Corazones y flores

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Dormí profundamente, lo noté porque eran las 2 del otro día cuando desperté. Me desperecé y refregué mis ojos, vi hacia fuera y era un día nublado. 

—Perfecto — pensé, día de pijamas

Con este llevaba tres días sin saber nada de nada de Matías, no daba ni una señal de vida y si bien me preocupaba yo nunca lo llamaba a él, quizá aún no se le pasa su pataleta. 

Decidí mejor dejarlo pasar y me obligué prácticamente a levantarme por comida a eso de las tres, no tenía ganas ni de levantarme, mucho menos tendría ganas de cocinar por lo que cogí un pote en ensaladas, uno bastante grande y lo llené de leche y cereal. 

Una vez en la cama comencé a comer y al acabar me propuse a ver una película, nada bueno en la televisión, el día en que todo el planeta estaba en su casa no mostraban nada interesante.

Decidí mejor dormir para que avanzara la hora, una dos, tres, cinco vueltas en la cama y seguía sin poder pegar pestañas. 

¿Dónde se mete Matías cuando una se aburre?  

De la nada comenzó a sonar sex and the city theme en mi celular y lo cogí casi corriendo en busca de algo que hacer, para que vean lo aburrida que estaba. 

Ni siquiera vi el número llegué y lo cogí

— ¿Si?

— ¿Estás ocupada?

— Puede ser — no era ni una mentira ni una verdad, de alguna manera debería parecer no tan miserable en un domingo 

— Tu, yo, ambos...

—Tú, yo bla bla al grano Daniel

— Vamos a cenar, hoy a las 7, te estaré esperando — exigió

—¿Una cena? cariño supongo que sabes que luego de un polvo no viene corazones y flores conmigo, ¿verdad?

— Prometo que no nada de corazones y flores — rodee mis ojos, al menos tenía un panorama

— a las siete entonces — respondí sin ganas

— A las siete — aseguró y me colgó

Eran las cinco, aún tenía tiempo para seguir acostada flojeando, ya saber que tenía un panorama me subió mucho de ánimos aunque fuera ir a una cena con corazones y flores, si ya habíamos tenido sexo ¿Por qué deseaba ir a citas?

Una sola vez en mi vida tuve corazones y flores y resultó ser la peor experiencia de mi vida, juré nunca más permitirlos. 

6 y media, ok podría ser hora para bañarme, me desperecé en la cama y me puse de pie. Me metí en la ducha y mientras me bañaba sonó mi celular decidí ignorarlo ya que fuera quien sea no tenía tiempo ya para arreglarme. 

Salí de la ducha y cogí el celular luego de secarme el cuerpo, era un número desconocido así que me dio igual. Lo volví a tirar a la cama y me comencé a secar el pelo aún en toallas. 

No llevaba ni veinte minutos de salir de la ducha y ya había sonado el teléfono

¿Por qué diablos era tan puntual?

—¿Si?

—Soy Daniel 

—Adelante — dije presionando el botón, ya sabía las indicaciones así que me las evité y seguí secando mi cabello

—Anastasia son las 7 y treinta — gritó desde la otra habitación 

—Que ya voy — volví a gritar desde mi cuarto 

Dame placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora