Capitulo Veinticinco:

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2 Semanas Después...

Londres, Inglaterra.


Una rubia con sus ojos grises escondidos tras unas gafas de sol, vestida con unos jeans ajustados, unas botas altas y una chaqueta negra de cuero caminaba deprisa, como casi toda la gente a esas horas de la mañana, yendo a su nuevo trabajo. Recepcionista del hotel Casa Fuster, una antigua casa de una familia importante de la burguesía Londinense convertida en un hotel de cinco estrellas, con una piscina en el último piso teniendo vistas del impresionante Hyde Park .No era de su especialidad pero ya llevaba una semana trabajando allí, y realmente estaba contenta con lo que hacía.

Nada más llegar a Londres se había dado cuenta de la locura que había cometido, con sus maletas, su perro y sus cuatro mochilas llenas de novelas comenzó a buscar un hostal para poder dormir la primera noche, fue casi imposible encontrar una a un precio decente, pues estaban en temporada de vacaciones, por lo que había muchísimos turistas por esos días. Encontró una a las afueras de Londres. No era lo que esperaba, para ser sinceros, no era nada como lo había descrito la dueña del lugar. Sin lugar a dudas había sido una de sus peores noches, puesto que no había podido dormir en toda la noche por el cambio de horario, y no solo eso, si no que había que sumarle el hecho de que estaba durmiendo prácticamente en una pocilga. Incluso le pareció ver ratas en el techo, sin sumarle a eso todas las arañas que tuvo que matar, o las cucarachas que se sentían por el piso, Amy creyó que incluso bajo un puente habría encontrado mas comodidad. Al día siguiente, con el rostro totalmente cansado, con ojeras que adornaban sus bellos ojos grises, y sin haber comido nada, se dedico a buscar un lugar para poder vivir en los próximos días, pues no estaba dispuesta a volver a Seattle y verle la cara a Harry o su familia. Ni si quiera habían firmado lo papeles del divorcio, por lo que aun estaba legalmente casada con Styles, pero eso no significaba nada. Queria olvidarlo, y hasta que no lo lograra, no volvería. Encontró un apartamento con un alquiler relativamente barato y a los dos días ya estaba amueblando y acomodándose en su nuevo hogar, que a decir verdad era bastante más presentable que el de Seattle, aunque cuando llego al aeropuerto pensó seriamente en volver y darse de cabezazos por la locura que había cometido. Pero ya no había vuelta atrás.

Desde que estaba en Londres todo le salía bien, tenía un bonito apartamento, un buen trabajo y aunque no tenía a nadie a su lado, pensaba menos en Harry, ya que tenía el tiempo más ocupado. Había conocido a un par de chicas muy simpáticas en el hotel, Camille y Emma, se la pasaban muy bien mientras trabajaban, charlaban todo el tiempo, y se contaban cosas sobre lo que pasaba en el lugar. Sin embargo Amy no les había podido decir que estaba casada, por que había bebido de mas una noche en las Vegas. A las chicas les llamaba mucho la atención que fuera extranjera, y los fines de semana la sacaban a bailar para que conociera a alguien. 
Y había sucedido. 
En su primera salida, habían ido a un bar muy exclusivo del centro de Londres, y ahí Cam y Emma le presentaron a Amy a un rubio bastante guapo, alto y bien formado, pero nada como Harry. Tenia los ojos azules como el mar, y la voz mas sensual que jamas haya escuchado, incluso mas que la de su esposo. Esa noche las chicas había decidido dejarla sola con aquel bombón llamado Max, mientras ellas se divertían con unos amigos de este. Pero nada pasó. Amy no podía, el simple hecho de que el chico se le acercará con la intensión de besarle, había provocado que ella tirara su bebida, ensuciando así su bello vestido.
Jamas se había sentido tan avergonzada.
Pero el chico entendió. Y se mostró muy comprensivo con ella.
Al final de la noche, y sin saber como, Amy le había contado toda su historia a Max, y este muy comprensiva mente le había dicho que estuviera tranquila. Que por algo dicen que Londres es la ciudad del amor.
-Esa es París -le había respondido Amy, con un tono muy graciosos.
- Bueno, eso no me impide invitarte el próximo sábado en la noche a cenar-le dijo el rubio, intimidandola con la mirada -como amigos, por supuesto. No te obligaré a nada.
Y Amy había aceptado. Cosa que la ponía muy nerviosa, pues nunca había tenido una cita con un desconocido, claro, sin contar a Harry.

A las nueve de la noche terminó su turno y comenzó a bajar el Hyde Park para coger el metro e irse a su apartamento, decidió antes de ir hacia su casa coger algo de comida rápida para esa noche ya que no tenía ganas de cocinar nada…
Mientras corría entre todo el gentío que había en el centro de Londres vio una limusina negra, y era idéntica a la de Harry, su corazón dio un vuelco y tapono por unos segundos la entrada al metro allí parada. Intentó tranquilizarse y pensó que no podía ser él, que no tenía porque encontrarla y el negocio de su hotel aún no podía haber empezado.
Intentando estar más relajada se fue hacia su casa, ceno y se acostó para leer alguna de sus novelas.

Se despertó a las cuatro de la mañana sudada y temblando por una pesadilla que había tenido, sus padres tenían un accidente y ella no podía coger un avión, la impotencia había hecho mella en su nerviosismo y tuvo que levantarse de la cama para hacerse una te de tila. Se sentó en el sofá y puso la televisión para ver si podía dormirse aunque fuera allí, su perro la siguió hasta acomodarse con ella pero en la alfombra que adornaba el suelo del salón. Eran las cinco de la mañana, realmente tardísimo y tenía que trabajar al día siguiente de turno de mañana, debía dormirse ya y pensando eso el sueño le venció y se quedo dormida con la televisión encendida y casi sin quererlo como cada noche, con Harry en la cabeza.

Los días pasaban y cada vez estaba mas segura de lo que había hecho, haberse ido a Londres era la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo.
Se estaba arreglando para ir a cenar con Max, que la pasaría a buscar dentro de un par de minutos con cuando sonó el timbre de su casa. Extrañada fue a abrir la puerta mientras su perro aun confundido por cambiar tantas veces de hogar la seguía ladrando y excitado porque alguien estuviera en la puerta.

"En las Vegas" - Harry Styles y AmyWhere stories live. Discover now