cap 10

2.3K 177 6
                                    

Por varios meses había hablado con Regulus sobre aquella posibilidad, siempre le había preocupado la seguridad de Severus una vez que salieran del colegio.

Severus era bien parecido, era muy inteligente y amable, además de astuto y un excelente estratega, por lo que había creído que sería una buena opción tenerlo bajo su protección; por ello aunque se había decidido su compromiso no era extraño entre los sangre pura mantener a algún amante.

El obvio rechazo de Severus ante aquella posibilidad fue como un cubo de agua sobre su cabeza, había pasado muchos años diciéndose a sí mismo que era mejor que Abraxas pero en ese momento se dio cuenta que no era mejor que él.

Se sintió herido, había sido un patán y un cobarde, y aunque él y Severus al final habían arreglado las cosas tras una disculpa y una larga charla seguía sintiéndose horrible.

Comenzó a cuestionarse si su vida sería siempre de aquella manera, solo arreglos y arreglos, que lo vieran a él como un objeto de mercancía y el viendo a todos los demás de la misma manera; no quería eso para su vida, no quería ver a todos con un valor cuantitativo.

Esa bofetada a la realidad fue lo que lo hizo pensar que probablemente también debía ofrecerle una disculpa al hermano de Regulus, lo que le había hecho en su dormitorio no había sido más que un abuso.

Apenado con aquella situación es que pocos días después del problema con Severus se había puesto a buscar a Black en el castillo, faltaban un par de días aun para que los alumnos volvieran al colegio, tenía que aprovechar ese momento porque no habría ningún otro.

Hallarlo no fue el problema, el problema fue Potter que se la pasaba pegado a él, no fue hasta entrada la noche de ese sábado que Black salió solo del gran comedor.

Sabiendo que era ahora o nunca fue tras él, lo siguió por un par de corredores hasta que se alejaron lo suficiente del gran comedor.

- Sé que estas allí – escucho la voz de Black a unos metros de el – sal y dime que es lo que quieres.

Le sorprendía que alguien tan atolondrado lo hubiera descubierto tan fácilmente. Salió del pasillo oscuro en el que estaba y se mostró con la mejor mascara de indiferencia que pudo.

- Black – dijo a modo de saludo.

- Has estado tras de mí el último par de días – su tono era algo enfadado – no quiero nada contigo así que deja ya de seguirme.

- Solo deseo cruzar unas palabras contigo – hablo con el tono más neutral que pudo.

- No creo que haya nada de lo que podamos hablar –

- Si me permites – se aproximó a él calmadamente – preferiría que no fuera en el corredor – si alguien los veía sería un problema, abrió la puerta de un aula que se encontraba en aquel corredor.

Saco su varita y con un rápido hechizo encendió las antorchas que allí habían, el aula se ilumino, parecía más bien un deposito, con bancos polvorientos apilados unos sobre otros, largas sabanas cubrían las ventanas y telarañas pendían del techo.

Vio como Black parecía renuente a quedarse a solas con él, no lo quiso pero una sonrisa malévola afloro en sus labios.

- Miedo – lo reto.

La mirada enfurecida que le regalo casi lo hizo reír, pero como todo Gryffindor no rechazo el reto, ingreso junto con él al aula, cerró la puerta y levito un escritorio y dos sillas al medio de la sala, un rápido movimiento les quito el polvo y se sentó tranquilamente. Pero era obvio que Black no tenía intención alguna de sentarse, sería mejor comenzar.

Mi Verdadero SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora