Capítulo 4 - ¿Ese Es Su Nombre?

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¿John, puedes quedarte a dormir conmigo?- Le dije a mi hermano mientras terminaba de secarme las lágrimas de mis ojos.

- Claro, ¿Por qué no me quedaría? – Dijo con una sonrisa.

***

Después de esa noche, las pesadillas se volvieron constantes. Siempre estaba corriendo intentando salvar mi vida, las calles eran oscuras, frías y sin un alma. Yo me limitaba a correr, aunque siempre la sobra llegaba por donde menos lo esperaba y terminaba muerte, si no me apuñalaba en mi abdomen, era mi espalda o en mi cuello pasaba su filoso cuchillo. Así estuve durante los últimos tres meses. Tres meses largos, que al final tome la decisión de dormir solo tres horas al día y esas tres horas al día eran controlados por mis viejos, John y Valerie.

Valerie me regalo un atrapa sueño, con el fin de ayudar a mejorar mis sueños pero este no servía, solamente funcionaba cuando Valeria se quedaba en casa o eso creía yo.

Físicamente lucia fatal, baje de peso, estaba pálido y con las fuerzas necesarias para las actividades diarias. Mi vista reflejaba tristeza, enojo y cansancio; y tenía unas ojeras de color purpura muy pronunciada las cuales no me ayudaba para verme por lo menos bien.

Con mis amigas de tesis, entregamos el proyecto final y a los 15 días nos dieron respuesta para sustentar.

Por otro lado, mis viejo tomaron la decisión que debía asistir a un psicólogo y Valerie, les sugirió a su mamá, y ellos pensaron que con una persona de confianza, tal vez encontraría la solución a mis pesadillas. Había programado todo. Y hoy era mi primera sección con la Señora Mary.

Baje la escaleras para llegar a la puerta y salir, al abrir la puerta me tropecé con alguien – Perdón, yo solo... - dije al levantar la vista y darme cuenta con quien me había tropezado.

- Alec – Dijo sonriente.

- Joshua. ¿Qué está haciendo acá? – Pregunte.

- Pasaba por aquí y pensé en saludar – Dijo con un tono amable, tranquilo y sereno. –

- Creo que sabes cómo termino todo ¿no? – Dije mirándolo con repudio. –

- Sí, pero normalmente suelo dar múltiples oportunidades y creo que necesitas hablar con otra persona a parte de tu familia y Valerie, con respecto a tus parasomnias.- Dijo mientras sus ojos color miel se incrustaba en los míos. Su vista era imponente, fuerte e incluso penetrante a la vista, así que baje mi mirada. –

- ¿Cómo lo sabes?, ¿Quién te contó?, ¿Fue Valerie?- Pregunte e incorpore mi postura y lo miraba con desprecio.-

- Valerie no fue. No fue nadie. Tienes miedo, tu mirada es triste incluso se está vaciando.- Respondió calmadamente.

- Igual no importa quién te lo haya dicho. No te quiero en mi vida, no te necesito, estos últimos años he estado bien. – Dije con fuerza mientras caminaba.

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