Capitulo 10.

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Mientras estaba en aquel sofá tan cómodo, estaba contemplando cada esquina de la casa. 

De la cocina comenzó a salir un olor bastante familiar, olía a palomitas recién hechas. Adam entonces salió de la cocina con un bol lleno de palomitas y un par de refrescos, me preguntó:

-¿Ya sabes que película vamos a ver?

-SI, vamos a ver TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.

-No, no, no, no y mas no.

-Pero,¿Por qué no?

-Estoy arto de esa película, mi hermana siempre la ve.

-Joe, me apetecía verla.

-Vemos la que quieras excepto esa.

Entonces en la mesita donde estaba la televisión vi una película, Expediente Warren, entonces sonreí, una sonrisa maligna y satisfactoria, entonces le dije:

+Perfecto,entonces veremos Expediente Warren.

-No... no va a poder ser... no la tengo,que pena, otra vez sera.

+Si, si la tienes.

Me levanté y la cogí.

-Dijiste la que yo quisiera.

(le miré con una cara divertida)

Entonces me sonó el teléfono.

Cogí, era mi madre. Desde el lado donde yo estaba solo se escuchaban gritos y golpes, supuse que me llamaron sin querer, me asuste y colgué.

-Adam me tengo que ir a mi casa, lo de la película lo dejamos para otro día, te quiero, chao.

No le dio tiempo a darme ni un beso, ni siquiera a responderme, cerré con un portazo y salí corriendo en dirección de mi casa. Comenzó a llover, las calles comenzaban a quedarse desiertas y comenzó a oler a asfalto mojado. Llegué a mi casa, sequé mis pies en el felpudo y entré. Escuchaba el llanto de mi madre al final del pasillo donde se encontraba su cuarto, no se escuchaba ningún grito, eso quería decir que mi padre se había ido. Atravesé todo el pasillo, hasta llegar al cuarto de mi madre, se encontraba sentada en el suelo, con el pelo alborotado, un par de moratones en el brazo y bañada en lágrimas, me senté en el suelo junto a ella y la abracé, estuvimos así al rededor de unos cuarenta minutos, cuando había conseguía calmarla, todo volvía a empezar.

Se escuchó un portazo tan fuerte que toda la casa retumbó, era mi padre. Entró al cuarto decidido, venía a por mi madre, pero esta vez no estaba dispuesta a que la pegara, estaba cansada de la misma historia de siempre, a mi me quedaba poco de vida, ¿y cuándo yo ya no estuviera, que sería de mi madre? había que frenarle los pies ya. Estábamos mi madre y yo en aquel suelo de madera y la sombra de mi padre tras la puerta, se acercó y levantó la mano, mi madre comenzó a llorar de nuevo mientras todo su cuerpo comenzaba a temblar, como si estuviese pasando uno de los fríos más grandes de su vida.

Deseo de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora