Adin.
-- Soy Adin.
Por primera vez desde que habían empezado miré por primera vez a Leo o como se llamase.
Lo mire directamente a los ojos, no por encima como hago con la mayoría de la gente. Sentí algo raro en mí, como la primera vez que probé el chocolate o cuando me di cuenta que las matemáticas eran una mierda, una sensación rara ¿esto es lo que se siente al mirar de verdad a los ojos de otra persona?
El color de sus ojos era el típico marrón, aunque yo no los viese así. Su pelo era de un tono caramelo oscuro y me di cuenta que las puntas de sus orejas parecían que acabasen en punta dándole un aspecto de duende. También observé que alguna que otra peca traviesa coronaban sus mejillas y que sus labios eran ligeramente delgados.
-- ¿Adin estas bien?
Me di cuenta que me estaba llamando Benjamín.
-- Creo que no me siento demasiado bien, adiós.
Nada más decir eso apagué el ordenador y salí de la sala para encontrarme con la enfermera que me llevaría a mi habitación y encerrarme para tenerme controlada.
Si os lo estáis preguntando, estoy ingresada, no creo que tenga que profundizar más en esto.
Nada mas entrar me di cuenta de que en mi mesa estaba esperándome mi comida y por tanto tendré que aguantar la presencia de la enfermera un rato más.
La enfermera, que se llamaba Evangeline, es una mujer que rondará los 30, de pelo castaño claro y ojos claros. Aunque me obligue a introducir alimentos en mi horrible cuerpo, es bastante maja, es prácticamente una amiga, aparte de que es la única enfermera amable de todas las muermas que trabajan aquí.
-- Venga Adin que la pasta fría no vale nada.
Tenía para comer pasta con tomate de primero, de segundo un filete ruso y de postre una manzana.
Mire con recelo la comida y luego de reojo a Evangeline.
Ella sólo negó y apuntó con su dedo índice a la comida.
-- Ya sabes que tienes que comérselo todo, yo no te voy a salvar de nada que luego se me cae el pelo y a la que despiden es a mi.
-- Pero si...
-- Pero no --dijo interrumpiendome-- Haz un esfuerzo.
Se quedo enfrente mía con los brazos cruzados. Esta discusiones se repetían en cada comida que realizaba, sin excepción. Daba igual que oposiciones pusiese, siempre acababa comiéndo cada gramo que había en la bandeja.
Mire otra vez a Evangeline y esta negó y volvió a apuntar a la bandeja.
Yo temblorosa cogí el tenedor y cogí un macarron hasta llevarlo a mi boca, así continúe, de manera mecánica hasta que me acabe el plato de 531 kcal., asi continue con el filete de 215 kcal y la manzana de 48.
Cuando acabe escuché como Evangeline me felicitaba y que si seguía así saldría pronto de allí.
Noté que mi cuerpo no aceptaba lo que había ingerido hace unos momento, de un momento a otro las náuseas retornaron y yo corrí al baño lo más rápido que pude. Cuando entre me arrodille en frente del váter y vomite todo lo que había ingerido anteriormente, note que Evangeline me cogía el pelo para que no se me manchase y que me aguantaba la cabeza.
Cuando acabe Evangeline me paso una toalla para limpiarme y me ayudo a levantarme. Luego me acompaño a la cama hasta que me senté en ella.
-- Voy a llamar a la doctora, no te muevas de aquí Adin.
Yo asentí. De repente sentí lágrimas correr por mis mejillas y a continuación un abrazo de su parte.
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Holaaa.
Espero que os haya gustado y que le dejéis un hermoso voto y comentario.
Muchísimas gracias por leer!!
Y perdonadme con las faltas si encontráis alguna.
Baaay!!!
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A 10.000 kilometros
Teen FictionLeo, era un chico de lo más normal, tenia todo en esta vida. Hasta que la tragedia topó con su vida. Adin ha vivido toda su vida acomplejada gracias a todos los que le rodean. Un día, gracias a una terapia en grupo se conocen. ¿El problema? Es que...