Capítulo 3. Todo empezó.

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En realidad no importa hace cuando fue, lo importante es decirles como es que pasó, contarles como es que mi vida paso de ser medio normal a ser muy complicada.

He llevado ya tres años estudiando lejos de casa, durante todo ese tiempo no he visto a mi madre y hermana, me comunico con ellas; claro está, pero no he podido regresar a mi hogar. Ya son las doce de la noche, se me hizo tarde para regresar a mi casa, el vivir un poco lejos de la ciudad complica el poder ir a casa de compañeros ha hacer tareas, ya que la casa que rento por el momento esta a cuarenta minutos de la universidad o de cualquier lado al que tendría que ir, eso complica mi estadía en la ciudad.

-No puede ser que no me diera cuenta de la hora, ¡Ya es muy tarde!... Pensado a mis adentros y no atenta a lo que me observaba desde lejos, siempre había sido muy sensible a las miradas penetrantes que de lejos me pudieran observar, pero en ese instante me preocupaba más llegar a mi casa que estar alerta a las miradas ajenas en la calle. 

Caminé unos metros más hasta llegar a la parada del autobús, en donde esperaría un taxi para así poder llegar a la casa. Llegue al lugar y esperé por un momento. Al parecer no había ningún taxi por la zona y considerando la hora, esto de encontrar un taxi, tomaría un rato.

En la parada se encontraba un joven que al parecer también esperaba un taxi, no me interesaba entablar una conversación en ese lugar y menos a esa hora de la noche, nunca he sido miedosa, pero este chico se veía extraño, la luz del poste no lo alumbraba del todo y eso dificultaba el poder verlo del todo bien. Poco a poco se acercaba más a mi hasta que ya estaba muy cerca y habló. 

-Hola.– Me saludo. Al parecer quería empezar una conversación.

-Hola.– Hablo y me saludo de nuevo. Cuando giré para verle y decirle que no me interesaba empezar una conversación, ya no se encontraba ahí, ahora estaba detrás de mí y me sujetaba del cuello, me sujetaba tan fuerte que me empezó a asfixiar, impidiendo que pudiera defenderme y hacer un hechizo para soltarme de su agarre. Poco a poco el aire dejo de entrar a mis pulmones y me desvanecí en sus brazos. Todo paso muy rápido y casi sin tener alguna oportunidad de defenderme de su ataque...

Desperté en una recamara con paredes negras y estrellas brillantes en el techo, recostada en una cama con sabanas color perla. Lentamente me levante del nicho y no podía encontrar por ningún lado la puerta o alguna ventana que me dijera en donde me encontraba ahora. Un par de minutos después de haber abierto los ojos, se empezaron a acostumbrar a la pesada oscuridad del lugar y pude deslumbrar una puerta, pero antes de poder acercarme a ella, alguien más se me adelantaba y entraba por ella, sin dar oportunidad de poder divisar el pasillo detrás de aquella persona extraña que aparecía frente a mí cerrando detrás de él aquella gran puerta de madera.

-Por fin has despertado.– Dijo aquella voz. –Pensé que despertarías antes.–  Yo por el contrario no sabía si valdría la pena tratar de huir o simplemente quedarme quieta en el mismo lugar, me sentía débil para poder defenderme con magia, aún que no podía sentirla en mi cuerpo.

-Estarás un tiempo más conmigo, si no sales de este cuarto en el día, te aseguró que estarás a salvo, por el contrario en la noche tú y yo estudiaremos un rato.– Dios mío, ¿A que rayos se refería con eso? Ni idea, pero de lo que si estaba segura es que no sentía mi magia por ningún lado. -Pronto anochecerá y necesito que estés preparada, el destino te tiene algo maravillosamente preparado para ti.– Dijo lo último y salió de la habitación, no dio oportunidad y mucho menos tiempo para poder pronunciar palabra alguna.

No sé con certeza cuantas horas pasaron desde que aquel extraño hombre se marchó, pero al parecer ya era hora de ir con él, entro a la habitación y tomo del respaldo de una silla que estaba en la habitación una capa negra y me ordenó que me la pusiera, para luego salir del cuarto, llevándome a un estudio muy grande, lleno de  infinidad de libros, la simple idea de ver tantos libros juntos en un mismo lugar me emocionaba demasiado y al parecer aquel extraño se percataba de mi inusual sorpresa de aquel lugar.

La Transformación. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora