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- Disculpa, pero no es el momento adecuado para verlo.

- Pero porfavor, necesito hablar con el. Ya no soy la persona que era antes. He cambiado totalmente durante estos ultimos años en los que he estado lejos de el - surruró la joven con voz entre cortada.

- Cariño, el no debe saber que tu estas aquí. El... me dijo que prefiere estar en su verdadero hogar. Junto a mi.

- Solo dejame verlo, ¡por favor! No es necesario que me vea. Aunque sea unos segundos, para poder recordar una vez mas su hermosa carita.

El silencio se apodero del lugar en donde se encontraban. Lagrima por lagrima salía de aquel joven rostro como muestra de su arrepentido corazón. El momento se incrustaba con las miradas incómodas que se daban al no saber en donde mas mirar, hasta que salió una respuesta de aquella mujer de aproximadamente 50 años.

- Esta bien - Asintió la señora, entrelazando sus arrugadas manos con las de la joven -. Pero aún no es hora de regresar por el.

La desconocida joven, con esto, sintió el momento adecuado para poder alejarse e ir directamente a verlo a una distancia lejana, junto a la sala en donde se encontraban algunos velando y llorando por todo lo sucedido.

Su mirada solo se encontraba fijada en el cuerpo del chico que se postraba en aquel sillón de color café apagado. Algunos la veían con extrañeza por su inesperada aparición después de todo lo que se rumoreaba de ella. Pero ninguna mirada de repulsión le importaba en cuanto hacia llegar una de sus manos, hasta tocar su corazón y sentir todo un mar de sentimientos encontrados.

El chico se veía mas tranquilo de lo que ella recordaba, a pesar de no estar despierto. Su cabello ya no era largo, sino corto y sin una gota de gel.

Parecía que todo lo que hacía estaba mal al romper su promesa, aún cuando ya nadie la necesitaba. Ni los niños, ni la vida, ni ella misma.

Siguió pensando, hasta que dio su ultimo suspiro de felicidad en cuanto la señora llegó a avisarle sobre la partida de todos fuera del edificio. Ya era hora de llorar a otro lado.

- Tenemos que irnos. Ya casi es hora de despedirnos - insistió, agarrando con fuerza su mano -. Puedes quedarte a mi lado, pero sin que él se de cuenta de tu presencia.

La joven se dio la vuelta, mientras que se marchaba a pasos apresurados hacia la salida de la edificación de dos pisos. El rastro de que estuvo presente en el recinto, había desaparecido en cuanto tocó aquel cristal con sus manos para empujar la puerta.

Justo a tiempo para irse, el chico despertaba de su sueño de unas 6 horas. Se limpiaba los ojos para poder tener um vista clara y pudo ver a su abuela adelante de el. Su sonrisa era sus buenos dias después todo lo sucedido.

- David, tenemos que irnos. Ya no podemos esperar mas ¿Esta bien? - El chico asintió -. Sabes que todo lo que hago es porque te amo. No quiero que sufras mas por nadie, hijo.

- Esta bien abuela. No sabria que hacer si tu no estuvieras aquí conmigo. Tu nunca me harías sufrir ni por un momento.

Las reglas de un soñador #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora