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Gracias a Gilinsky, de nuevo, ella acaba sentada a mi lado en la mesa. Estamos cerca, bastante cerca. Ella cruza sus brazos uno sobre otro, evitando que rocen con los míos. No entiendo por qué lo hace, y aunque me moleste un poco, no abro la boca. Está ahí, a mi lado, y lo último que puedo hacer yo es quejarme porque no quiera que nuestros brazos se toquen.
-Os va a gustar este sitio. Sirven de todo. Hay una ensalada con una salsa tailandesa que es lo más delicioso que he probado en mi vida -habla ella, luciendo como una niña pequeña.
Nash, en frente, rueda los ojos.
-¡Qué cliché! No pensaba que fueras de ese tipo de chicas que se preocupa tanto por su línea.
-¿Disculpa? -ella junta sus cejas, mirándolo-. Nuestro cuerpo es la cosa más preciada que tenemos. Lo estoy cuidando, gane o pierda peso. Soy capaz de comerme una hamburguesa, pero en mi país se aprecia la buena comida.
Nash mira hacia otro lado avergonzado. ¿Cómo se le ha podido ocurrir compararla con esa clase de chica? Reprimo las ganas de darle una patada en la canilla por debajo de la mesa.
-Oh sí -habla Gilinsky, aclarándose la garganta -. El hermano de Jack nos preparó un plato Español una vez. Paella, puede ser.
Ella ríe, tapándose ligeramente la boca con la mano.
-Lo siento, pero es que lo pronunciaste de una manera muy graciosa. No me acostumbro a los ingleses intentando decir palabras españolas.
-Somos muy cutres, lo sabemos -digo yo esta vez y ella pone las mejillas rozando sus ojos mientras estos los achina.
Cuando el camarero, un hombre de mediana edad y pelo grisáceo se acerca a nuestra mesa, saluda a Chloe con total efusividad y ella le corresponde el saludo de igual manera.
-Es bueno verte por aquí de nuevo. ¿Por qué no me extraña verte rodeada de hombres?
-Quizás porque soy la chica más marimacho habida y por haber.
-¡Ay mujer! -él ríe y comienza a anotar el pedido. Ella elige platos por todos nosotros, asegurando que serán de nuestro gusto.
-Yo no soy muy fan de la comida española -anuncia Hayes y yo estoy por jurar que el apellido Grier tiene algo contra las desiciones de esta chica.
-No te creas que a yo mucho más. Pero tengo buen gusto culinario. A eso sí podrás adaptarte, ¿no?
Skate, a su otro lado, niega con la cabeza frenéticamente mientras ríe a carcajada limpia.
En seguida me llega un mensaje a mi móvil, que no puedo evitar mirar.
"Me encanta"
¿Se puede saber qué hace Jack Gilisnky mandándome mensajes de texto cuando lo tengo al lado?
Junto a su notificación, me llegan dos más provenientes del grupo que tenemos con los chicos, en las cuales Cameron le insiste a Matt para que se deje ver el pelo ya que hace tiempo que no se sabe nada de él.
-Esta noche ponen un maratón de Harry Potter. Las dos últimas películas creo. O no sé si tres -digo yo, intentando decir algo que suene interesante, aunque en el momento en que esas frases acaban de salir de mi boca me doy cuenta de que posiblemente hablar de Harry Potter no me haga ver muy bien.
Pero no.
-¿En serio? ¿En qué canal?
-No estoy muy seguro la verdad... Factory, puede ser.
-Me encanta Harry Potter desde que era una niña. Pero creo que nunca he visto las películas en inglés.
-Yo nunca las he visto en español pero tengo la impresión de que te gustarán.
-Yo creo que sí. Tengo que ver la primera. La voz de los niños me gusta mucho. Tienen que sonar muy tiernos en 'la piedra filosofal'.
Sonrío sin poder estar más de acuerdo y me deja de importar que toda la mesa esté atenta a nuestra conversación.
Nuestros platos llegan a la mesa y nos servimos como animales. Todo está delicioso y ninguno es capaz de objetar nada, porque es imposible.
Cuando acabamos, ella se limpia la comisura de sus labios con una pequeña servilleta de tela y nos mira con una pequeña sonrisa.
-Gracias por el rato chicos, pero tengo que irme.
-¡Oh! ¿En serio no puedes quedarte un rato más? Podemos echar un partido de baloncesto por equipos.
Ella ríe, asintiendo con la cabeza.
-Suena tentador, pero lo siento, en serio no puedo.
Todos nos levantamos de la mesa y vamos junto a ella hacia la salida. Después de haber pagado, claro está.
-Si necesitas, puedo acompañarte hasta tu casa -le digo sin pensarlo cuando ya alcanzamos la puerta.
-Te lo agradezco, pero no es necesario.
-Ya nos veremos entonces.
Ella asiente y se me acerca ligeramente. La miro con cierto asombro, pero no me aparto. Ríe, y se tapa la boca con una mano.
-Lo siento mucho, es la costumbre.
-No pasa nada, no me molesta.
Vuelve a alejarse y deseo que solo sea para coger impulso antes de darme dos besos, uno en cada mejilla. Pero eso no sucede.
-Adiós Chloe.
Los chicos se despiden sacudiendo sus manos y ella nos regala una sonrisa antes de continuar su camino. Todos miramos como camina alejándose de nosotros hasta que gira en una esquina. Es en ese mismo momento en el que Jack Gilinsky suelta un grito.
-¡¿VOSOTROS SOIS TONTOS O QUÉ?!
Los demás lo miran impresionados.
-Os juro que no os entiendo. Llevamos semanas sabiendo que a Jack le pasa algo con una chica, descubrimos quién es y vosotros vais y no solo es que le quitéis privacidad, sino que encima intentáis conseguir algo con ella. ¡Sois increíbles!
Nadie dice nada. Jack incluso parece ser capaz de respirar con normalidad durante unos segundos.
-Es muy mona. Entiendo que te guste.
-Espera, ¿qué? -espeto, ahora sí mirándolo fijamente-. ¿Es por eso por lo que llevas actuando así todo este tiempo? Jack, ella no me gusta.
-No, claro que no, parece que no hayas cogido una pelota de baloncesto en tu vida y es pura casualidad que ella esté delante. Pues mira, no me lo creo.
-No te lo creas si no quieres. En serio estoy siendo sincero.
-Ya verás. Johnson, el primer paso es negarlo.

'Mi primer error.'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora