Soledad Absoluta

Llueven los ojos de mi familia

Llegó el momento, le voy a decir. Ya llegó y... no importa que esté mi hermana. 

Sin detallar mucho, fue más o menos asi:

-Mamá, tengo algo que decirte. Algo... malo que hago, algo que me hace mal. Y te lo tengo que decir porque Carla, tu amiga, me amenazó. (Si, asi fue. Tal cual lo estoy redactando)

-Soledad, que paso? Decime. No me asustes.

-No se como decirte mamá, vos tirame cosas y yo te digo porque yo no puedo.

-Soledad, no me hagas poner nerviosa. No se que haras vos que te haga mal. Hija, dale, decime. Sabes que no tenes que tener verguenza con mama.

-Pero mama, no es verguenza. Escúchame bien. Me hace mal, a la salud. 

-¿Fumas?

-Si...

-Yo sabia. Vos venias con olor debes en cuando a casa. ¿Hace cuanto?. Yo le dije a tu papa y el me dijo que no. Soledad. Papá y yo te dijimos desde chiquita que no tenías que hacer las cosas malas que hacemos nosotros. 

-Hace poco. Tres meses hará. (Y para aclarar, le menti, hacia mucho mas fumaba, un año mas o menos. Pero no podía decirle semejante cosa, no a ella, no podía herirla tanto). Perdon, ya se, se que no tenia porque hacerlo. 

-¿Quien te lo hizo probar? ¿Cielo? ¿Fue ella? 

-No mama. No. Ella es mi amiga, jamás me hubiera hecho probar. Me hizo probar Gaston. Y, la verdad es que nadie "me lo hizo probar", yo lo probé porque quise. Mama, todos los probaron y no les gusto, se ahogaron, y yo no. ¿Por que a mi? 

-Soledad, le voy a tener que decir esto a tu papa. Y lo vamos a tener que hablar. Me decepcionaste hija. Siempre te dijimos que no hagas las cosas feas que hacíamos nosotros. 

-No mama, a papa no, por favor. No quiero que sepa. No podría soportarlo. 

-Mira, papá tiene que saber si o si esto Soledad. Dame todos los atados de cigarros que tengas y los encendedores, ya. 

(Los fui a buscar y se los di) -Toma, perdón. 

Y eso fue todo. No hubo más charla hasta el otro dia, cuando mi papá me lleva a la escuela y me dice

-¿Por qué? (Con angustia) 

-¿Por qué, qué papá? 

-Porque fumas hija. Tu mama me conto anoche.

-Papa, me parece que no es momento de hablarlo. Estamos yendo a la escuela. (Yo, con esto, ya sabia que a la vuelta de la escuela, en mi almuerzo, iba a llorar, y ellos, mi familia, también)

-Soledad, las veces que te hemos dicho con mama... (y lo deje a la mitad)

-Si, ya se. Que no haga las cosas feas que hacen ustedes. Pero no se que quieren que les diga. Lo probe. Ya está. Y lo voy a dejar, no se hagan problema. No tengo el vicio todavia. 

-No se trata de eso hija. Es por tu salud mi amor, nosotros te amamos y queremos lo mejor para vos. (Pero ya era tarde para seguir hablando, habíamos llegado a la escuela y nos teníamos que despedir) 

-Chau pa, en casa hablamos. 

-Suerte hija, cuidado.

Y eso fue todo. Cuando llegue a la escuela hable con Lucia, le conte todo y un poco a descargarme me ayudó. Pero lo importante era que hoy tenía psicóloga, e iba a ser una gran sesión. Por lo menos para mi.