Undécima parte.

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Esta es para mi Luisa, y para todas las Harry's girl, y bueno, todas las chicas que lean mi novela xx Muchos besitos.

CAPÍTULO 11.

 

Aquella frase había sido lo último que había dicho Hayley antes de que Harry la callase y le tendiese una mano que ella aceptó.

Se había quejado de llevar aún el vestido de la fiesta, algo a lo que Harry hizo caso omiso.

Recorrieron el pasillo hasta la habitación de él, el cual cogió dos mantas anchas y una sudadera. Abrió la ventana y tiró las cosas. La altura no era grande, y Harry fue el primero en salir. Hayley se tiró, seguidamente, cayendo en los brazos del chico. Después siguieron corriendo hasta llegar a un descampado rodeado de árboles y matorrales que los podrían ocultar desde las ventanas del correccional.

Se pusieron bajo un viejo sauce allí situado, y Harry tendió una de las mantas. El cielo se veía claro e iluminado por cientos de estrellas.

—Siéntate.

La chica hizo caso y se estiró a lo largo de la manta. Harry le echó la segunda manta por encima, tumbándose, más tarde, junto a ella.

Tras unos minutos de silencio, fue ella quien decidió romperlo.

 —Harry...¿por qué me has traído aquí?

El chico la miró y se mordió el labio.

—Hayley...desde aquel día no he dejado de pensar en las cosas horribles que dije. No lo pensaba realmente. Era solo...estaba cabreado y la pagué contigo porque pensé que lo que teníamos era fuerte. Pensé que a pesar de que dijese aquellas estupideces, seguiríamos como hasta ahora... He sido imbécil. Y me di cuenta en cuanto cogiste todo: el vestido, los tacones, el pañuelo y el móvil y quisiste dármelo.  Te he enviado mensajes cada día, y no podía evitar querer hablarte cada segundo, pero sabía que había metido la pata y que solo si estabas en peligro, solo si de verdad me necesitabas, podría estar ahí.

La sinceridad fue abrumadora, y Hayley no sabía cómo actuar, simplemente se incorporó. Harry imitó su gesto, y miró al suelo.

—Si quieres irte solo debes decirlo.

La chica negó con la cabeza y alzó una mano hasta la mejilla del chico de pelo rizado. Él alzó la mirada hasta los ojos de ella y le dedicó una media sonrisa dulce que hizo que Hayley se olvidase de todo.

—Siento ser absurdamente celosa, y estar enamorada de ti. Pero te prometo que eres el único tío con el que he follado y me he acabado...—Harry cortó aquello. No necesitaba oír más.

En el mismo instante que había pronunciado aquellas palabras "estar enamorada de ti", Harry sintió la necesidad de callarla, y no hubo mejor forma de hacerlo que como lo hizo.

Hayley tenía los ojos cerrados, acariciaban la mejilla de Harry y dejaba ir sus manos hasta el pelo rizado. Harry, a su vez, enjugaba las lágrimas que caían por las mejillas rosadas de ella, mientras que sus labios se amoldaban a los de la chica. No era un beso sexual, ni pasional. Era un beso dulce, tranquilo, perfecto.

Harry hizo que ella entreabriese sus labios para colar su lengua discretamente y comenzasen a jugar, a bailar...y dejó que sus alientos se entremezclasen, saboreándose mutuamente, sintiendo el corazón palpitante en cada parte del cuerpo.

El chico de pelo rizado se separó de ella un instante, abriendo los ojos y sonriendo leve.

Se encontraba mirándola fijamente a los ojos, como nunca había hecho con nadie, jamás, solo con aquella adolescente rebelde capaz de cambiar el corazón de cualquiera. Capaz de dar nuevas esperanzas a quien quisiera, simplemente cuando entraba en su vida.

—Esta noche no quiero follarte, Hayley. Esta noche quiero hacerte el amor...si me lo permites.

Hablar hubiese sido estúpido en aquel momento, habría sido una forma de cortar aquel ambiente tranquilo, sereno, mágico... Harry supo por la reacción de Hayley de que su respuesta era un "sí". El culpable que la había delatado no había sido esta vez un pajarito, no. Esta vez fue una lágrima y aquella sonrisa de chica enamorada, aquella sonrisa de agradecimiento que hizo que a Harry se le encogiese el corazón.

Hayley volvió a tumbarse, y dejó que Harry llevase las riendas. Sus labios se encaminaron hacia los de ellas, dejando un rastro de besos desde ellos hasta el pecho, a la vez que conseguía quitarle aquel vestido.

—Te dije que tú serías el primero en quitarme este vestido—Harry alzó la vista, sonriendo divertido por aquella broma, volviendo a posar sus labios en los de ella.

—Y espero ser el primero en todo, o al menos, en casi todo.

Las manos de Harry no paraban de acariciar cada parte del cuerpo de Hayley el cual, durante los últimos días, se había encargado de conocer a la perfección. Había dedicado un buen rato a observar cada tatuaje y a besar cada milímetro de él. Había dedicado el tiempo suficiente a saborear cada milímetro de su cuerpo, hasta que, al fin, entró en ella.

El movimiento era leve, no quería hacerle daño tras el accidente, cosa que Hayley agradeció posando un beso en sus labios, que lucían algo hinchados de la presión de otros besos.

Harry posó las manos a los lados de las caderas de ellas, moviéndose entre sus piernas y mezclando su aliento con el sabor dulce del de ella. Esa noche ellos no eran Harry el dios del sexo y Hayley la chica rebelde; esa noche era el "tú y yo" que, hacía ya tiempo, ambos deseaban.

Missed (Harry Styles) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora