Capitulo 18.

127 4 2
                                    

Sinceramente, no sabia que hacer, me senté en el suelo, mojándome entera. Entonces le empecé a escribir un mensaje, diciéndole que no me parecía bien lo que me acababa de decir, que estaba en medio de la calle yendo a su casa para consolarle y que tuviera la poca decencia de contestarme de esa manera, sin tener en cuenta lo que podía estar haciendo o mis sentimientos. Entendía perfectamente que estuviera de esos humos... Pero no, no puede mandarme a la mierda de esa manera, sin ninguna razón coherente. Me levante, era lo mas sensato que podía hacer, y tire para adelante, hasta llegar a su casa. Después de 30 minutos andando llegue, toque el timbre 1,2,3,4 o incluso 5 veces, me contesto a la 5 vez que toque, pero no creo que fuera porque quisiera, si no porque estaba cansado de que estuviera tocando el timbre seguidamente, el sabia que no me rendiría hasta conseguir lo que yo quería.

Cuando por fin me abrió esa maldita puerta, le vi con los ojos rojos, destacando mas sus hermosos ojos verdes, tenia absolutamente toda la cara llena de lagrimas, tantas secas, como recientes. Me partía el alma verle así, le besé, así sin más, sin preguntar tan siquiera, sin importarme lo que acababa de suceder hace unos 35 minutos, el me abrazó. Dentro de aquella casa, estaba Olatz sentada en el sillón blanco de al lado de la ventana, se notaba que estaba mal, pero no estaba ni la mitad de afectada de lo que estaba Víctor. Pero de todas formas no dudé en acercarme a darle un abrazó, en ese momento... Si que noté alguna que otra lagrimilla traspasando la camiseta y llegando a mi hombro.

No se porque lo hice pero pregunte por María, me dijeron que estaba en el cuarto de arriba tumbada, sin tan siquiera pasarme por la cabeza si debía preguntar o no, subí las escaleras, toqué la puerta y entré. Estaba tumbada mirando a la pared opuesta a la puerta, se que notó mi presencia, pero no se dio la vuelta. Me senté en la cama cerca de ella, intentando transmitirle mi pena, pero sin querer dárselo físicamente, ya que no nos conocíamos apenas ( de un día, bueno de unos minutos, para ser exactos ). Entonces ella me dijo, con absoluta confianza:

- No me tenía que haber ido nunca, Víctor tenía razón. Por mucho que me recordara a su padre, no debería de haber huido de el ni de su hermana. Y ahora vuelvo para que me vean morir, es muy egoísta por mi parte. No debería de haber vuelto, ellos apenas se acordarían ya de mi, y les habría ahorrado este sufrimiento.

No sabía que decir, y eso yo siempre sabía que decir, la verdad es que me arriesgue y dije lo primero que se me vino a la mente:

- Yo hubiera echo exactamente lo mismo, tu, tenías tu derecho de ver o estar por última vez con tus hijos.

Por la forma en la que estaba respirando, sabía que había comenzado a llorar, no dije nada, hay veces que es mejor no decir nada.

- Itsaso, Yo... les quiero, tanto al uno como al otro... ¿Y como no quererles?. Me dijo ella.

- Yo creo que no se puede no querer a un hijo, yo quiero al mío y no le conozco... Dije yo, entre suspiros.

Me levanté de la cama, y me fui al piso de abajo. En cuanto se escucharon mis pasos por las escaleras, Víctor y Olatz alzaron la mirada, y al ver que era yo, no se si su mirada era de alivio o de preocupación.

Me senté en el sofá, bueno si no recuerdo mal... me tumbé apoyando mi cabeza en las piernas de Víctor. Quizás no era ese momento el mejor para preguntar, si lo que me había dicho antes significaba que lo habíamos dejado o no, pero como nadie hablaba y no sabia que hacer, ni donde meterme lo pregunté. Creo que segundos después de haber formulado la pregunta me arrepentí. Que estúpida soy  pensé, el corazón me va a 1000 por minuto, sin exagerar. Su respuesta no la dudo, de echo nunca le había visto tan seguro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 04, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Deseo de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora