Garfio les había mentido y estaba bastante consiente de lo que aquello podría significarle; Emma no se andaba con rodeos. Pero para llegar a Nunca Jamás, se necesitaba más que una brújula mágica y un barco. No todo había sido mentira, sin embargo. Por cielo también se podía llegar a la isla, pero para ello necesitaban polvo de hadas o una vela forjada con plumas de Pegaso, como la que había tenido antaño, blanca y luminosa. Desgraciadamente para sus nuevos tripulantes, ésta había ardido gracias a su hermano, quien la quemó por medidas de seguridad, para que nadie pudiese llegar a la isla mientras estuviese en el Jolly Roger, que por aquel entonces era llamado La Joya del Reino.
Se había pasado la noche en vela, ideando un plan que le beneficiase, mientras bebía ron con nerviosismo, pues el insomnio lo tenía absorto. Se sentía un poco atormentado por todos los sucesos que habían acontecido su día.
Killian Jones no era un hombre impulsivo, para nada. Había pasado siglos en Nunca Jamás retrasando su vejez para hallar una forma de matar al Ser Oscuro, lo que a su vez habían significado años de forjar su paciencia. Pero también durante todo aquel tiempo había estudiado mucho; tanto la isla, que conocía como la palma de su única mano, así como diferentes objetos mágicos que en su mayoría estaban perdidos por todo el mundo. Él se había transformado en una especie de coleccionista, buscando material de valor para trocarlo por cosas que le fueran útiles. Un par de veces durante en el año, Garfio y su tripulación tenían permitido dejar la isla por un breve periodo de tiempo. Esta vez la orden de Peter Pan había sido que durante la primera luna llena después del inicio de la primavera podría zarpar a los reinos mortales, pero debería volver cuando el ciclo lunar se completara, y la gran esfera blanca en el cielo volviera a iluminar los mares. Durante esos treinta días intentó recolectar la mayor cantidad de tesoros posibles, y finalmente se dirigió a Mist Heaven, siempre puntual a la semana acordada que los piratas tenían permitido permanecer en el puerto. Aquel reino era el más abundante de todos los que él había visitado y también el más peligroso, pues sabía que era ahí donde su enemigo residía. No había tenido la desgracia de topárselo aún y esperaba con ansias el día en que por fin pudiera cobrar venganza. Pero todavía no estaba preparado, por lo que la suerte estaba corriendo de su parte. Sospechaba, sin embargo, que de alguna manera, Peter Pan estaba detrás de aquel extraño manto de protección que por tanto tiempo lo había alejado de cualquier peligro.
Años atrás, en un corto viaje que había hecho a una tierra lejana, sentado en una taberna había oído la historia que un viejo lobo de mar contaba a un pequeño público expectante. El marino de pelo blanco y mejillas sonrosadas se hacía llamar Lacaille, y su historia hablaba sobre un hombre; Jasón, que engañado por su hermano, un hijo de Poseidón, había tenido que ir en la búsqueda de un carnero de oro para probar su valía y recuperar el trono que legítimamente le pertenecía. Ante esto, intercedió la diosa Palas Atenea quien le aconsejó construir un barco y le entregó ciertas herramientas para este proyecto. Para este viaje, Quirón, el centauro que crio a Jasón, le entregó una esfera que cumplía la función de mapa y así pudiera regresar a casa cuando estuviera listo. La expedición fue un éxito, y cuando Jasón volvió de su viaje, Atenea transformó el barco, llamado Argo, en una constelación y a la Esfera de Quirón en el mapa que guiaba la nave. Durante milenios las cosas en el cielo se mantuvieron relativamente tranquilas, sirviendo de referencia a los marinos para que siempre encontraran el camino de regreso a casa, pero un día, Poseidón lleno de ira al enterarse que otros habían intercedido en los planes de su hijo, provocó que la famosa esfera cambiara. El norte se separó, entonces, de su habitual posición, transformándose en la Cruz del Sur y dejando a la Esfera de Quirón inservible y sin rumbo, provocando que cayera del cielo a las profundidades del mar, envuelto en un manto de fuego que jamás se había extinguido.
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Perdida | Once Upon a Time
FanfictionEmma y Belle son fugitivas del pasado. Diferentes como dos copos de nieve. Sin embargo, allí, donde sus ojos se pierden buscando el mismo amanecer, ellas son iguales. Ambas huyen de algo incierto intentando encontrarse a si mismas, sin tener noción...