Len no podía mantener los ojos abiertos por más de cinco minutos sin volver a cerrarlos inconscientemente. Aun no se explicaba cómo es que había logrado llegar a la escuela sin sufrir ningún accidente pero alli estaba, junto a una peliaguamarina lista para iniciar su labor escolar.
— ¿A quién se le ocurre asistir a la escuela a las 7 am un sábado? ¡UN SABADO! — Len se quejó un poco molesto debido a que pensaba disfrutar un poco más de su salida la noche anterior. — Ah... ¿Te encuentras bien? — se preocupó al ver que Miku mostraba unas ojeras un tanto notables que ocultó tras unos lentes oscuros luego de frotarse los ojos
— Nada que un café no pueda reparar — Miku mostró el vaso humeante mientras le pellizcaba suavemente la mejilla derecha — Andando, el trabajo nos espera y tú no escaparás.
El chico suspiró hondamente. Este sería un largo día.
El reloj marcaba las 5:30 de la tarde del día domingo y Len estaba exhausto. Las actividades de ambos días, sábado y domingo, habían concluido como estaba planeado y todo estaba listo para la feria escolar. Ni que decir de Miku: la chica no había descansado en esos días buscando que todo quedara perfecto en todo el significado de la palabra. Y lo había logrado.
La pareja estaba por salir de la escuela: Miku se encontraba riendo debido a un incidente que le había sucedido a Len cuando una voz los interrumpió.
— Solo salgo unos días y tú ya estas siéndome infiel con un niño ¿Qué clase de mujer eres Mikaela Petronova?
— Pero que...— Miku reconoció inmediatamente esa voz.
— Bien me lo dijo mi madre. Esa mujer nunca te convendrá. Y aun así caí en tus encantos. ¡Desdichado de mí! — Un chico se encontraba en la entrada de la escuela vistiendo ropa casual y dramatizando lo que acababa de decir.
— ¿Ya terminaste tu drama? — la chica se acercó rápidamente a él dedicándole una mirada aburrida pero ocultando una sonrisa.
— No sé cómo te puedo soportar con ese humor que tienes — el chico se acercó a ella y la abrazó, siendo el gesto correspondido por Miku.
Len los contemplaba fijamente. ¿Quién era ese joven? Miku debía conocerlo demasiado bien puesto que incluso su tono de voz había cambiado para él, además parecían muy cómodos platicando un poco alejados del rubio, además ¿Quién se creía para llamarlo niño? Estaba por cumplir 20 años, NO era un NIÑO. Un extraño sentimiento surgió en él y quiso atribuirlo al hecho de que lo había interrumpido cuando estaba por contar un grandioso chiste después de lo que le había sucedido. Cuando vio que ellos venían a su dirección fingió estar revisando los papeles que había en su mano.
— ¿Len? — la voz de Miku hizo que inmediatamente levantara su rostro lo cual se lamentó por tratar de aparentar lo contrario.
— ¿Si? — trató de sonar desinteresado y frío, otorgándole una mirada seria al chico que se encontraba frente a él.
— Anciano, él es Len — Miku había mirado al suelo luciendo un ligero rubor en su rostro.
— ¿Anciano? ¡¿Pero qué falta de respeto es ese?!... ¿Len? — antes que el rubio pudiese decir algo él ya se encontraba siendo apretujado por el peliblanco — ¡Dime que no te ha hecho nada malo esta mujer!
— ¿Qué insinúas? — Miku le lanzó una mirada que probablemente a cualquier otro lo habría intimidado, pero no a ese joven.
— ¿Qué es lo que hizo esta pobre alma para caer en sus garras? — el peliblanco miraba dramáticamente al cielo sofocando a Len en un abrazo siendo vigilados por Miku quien parecía querer matar a Dell con su mirada.
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¿Te ayudo a encontrar el amor?(MikuxLen)
RomanceEl primer amor puede ser muy hermoso. O terriblemente cruel. El eligió la opción de cerrarse a ese sentimiento, pero nunca esperó escuchar de los labios de aquella chica esa frase que repercutiría en su vida: ー ¿Te ayudo a encontrar el amor? ...