Capítulo 14: "Desconocidos"

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Narrador omnisciente.

Ladybug: No lo sé... ¿Lo fue?

Ella mejor que nadie sabía la respuesta. Se quedó en silencio, seria, intentando ver qué reacción tendría el felino ante eso, pero él sólo dejó ver un rostro claramente afligido.

Arrepintiéndose de su acción, la chica se acercó y colocó la mano en el hombro de Chat Noir. Posiblemente su cara estuviera tanto o más roja que su propio traje. Por una vez quiso hacer una de esas bromas pesadas que hacía el chico, pero no le resultó en lo absoluto.

Chat Noir: ¿Q-Qué sucede...?

Se hayaba bastante confundido, viendo a la chica colocarse extremadamente nerviosa.

Ladybug: ¡Lo siento! No fue un error, claro que no fue un error... Es sólo que reaccioné de la forma menos adecuada.

Esperando algunas fuertes palabra del rubio, Ladybug agachó la cabeza como si intentase refugiarse. En cambio, para él fue todo un alivio oír eso.

Chat Noir: Bueno, se nota que aprendiste del peor...

Soltando una pequeña sonrisa, se acercó a ella, aún cabizbaja, y la tomó por las mejillas para levantarla y hacer que sus ojos se encontraran.

Creían por fin haber dejado atrás cualquier secreto. Podían respirar libremente, sin ninguna carga encima, aunque aún no pudieran expresarse completamente.

A Ladybug le incomodaban un montón de cosas. Las manos del chico en sus mejillas le quitaban toda la seguridad que tenía sobre sí misma.

Por otro lado, él sólo quería besarla de una buena vez. Y lo hizo. Creía que ese era un buen modo de transmitir todo lo que sentía...

Ladybug: E-Eso no lo esperaba -susurró-.

Chat Noir: Es mejor no esperar nada -sonríe-, ten por seguro que desde ahora que sabes quién es en realidad este lindo gatito, muchas cosas cambiarán.

Ella, curiosa, se limitó a sonreír. ¿Cuándo fue que Adrien Agreste se había vuelto todo un misterio?

Ladybug: Bien -habló con seguridad-. Pero está claro que no me quedaré atrás. Aún no has visto a la verdadera Ladybug.

Su confianza aumentaba... Y eso, al chico, le encantaba.

***

Decidieron darse un pequeño tiempo para ir a casa, descansar, procesarlo todo y luego volver a juntarse.

Ya casi a las siete de la tarde, Ladybug salió de su casa colgándose de su yo-yo y Adrien tan sólo subió a su limusina.

El primero en llegar al lugar fue el chico rubio, quién miró la cafetería desde fuera y los recuerdos se le vinieron a la mente. Otra vez, entraría allí y esperaría a su amada.

Adrien: Otra maravillosa vez...

Tardándose un poco más de lo esperado, la peliazul terminó por llegar al mismo lugar. Entró intentando pasar desapercibida aunque su traje la delatara. Al girar la vista, lo primero que sus ojos veían era aquella cabellera rubia, después se topaba con esa verde mirada... Luego, sonreía.

Ladybug: Hola, chico guapo.

No era protocolo que le desagradara seguir, a ninguno.

Adrien: Hola..., Ladybug.

Quisieron celebrar aquel grandioso día en donde se revelaron sus identidades volviendo al lugar en donde tuvieron tantas reuniones y comenzaron a saber quién estaba más allá de lo que veían.

Les costaba creer que habían llegado hasta el punto de ser novios. Era divertido cuando lo pensaban.

Ladybug: Y bien, ¿qué aprenderé de ti hoy?

Adrien: ¿Qué quisiera saber, My Lady?

Ladybug: Todo -ríe-.

Si pudieran denominar al otro de algún modo, seguramente sería con el término "desconocido".

Aún les quedaba mucho por recorrer, por conocer... Daba igual si el avance era lento, o si tenían que juntarse mil veces más en esa colorida cafetería que le dio origen a una pequeña historia.

Una historia que, acababa de comenzar. Y se demorarían todo lo que fuera necesario en conocer el desarrollo... Juntos.

***

Fin.

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