Capitulo 29

50 9 6
                                    

NARRA MARTINA
Sí, estoy embarazada. Una de las noticias más bonitas de mi vida, pero que destrozará mi familia.

Hay tantas cosas que he querido decir pero se me ha sido difícil y prohibido. Mi boca y mi mente nunca han estado connectadas en estas situaciones. Siempre me mordía la lengua porque sabía que no debía provocar más problemas de los que ya teniamos. Pero ya que soy mayor de edad tengo el derecho y la legalización de irme de casa. El único problema es que no sé ha dónde ir.

El primer lugar a donde poder recurrir es en casa de Claudia, pero aunque ella diga que en cualquier momento puedo irme e instalarme... Creo que ya tienen suficiente con el intercambio de parejas y alguna que otra cosa más, como para que una niña embarazada a los 23 años tenga que alojarse en una casa sin pagar ningún alquiler.
Y después toca en casa de los padres de Roger. Ellos se lo tomarían bien, creo. Siempre que he ido a su casa me han tratado como a una más de la familia. Son tan diferentes... Tan cálidos, al fin pude degustar lo que es tener una familia de verdad, sin padres alcohólicos o amantes secretos, que puede que cada vez no sean tan secretos.

NARRA ROGER
La noticia de Martina fue la mejor de mi vida, al fin tendré un hijo. Mis padres no lo saben aún, pero estoy seguro que en cuanto les diga la gran noticia se pondrán a gritar de alegría.

Me preocupa mucho la familia de Martina, sé muy bien que no se lo tomarán bien. Que la echarán de casa, según ella es lo mejor que pueden hacer. Quiere dejar como sea a esa familia que vive de mentiras.

-¡Hola!
-Hola cariño, ¿has traido a tu novia?
-Sí, estoy aquí-dice Martina a mis espaldas.
-Que bien, estaba deseando verte otra vez.
-Tenemos una noticia.
-¡Javier, ven que tienen que darnos una noticia!-dice mi madre; una señora bajita con pelo negro cedoso y ojos azules.
Por la puerta del salón entra mi padre; un señor bastante alto, con un poco de calvicie y ojos almendra.
-¿A ver que quereis decirnos?-pregunta mi padre con voz emocionada.
-Antes de nada hos he traido un regalo-interrumpe Martina. Se acerca a mis padres y les da dos bolsas. Mi madre es la primera que la abre, siempre lo hace.

-No hacia fal...-se queda mirando la taza de color rosa pastel y tocando con las llemas de los dedos las letras negras que forman la frase "vas a ser mi abuelita favorita".
Caen las primeras lágrimas de felicidad.
-¡Estaaas embarazadaaaa! ¡Enhorabuena!
Mientras, mi padre me da un golpecito en la espalda y me abraza.
-Bien hecho hijo.
Todo era alegría en la casa, risas, lágrimas de felicidad, aplausos... Pero se oscureció en casa de Martina.

-¿Cómo que estas embarazada?, a mí no me des esta taza, no me lo puedo creer. Yo no te he educado para que a los 23 años ya vengas a casa con una criatura en tu barriga.
-Nunca me has educado. Sino al contrario, así que no me digas ahora lo que está mal o bien. Yo solo he venido aquí para decir la noticia nada más.
-Eres una niñata mal criada, ya le decía yo a tu padre que comprándote tantos vestidos no era bueno para tí.

Oigo la risa nerviosa de Martina a mis espaldas.
-Osea ¿Qué ahora será culpa mía? Mira estoy harta de esta familia, no hos aguanto más. Siempre he querido decir muchas cosas pero sabía que nunca era el momento de decirlas, y creo que ha llegado ese momento. Cuando venga papá le dices; "tu querida hija está embarazada, lo único que quería ella en su vida era una familia normal. Y sobretodo cariño de sus padres cosa que nunca ha tenido ni lo tendrá porque se ha ido de casa. Ha cojido las maletas ya hechas, que ninguno de los dos no nos hemos dado cuenta por falta de preocupación hacia ella, y que como es mayor de edad nosotros no podemos decir absolutamente nada". Venga adiós. Cuando nazca el bebé hos mandaré una foto...- la rabia le salía por todas partes, pero en vez de continuar hablando. Empieza a caminar.
Muy decidida pasa por delante de su madre y la mira con cara de desafío, mientras suve las escaleras de mármol. Su madre se ha quedado callada, con la cara blanca. No sabe que decir, Martina pasa por el pasillo de arriba y desaparece.

-Mire, yo no sé lo que ha pasado en esta casa, y tampoco creo que sea de mi incumbencia, pero ya que se supone que Martina lo ha pasado bastante mal por culpa de vosotros ahora que estás a punto de perderla, ¿no crees que es mejor cambiar? Siempre la he oído llorar por las noches, se despertaba cada X tiempo para ir al baño y verse en el espejo. Me ha contado muchas cosas que habéis hecho vosotros pero no hos voy a hechar nada en cara porque no vale la pena, así que lo único que puedo decir al respecto es simplemente que ahora sea la madre que ella nunca a tenido y que siempre ha deseado.
-...
-Bueno no pasa nada, sé que...necesita tiempo para pensárselo mejor. Pero piense que ella solo quiere que la ayudes en los malos y buenos momentos y que estés a su lado como una madre.

En ese momento baja Martina, y le da un beso en la mejilla a su pálida madre.
-Bueno adiós, que hos vaya bien todas las mentiras que havéis ocultado.
-¡Espera no te vayas! ¡Martina Hernández García, vuelve ahora mismo!- le grita su madre, con lágrimas en los ojos.
-¿Te crees que te va a servir de algo gritarme de esa manera? Anda baja el tono que sino nuestros vecinos sabrán de nuestras mentiras.

Nos vamos callados. Durante unos diez minutos no decimos nada, hasta que rompe a llorar descontroladamente. Yo me paro y la abrazo.
-Perdóname.
-No tienes porqué disculparte, tranquila ya verás todo saldrá bien. Venga a ver esa sonrisa... Que si lloras el bebé estará triste también.

Deja de llorar y por fin veo la sonrisa que desde el primer día que la vi me enamoré.
-Así me gusta. La mejor sonrisa es la tuya mi amor.
-¿Y ahora qué hago?
-¿Cómo qué haces ahora?
-Pues he dejado a mi madre llorando...
-Creo que lo mejor que puedes hacer es esperar a que nazca el bebé. Mientras, vas intentando hablar con tus padres a ver que dicen ellos. Pero escúchame bien- le cojo la cara con las dos manos y hago que me mire fijamente- si ellos te dicen que no quieren ver al bebé, yo estaré contigo en cualquier momento.
-Gracias cariño, perdón creo que voy a volver a llorar- empieza a llorar muy poco, tan poco que le veo los bonitos y perfectamente rectos dientes haciendo una sonrisa bien grande.

NARRA JON
-¿Van a tener un hijo eeeh?- suspirando.
-Sí... Yo también quiero tener un hijo tuyo...
-Entonces, ¿empezamos a intentarlo?
-Amor, me encantaría empezar, pero te recuerdo que voy a ir a una universidad el mes que viene y estaré en el extranjero.
-Lo se, lo se...
-Venga no te desanimes solo será por quatro meses. Me gustaría tener un hijo cuando acabara la carrera y encontrara un trabajo digno, al igual que tú.
-Sí, estoy buscando sitios para trabajar más. No me puedo quedar toda la vida trabajando de asistente en un bar-tienda... Y ya me han llamado para hacer uno.
-¿Así, de Qué?
-Pues de profesor de arquitectura. En una universidad.
-Qué bien, así que vas a ser un profesor eeh...- la oigo como suspira, su cara de tristeza. No entiendo que le pasa, ¿porqué está triste?
-Oye, ¿Qué te pasa?
-Nada, simplemente me he mareado un poco.
-Aaah, me has asustado. Vete a la cama y estate por allí.
-Espera un momento...- se levanta y me coje por el cuello, yo la miro y la cojo por la cintura. Todo va muy bien, sus labios pronto se van acercando a los míos. Pero de repente se desploma en mis brazos y se cae al suelo.
-Claudiaaa, despierta por favor, ¿Qué te pasa? Despierta.- la cojo del suelo y la llevo al sofá de la sala de estar. Está roja y con fiebre. Voy hacia mi teléfono y llamo al hospital. Después llamo a nuestros padres que ràpidamente salen del trabajo y se dirigen hacia casa.

Me siento en el suelo al lado de ella, le retiro un mechón de pelo que se ha quedado pegado en la frente. Que bonita es... Siempre he soñado en tener hijos con ella, en llevarlos al colegio, después irme a trabajar mientras Claudia también trabaja, ir a recojerlos y acerles la cena...

Después de 2 horas ya estaba Claudia en el hospital, habían venido nuestros padres, que estaban en la sala de espera con las caras apoyadas en las manos.
Aún no nos han dicho nada. Estoy bastante nervioso, pero no creo que sea ningún problema raro. Ya hace muchos meses que por culpa de la prueba de selectividad no ha dormido. Por las noches venía a mi cama a ver si reconciliaba el sueño. Yo siempre me quedaba dormido y ella siempre despierta, hasta que se volvía a levantar para estudiar. Siempre decía la misma frase; "si no puedo dormir, puedo estudiar".  Igual en un día dormía tres horas.


Un señor bajito, con gafas y barba blanca, entra en la sala de estar...

Y aquí se ha acabadoooo, queee os he dejado con la intriga ¿verdad?
Tranquilooos el siguiente capitulo vendrá de aquí muy pocooo.

Besos eli❤️

Amor en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora