Insoportable

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A decir verdad, tener a alguien durmiendo en tu cama todos los días o el hecho de despertar con alguien todas las mañanas no es tan terrible como imaginaba.

Sí, desde hace más de una semana he tenido a Daniel en mi casa a cada instante ya que acordé no ir más a su casa hasta que echara a Gaspar, cosa que sé que no pasará y que tampoco dije enserio y siendo honesta no me molesta tenerlo aquí a mi lado como lapa.

Me levanté temprano hoy ya que vendrán a cenar los padres del teniente y debo reconocer que estoy muy nerviosa, ok diré la verdad, ¡estoy tiritando!, si sé que ya los conozco y todo eso pero ¡Dios! Vendrán a mi casa.

Mientras estaba en la cocina preparando la cena sentí que sonaba mi celular

-¿Diga?

-Hola preciosa

-Daniel – una leve sonrisa se escapa de mis labios al pronunciar su nombre - ¿Qué necesitas?

-¡Ey! ¿No puede un corazones y flores llamar a su chica solo para saludar?

-Estoy ocupada – dije restándole importancia a lo dicho aunque por dentro quería dar brinquitos

-Siempre tan romántica – bufó

-¿Daniel a qué hora llegarás?

-Estoy de camino, quería estar un momento contigo antes de que lleguen – pensaría que fue tierno su comentario si no hubiera notado la propuesta oculta entre esas palabras

-Ni lo sueñes, hasta después de la cena – sentencié

-Pero, pero – refunfuñó como niño pequeño

-Nada de peros y apresúrate – colgué el teléfono y seguí preparando la comida

¿Y si no les gusta como cocino?, verán mis cuadros, solo Matías y Daniel los han visto. Estarán en las cuatro paredes de mi fortaleza. De pronto empecé a sentir como mis manos sudaban y un escalofrío recorría mi espalda.

-Relájate Anastasia – me ordené y fui a vestirme

Sentí como se abría la puerta del baño y solo podía ser Daniel, ya que Matías desde que supo que estaba con él solo me llama de vez en cuando como para no perder la costumbre pero sé que está molesto.

-Llegué – dijo poniéndose tras de mi dentro de la ducha

-¿Cómo es que te desvistes tan rápido?

-Venía así desde el trabajo – bromeó

-Pues ve corriendo tus manos que no pasará nada – dije mientras jabonaba mis piernas

-Pero si me tientas así como esperas que no pase nada – Se acercó mucho más presionándome contra la pared

-Dije que no – jadee

-Pero con tono de si – besó mi cuello mientras acomodaba mi pelo en mi otro hombro y comenzaba a bajar las manos lentamente por mi espalda

-Daniel, por favor

-¿Qué preciosa? – dijo cuando sus manos ya estaban acariciando más abajo

-Que dije que no – recuperé toda la cordura del momento y me retiré de la ducha cubriéndome con la toalla

-Esta me la pagas – gritó cuando ya salí del baño

-te dije desde un comienzo que no pasaría nada – comencé a correr por toda la casa tal como Dios me trajo al mundo porque el muy gracioso se le ocurrió perseguirme – Mira mi piso – dije chillando

Dame placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora