·Mi Vida En Hogwarts·

Capítulo 25

-Para la próxima clase quiero que todos me entreguen el trabajo de pociones, sin falta. -dijo el profesor mientras nos levantábamos- Y es con usted, señor Potter. -decía mientras nosotras (Zoe, Rose, Charlotte y yo) salíamos del salón.

-¿Cuánto apuestas a que viene detrás de nosotras? -dijo Rose y escuchamos un bufido.

-¿Cómo lo sabías? -dijo Albus cuando las cuatro los miramos.

-Intuición -dijo obvia- ... y escuchamos que se lo dijiste a alguien. -dijo asintiendo.

-De todas formas, ¿qué quieres? ¿No deberíasbde estar con John y Scorpius? -preguntó Charlotte.

-Ya sé que debería de estar con ellos, pero necesito algo. -dijo sonriendo- ¿Quién me da la introducción del trabajo de pociones?

-Ninguna. -dije y él frunció el ceño.

-Vamos, sólo es la introducción. Además, ya ustedes deberían tenerlo hecho. -dijo y nosotras intercambiamos miradas- ¿Charlotte? -preguntó y ella negó- ¡Somos mejores amigos, y soy el mejor amigo de tu novio! -dijo alterado.

-Sabes que no lo haré, Albus. -dijo ella rodando los ojos.

-¿Zoe? ... Tienes que dármelo, sé que sigues enamorada de mí. ¿Qué te parece ganar puntos dándome la introducción? -dijo coqueto.

-Qué idiota. -murmuró Zoe- Por eso los matan y no les lloran. -dijo caminando en dirección al Gran Comedor, dejando a Albus con el ceño fruncido.

-¿Avril? -yo sólo negué con la cabeza- ¡Vamos! Eres la novia de James, y yo el hermano de James. ¡Eso nos hace familia! -dijo sonriendo nervioso.

-Me preocupas, Albus. Lo sabías, ¿no? -dije y él bufó.

-¿Y tú, Rose? Somos la misma sangre, eres mi prima favorita. -dijo rogando.

-No -dijo decidida-, tu papá me dijo que ya no te diera las respuestas de exámenes, ni trabajos.

-Voy a decirle a James que me las dé. -dijo y comenzó a caminar.

-¡Genio, James es un año mayor! -dijo Charlotte gritando.

-¡Lo sé! -dijo aún caminando.

-Ese chico me preocupa. -dijo James detrás de nosotras.

-A mosotras también. -dio Rose

-Bueno, como estamos de sobra, nosotras nos vamos. -dijo Charlotte empujando a Rose, la cual se quejaba.

-¿Qué tal estas, Avril? -preguntó sonriendo de una forma tan él.

-Bien, ¿y tú, James? -pregunté tímida.

-Genial. ¿Qué tal si, no sé, vamos a la Sala de Menesteres a pasar el rato? -dijo pasando la mano por su pelo... ¡Espera!... ¿Está nervioso? ¡Qué tierno se ve nervioso!

-Claro. -le sonreí y tomé su mano.