando la de Len—Por favor.

Len se sentó junto a su lado derecho, pero Miku se arrimó un poco más lejos de él, dándole su espacio; algo que a Len no le gustó. Por una extraña razón el había querido estar más junto a ella.

Pasaron alrededor de medio minuto sin que nadie dijera nada hasta que el perro apareció feliz con la pelota en su hocico. Al ver a Len se acercó y lo olfateó cuidadosamente, examinando a aquel sujeto extraño junto a su ama. El rubio sintió un poco de miedo por la forma en que el canino lo analizaba.

— Li-lindo perrito...— habló tratando de sonar seguro.

— Tranquilo Akai— el animal al escuchar a su ama se dirigió a ella olvidando al fulano rubio, subiéndose a la banca y colocando su cabeza en su regazo; obteniendo las caricias de Miku.

¿Te ayudo a encontrar el amor?(MikuxLen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora