Capitulo 3

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Dios, nunca había sentido tantas mariposas en el estomago. Me tenía que ir, ya era tarde, nos despedimos con dos besos y cada uno nos fuimos por nuestros caminos. Los diez minutos que se tardaba en llegar a mi casa solo podía pensar en el. Ya estaba llegando a mi portal y comencé a sacar las llaves del bolso, suspire y abrí, de nuevo estaban discutiendo, por lo menos esta vez, se habían tomado la libertad de cerrar la puerta.

Yo entré en mi cuarto de un portazo haber si se daban cuenta de que había llegado, pero ni en mi propia casa existía... mis padres cada vez subían más el volumen, escuché algún golpe, no le di mucha importancia porque ya estaba acostumbrada.

Encendí el equipo de música que me regalaron por mi cumpleaños, puse esa típica música que te hace llorar, subí el volumen a 55 y de un salto me tumbé en la cama. Intentaba centrarme en la canción que estaba a todo volumen y dejar de lado todo lo malo. Entonces empecé a reflexionar todo lo que me ocurría, ¿qué había hecho yo? ¿por qué me pasaba todo a mi? ¿había hecho algo en el pasado?, entonces rompí a llorar, a llorar como una niña pequeña.

Salí del cuarto y mis padres seguían discutiendo, me dirigí hacia el baño, abrí el armario que se encontraba encima del lavadero, saqué la cuchilla de afeitar y unas pastillas, las posé encima de la taza del retrete y me senté en la fría y húmeda esquina del baño. Notaba como caían todas y cada una de mis lágrimas, mientras contemplaba aquellas "armas" que en esos momentos lo eran todo para mi.

¿Alguna vez habéis pensado como sería el mundo si no estuvierais? Lo pensaba todos los días de mi vida, la sensación de sentirte inútil en este mundo, me corría por el cuerpo todos los días.

Deseo de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora