Capitulo 2

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Durante esa tarde, toda Renelia estaba de fiesta y a la vez a la expectación de que el momento llegara ya que dentro de cinco horas averiguaríamos en dónde pasaríamos el resto del año y lo más importante ¿qué tendríamos que hacer? Mis amigos estaban extasiados, no sólo por el hecho de que ya habían pasado veinte años desde la última apuesta, sino que era nuestro turno de ser los privilegiados de experimentarla en vivo y en directo y dar a conocer nuestros nombres por toda Renelia. Yo todavía me acuerdo de los últimos participantes –y eso que yo no había nacido –, ellos llegaron a ser bastantes famosos por la apuesta que tuvieron que hacer, salir a la tierra de los mundanos y conseguir algo representativo de cada país alrededor del mundo, los cuales había estudiado uno por uno en la escuela así que puedo decir que son bastantes y a la vez un poco diferentes a lo que nosotros consideramos normal. La prueba terminó poco después de que yo naciera, los competidores estuvieron casi tres años fuera y el ganador había llegado más delgado y moreno pero al final de cuentas lo había logrado. Desde ese momento él se convirtió en un ídolo para todos los niños, incluida yo. Su nombre era Oscar Teinors, actualmente vivía con el hechicero y dentro de poco uno de nosotros ocuparía su lugar; por supuesto esperaba ser yo, al igual que todos mis amigos deseaban serlo. Así que era más que obvio que íbamos a tener que luchar entre nosotros y a esforzarnos lo máximo para conseguirlo. Cosa que no quería que pasara, por lo menos no tener que enfrentarme a ellos directamente.

Y mientras que todo el mundo estaba de celebración yo estaba en mi habitación con toda mi ropa tirada por el suelo por que como si ya no tuviera bastantes problemas, ¡no sabía que tenía que llevar puesto! ¿Me arreglo o será demasiado? ¿Uso jeans o será demasiado informal? ¡Arg! la apuesta no había ni siquiera empezado y yo ya me estaba estresando así que hice todo lo que cualquier chica adolescente haría, llamar a tu mejor amiga por un consejo.
Mérida estaba siempre con el teléfono en la mano, fuera la hora que fuera, así que no me extrañó cuando me contestó al segundo timbrazo.

– No lo sé –dijo antes de que yo pudiera decir hola si quiera.

– Hola a ti también –dije con un poco de burla en mi voz – Y ¿qué no sabes exactamente?

–Qué me voy a poner para la ceremonia de esta noche, sé que llamas por eso – dijo y ahora era ella la que tenía burla en su voz.

– Sí, bueno, no me sorprende, estoy súper confundida nadie me dice nada – medio grité – sé que no lo saben pero al menos podrían decirnos, cómo tenemos que ir vestidos o si los participantes de otros años iban muy arreglados.

– Lo sé, mi tía participó ¿sabes? Y no me da ni la más mínima pista –pude oír un suspiro al otro lado del teléfono – dice que sea yo misma, ¡como si fuera tan fácil!

- Al menos tienes a alguien en tu familia que ha pasado por este proceso- dije con un poco de ironía- aun sigo debatiendo entre usar un jean o al fin ir en contra de mis principios y rendirme a usar un vestido, sabes que los vestidos y las faldas no son mi estilo.

Hubo un silencio en la línea que creí que la señal se había cortado – ¡Charlotte me has leído la mente! – Gritó mi amiga tan alto que pensé que me iba a quedar sorda- imagina la cara que pondrían los chicos si te vieran con un vestido, los dejarías con la boca abierta y a las chicas les darías envidia. Tienes que admitir que la tentación está presente, además tienes unas piernas de muerte– puse los ojos en blanco mientras escuchaba a mi amiga.

–Tú no cambias para nada ¿eh?– dije con resignación

–No me importa lo que digas aun así sabes qué me quieres mucho–dice con un orgullo – Sin más que decir, ya está decidido irás con un vestido y como sé que entre tu armario no figura ni uno te prestaré uno de mis favoritos. Espérame en cinco minutos y estoy en la puerta de tu casa– y sin más que decir dio por terminada la llamada.

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