—Supuse que me extrañarías pero no tanto como para llorar — dijo con una sonrisa en sus labios y me hizo reír
—Ni en tus sueños lloraría por ti — reí y él acarició mis mejillas limpiando las lágrimas que corrían por mis mejillas
—No recuerdo haber visto alguna vez a Anastasia Howe llorar — fingió estar serio unos momentos — a no ser que veas películas, siempre lloras por películas — me abrazó más fuerte de lo que esperé
—Matías no puedo respirar — dije entre sus brazos y aflojó un poco su fuerza
Nos quedamos así, en silencio, nunca en mi vida lo había abrazado más que cuando él me tomaba por sorpresa pero esta vez, no sé muy bien si por los días de su ausencia o más bien por la pena pero necesitaba estar entre sus brazos. Su olor se sentía mucho más dulce y embriagador que otras veces. Apoyé mi cabeza en su pecho inhalando
—Vamos, debemos limpiar esa carita — sonrió dulce conduciéndome al baño
Vi mi reflejo al llegar y noté todo mi maquillaje corrido, verdaderamente parecía un mapache. Matías giró la perilla del agua y mojando sus manos fue lavando mis mejillas, luego tomó mis toallitas desmaquijantes y me comenzó a retirar el resto.
— No entiendo porque tratas de cubrir tu cara — negó con la cabeza botando la última toallita que ocuparía — eres perfecta sin él — reprendió
—Pues para ser más perfecta aún — dije en tono de obvio
— Mujeres — rió y se fue a la pieza — ¿Y?, ¿Qué haremos?
—¿Cómo qué "qué haremos? — me descalcé tirándome a la cama
—No prensarás que nos quedaremos acostados ¿verdad?
—Mañana tengo clases — me excuse por primera vez en mi vida con eso
—¿y?, te levantas — exigió y me jaló del brazo
La verdad no tenía ni un ánimo, no podía sacar de mi cabeza a esa estúpida rubia esquelética que Daniel miraba con tanto aprecio en la cena. ¿Aún la amaba?, es decir, estuvieron comprometidos, para estar comprometidos debe haber amor ¿no?, y en sus ojos se podía notar que algo quedaba ahí, Me sentí completamente el extra dentro de esa mesa, y en realidad ¿Por qué me molesta?, no es como que haya creído que Daniel sentía algo profundo hacía mi, es decir, ¿En una semana pueden haber sentimiento?, yo, ¿lo quería?, no. Imposible. Creo que ir por el cuarto margarita ya me estaba haciendo efecto.
No sé cómo me convenció Matías para venir a "imperio", ¿alguien me puede decir que es ese nombre?, jamás escuché de este lugar, pero en fin, aquí estaba, en un bar de mala muerte yendo por mí ya quinto margarita.
Me puse de pie con dificultad, creo que mi organismo no estaba preparado un día sentimental para tanto alcohol. Cabe considerar que no comer antes de beber tampoco jugaba a mi favor y si bien estuve en una maldita cena, las miraditas entre mi "corazones y flores" y su ex-prometida no me levantaron el apetito como para comer.
Hablando de corazones y esas cosas, ¿dónde está el rey de esas cosas? Matías puede ser conocido como el hombre más cursi del planeta, es tan aburrido que siempre te esté alagando, es decir, un poco de discusiones no vendría mal ¿no?.
No entiendo como la gente invita a salir a alguien, es más, se esfuerza en convencer a alguien para salir como lo hizo Matías hoy y me deja sola.
Seguí caminando tratando de buscarlo, estaba tan mareada que me afirmaba de la gente que iba pasando. ¿Se habrá ido?
Comenzó a vibrar algo dentro de mi pantalón, quizá sea él. Salí de la disco como pude pero al sacar mi celular e intentar dar a la tecla contestar, corté. Mi cuerpo ya no respondía a lo que mi cerebro ordenaba. Apreté en la pantalla la opción que tenía un teléfono y presioné luego el telefonito que estaba al lado de él número que me acababa de llamar. Dos tonos y tenía cogieron la llamada.
—¿Dónde te metiste? — dije sin entender que decía con el enredo en mi lengua
—¿Anastasia?
—Matías, ¿Dónde estás?
—Anastasia, tú donde estás. Estás bebiendo — no era una pregunta, la persona que me hablaba lo afirmó
—Matías me siento mal, me quiero ir
—¿Dónde estás? — exigieron desde el otro lado de la línea
—En un imperio - reí — Hey, tú me trajiste aquí, tú debes saber dónde estoy — mi lengua estaba más que dormida y hablaba con una claridad nula por lo que escuchaba
—No te muevas de ahí, ya voy — dijeron antes de cortarme
—ya — respondí pero nadie me contestó
Me quedé ahí parada, comencé a tiritar, cuando salí de mi casa el clima no era tan frio. Juro que esta vez no se lo perdonaré a Matías por dejarme sola muerta de frio. ¿Estará con alguna mujer?, no busqué en los baños, pensé, pero decidí que la mejor respuesta a eso era un encogimiento de hombros. En todo caso que vergüenza, si no sabe tener relaciones.
Comencé a reír de la nada después de pensar en eso. Reí tanto que tuve que sentarme en el suelo afirmando mi estómago. De la nada fui sintiendo unas nauseas horribles y un deseo de vomitar aún peor. Intenté ponerme de pie pero mi cuerpo se sentía pesado, muy pesado. Mis parpados de repente pesaron más de la cuenta y de la nada no sentí nada más.
—¡Anastasia! — escuché que gritaron a lo lejos pero ni idea de a quien llamaban — Despierta por favor — seguí escuchando a lo lejos.
De repente mi cabeza empezó a doler y palpitaba dentro de mi cráneo. Dolía horrible. Cuando abrí los ojos estaba en el aire. ¿Me había muerto?, palpé mis brazos y eran de carne aún, cuando veces anteriores pensaba en la muerte me imaginaba invisible e intocable. Quizá estaba equivocaba.
Cuando pude enfocar mejor noté que estaba fuera de una discoteca, Imperio estaba escrito en luces de neón rojas. Supongo que ese es el nombre. Alguien me estaba cargando.
—¿Qué haces? — pregunté sin poder levantar la cabeza y ver de quien eran esos brazos
—Iremos a casa, todo está bien — aseguraron. Me resultaba familiar su voz
—¿Dónde está Matías?
—¿Quién es Matías? — preguntaron en respuesta con algo de enojo en su voz
Me dejaron el suelo junto a un auto. Tuve que apoyarme de éste para no caer y cuando levante la cabeza unas ganas enormes de abofetear a alguien me recorrieron el cuerpo. Mis manos empezaron a picar.
—¿Qué haces tú aquí? — pregunté furiosa
—Solo te vine a buscar, te escuchabas mal
—No necesito de tu ayuda — cuando me fui caminando por el costado las manos del policía me hicieron tambalearme
—Por favor Anastasia — suplicó y me quedé de pie intentando no caer
—Quiero ir a casa — dije a punto de llorar y él me tomó entre sus brazos
—Iremos a casa — aseguró y me hizo entrar en su auto
Capítulo cortito esta vez pero es uno de mis preferidos, ni idea por qué xd Vi por ahí que quieren saber como dice te quiero Daniel, pues ya veran, No había pensado en eso pero ya que lo dijeron viene en el proximo capitulo.
Como ese comentario espero más. me encanta ver sus opiniones y sugerencias así la historia es más cercana, o que sé yo.
Besitos. Vale

ESTÁS LEYENDO
Dame placer
RomansaAnastasia no conoce limites, es una estudiante de derecho que manda a volar la ley cuanta veces quiere. Negar el sexo a alguien que se lo pide no está dentro de sus planes aún cuando conoce a Daniel.