Capitulo 6

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Todo en el aeropuerto de Londres era grande y cuando digo todo, sí me reefiero también a la comida. Después de que el capitán me explicara hacia donde tenía que ir, lo hice pero en ningún momento el me explico que tenia que hacer después de adentrarme en esta marea de gente.
Según la carta, una persona vendría a recogerme y me llevaría hacia mi futura casa, es decir a la universidad pero todavía me estaba preguntando como la gente era capaz incluso de encontrar a la persona que tenia al lado. Iba a pasar aquí mucho tiempo. Pero cuando ese pensamiento cruzó mi cabeza, escuché una voz en off, que escucho mis plegarias.

-Por favor todos los estudiantes de la Universidad de Westminster por favor diríjanse hacía  la puerta 23.

Esa era yo.

Comencé a andar siguiendo las señales que indicaban el camino a la puerta 23, mire  a mi alrededor y vi a más de treinta jóvenes yendo por el mismo camino que yo, muchos de ellos hablaban otras lenguas pero yo les entendía – ventajas de ser hechicera, hablas todas las lenguas que quieras ya que hay un conjuro que todos los bebés reciben al tercer mes de haber nacido – Sonreí cuando escuché la conversación de dos chicas francesas que estaban preocupadas por la ropa que habían traído. Como me había pasado a mi.

Finalmente llegue a la puerta, mire alrededor y pude darme cuenta que había un montón de hombres y mujeres sosteniendo carteles. Señor Pierre, Señorita Renaldi, Señor Gonzales y muchos otros apellidos extranjeros que en mi opinión eran extraordinarios.

Tenía entendido que un coche vendría por mi, o bueno eso era lo que decía la carta, así que empecé a buscar a alguien que estuviera sosteniendo un cartel con mi nombre. Comencé a caminar cuando un señor mayor de unos sesenta años se paró justo delante mío.

–¿Es usted la señorita Charlotte Claudson? – me preguntó el hombre. Pestañeé sorprendida antes de responder.

–Esto...Sí soy yo.

–Soy Leopoldo High, y soy él encargado de llevarla a la Universidad de Westminster, sígame por favor. El hombre comenzó a andar.
Tomé mi maleta y corrí para ponerme al lado suyo.

–¿Señor High?¿Puedo preguntarle algo?

–Claro que sí, señorita– sonrió.

–¿Cómo sabía quién era yo? Me refiero, sabía que alguien me estaría esperando pero no sabía que le hubieran descrito cómo era yo.

–¡Oh! no lo hicieron.

–Entonces..– comencé pero él me interrumpió antes de que pudiera si quiera empezar.

–La pude reconocer porque después de tantos años, todavía puedo reconocer a un hechicero cuando lo veo. – dijo seriamente.

El sabía que era una hechicera pero ¿Cómo? Los humanos no sabían de nosotros y aquellos que lo hacían vivían en Renelia.

–Sé lo que esta pensando – lo dudaba. Pero no lo interrumpí y le dejé hablar – cómo un humano lo sabe ¿No? Bueno ahí esta su error no soy un humano.

–Entonces Señor ¿es usted un hechicero como yo?
Asintió.

–¿Y por qué esta aquí y no en Renelia?– Pregunté curiosa.

–Porque ya no ejerzo la magia, decidí irme de allí y vivir en el mundo mundano. Soy conocido entre tu gente como un Bruger.

–He oído hablar de ellos, pero no mucho. ¿Puedo preguntarle por qué dejó Renelia Señor?

El hombre se tomó un momento para responder.

–Por amor, claro. El amor hace que hagamos cosas locas y magníficas pero tambien estúpidas. Me enamoré de una mundana cuando estaba de servicio como inspector, supongo que sabes lo qué es ¿no? –asentí.

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