Capitulo I: Fugitivas

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–¡Bella detente!

–¡Nos alcanzarán!

–Hemos corrido demasiado rápido, ni siquiera alcanzo a oír sus gritos... ¡Bella!

Ella freno, y cuando lo hizo notó la mucha falta que le hacía descansar de la larga carrera que habían llevado desde el castillo de la reina hasta esa parte del bosque.

Estaba completamente oscuro.

–¿Qué habéis cogido? –preguntó la susodicha.

–Una tiara, algunas perlas y respecto a la comida... sólo manzanas –Bella le miro con expresión escéptica.

–¿Acaso no habéis oído lo que le sucedió a Blancanieves con el asunto de las manzanas?

–Claro, pero estas no tienen por qué ser de las mismas.

–No pienso arriesgarme. A penas lleguemos a la costa tiraréis eso.

Emma suspiró.

–Pero podrían ser perfectas armas ¿qué no veis la estrategia en todo esto?

Habían salido por los pelos del castillo de la reina.

Cuando entraron por primera vez lo hicieron como sirvientas, ahora habían salido de él como ladronas, y aunque esto último era mucho menos honrado que lo anterior, sacaron más provecho robando que trabajando pues hace tiempo habían comprobado que la opción indecorosa era mucho más efectiva que la moralmente correcta.

Bella la miró con desaprobación, aunque el enojo no le duró demasiado al ver como sostenía su colgante; estaba asustada.

Emma era huérfana y lo único que conservaba de la vida que no recordaba era el pequeño amuleto que decoraba su fino cuello, el que en su oscuro dije se podía apreciar la elegancia de un cisne blanco. Había crecido bajo el brazo de Lord Locksley, padre de Robin Hood a quien tenía como un hermano mayor. Lord Locksley había muerto hace años, asesinado a manos de los caballeros negros, de modo que la joven Emma se había visto obligada a seguir los pasos de su hermano y formar parte del grupo de ladrones más buscado y evitado de todo el Bosque Encantado.

Más tarde, huyendo de un destino poco alentador, había llegado Bella, una de las mujeres enviadas como ofrenda al Señor Oscuro, pero que desafiando a su padre y el trato que este mantenía con la Bestia, desvió su ruta y se encontró de lleno con un Will Scarlet que la llevó a  Robin, y con su cabello castaño, estatura media y ojos azules pronto se ganó el corazón de los hombres y quedó como la segunda mujer más joven allegada al grupo después de Emma que aunque poseía irónicamente sus mismos ojos, veía el mundo de manera diferente.

Esta jugada de parte de la joven les había salido cara, ya que al nunca presentarse en el castillo de Rumpelstiltskin, éste no los protegió de la invasión de los ogros. Los hombres no lo lamentaron, pues ya habían salido de ahí apenas Bella terminaba de relatar su historia.

A pesar de unas iniciales diferencias con Emma y las miradas poco amistosas, terminaron forjando entrañables lazos de lealtad y cariño.

Físicamente diferían bastante de tener similitudes, Emma con sus cabellera dorada emitía un contraste enorme para con Bella. Aunque tenían casi la misma altura, Emma era completamente atlética y fuerte, mientras su nueva compañera era pura calidez y tranquilidad.

Pronto aprendió la allegada los trucos de su amiga, y aunque jamás llegaría a igualar diecisiete años de experiencia, juntas hacían muy buen equipo.

En algún punto de su amistad notaron que sus corazones estaban llenos de sentimientos diferentes, y cuando discutieron por primera vez aquellos asuntos que tanto anhelaban, sus miradas chocaron contra el mismo objetivo.

Perdida | Once Upon a TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora