Capítulo 2. La recién nacida.

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Si el amor por un hijo se pudiera expresar, no habrían hojas suficientes para escribirlo, ni tiempo para contarlo. Te quiero pequeña mía.

¿Cómo pude olvidar mis modales?, de acuerdo me presentaré correctamente mi nombre es Luis Astor y soy un vampiro de linaje. Catalina Liebé es mi esposa y es humana, gracias a una bruja pudimos concebir a nuestra primogénita y aunque será vampiro desde el día que nazca, el miedo me invade al saber que los reproches empezarán cuando trate de ser normal.

-Yo tengo la solución perfecta.- Dijo la bruja que nos ayudó a que pudiera nacer Bliss.

-Puedo proteger un anillo o un collar con magia, esto la protegerá del sol y podrá salir sin problemas.- Dijo mientras le entregaba a Bliss a su madre.

-¿Se puede hacer eso?.- Pregunté con asombro.

-¡Claro!, si quiere también le puedo hacer uno a usted. Podríamos usar el anillo que trae puesto.- Dijo mientras señalaba mi anillo.

-De acuerdo ¿Y cuánto me saldría eso?.- Dije mientras veía a mi esposa con asombro.

-Solo quiero una gota de la sangre de tu hija, es todo lo que pido.

-¿Y para que la necesitas?.- Pregunte con curiosidad.

-Para fines de protección y por si ella la llegara a necesitar algún día, por cuestiones de su anillo. Aunque podemos hacer otra cosa, a usted le hago su anillo de protección y a ella le suprimo su lado vampiro, haciendo que sea humana hasta que usted u otro vampiro la muerda y libere ese lado vampirico de nuevo.

-¿Y abra efectos secundarios al momento de suprimir el vampirismo?.- Pregunte un poco preocupado.  

-Bueno, todo varia dependiendo el ambiente en el que se desarrolle, pero eso si, siempre se sentirá especial, siempre sentirá que es diferente a los demás, pero esa rareza en ella hará que sea un atractivo para algunos vampiros, así que aléjela lo más que pueda de los vampiros, usted con su anillo podrá suprimir algunos de sus poderes más evidentes del vampirismo, pero seguirá siendo un vampiro.

Mi esposa y yo nos volteamos a ver, sabiendo los dos que esa opción era la mejor para nuestra pequeña hija.

-De acuerdo, hagamos ese trato te damos una gota de la sangre de nuestra hija y tu haces el anillo y le suprimes el vampirismo a nuestra pequeña hija.- Dije mientras le entregábamos a nuestra pequeña hija.

La acostó en una pequeña cama que tenía a un costado y pincho uno de sus pequeños deditos, haciendo que una gota saliera, la puso en un pequeño frasco y lo guardo en una alacena que tenía atrás de ella. 

-Ĝi fermas la kanalojn de sia vampiro, fermas sian gorĝon al la sango, fermas sian menson kaj neniam memoras, ke unu tagon li venis ĉi tien, fermas sian koron kaj neniam donacos sin al vampiro tiel ke la demono ne vekiĝos denove ĝi estas interne.

-Via koro amu homon kaj ne kun vampiro, via amo sufiĉu, por ke mallumo ne altiras vin. 

-Aquí esta su bebé, ahora es humana, nunca necesitara de un anillo como el tuyo, pero si la llegas a morder u otro vampiro lo hace tendrá que recurrir a mí, solo yo puedo fabricarle su anillo protector. 

-Les pido que la alejen del mundo de los vampiros, es mejor que envejezca y sea una humana, ya que si llega a despertar su lado vampirico ya estando grande será peligroso, tanto para ella como para los demás humanos. 

Tomamos a nuestra bebé y nos fuimos de ahí, esperando nunca más volver a tener que requerir de ella.

    


La Transformación. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora