Capítulo 1

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Me desperté de golpe, con una fina capa de sudor en mi frente y con la respiración agitada. Otra pesadilla.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara.

Ya en el baño, abrí el grifo, puse las dos manos debajo del agua y me las llevé a la cara, empapando todo mi rostro de agua fría.

Levanté la cabeza, me mire en el espejo y solté un suspiro de cansancio.

Agarré una toalla, me sequé el rostro y acto seguido, volví a mi habitación para intentar dormir, pero fue imposible hasta pasada una hora.

***

Me encontraba en clase y no me podía concentrar y para colmo, la siguiente semana tendría examen de esa asignatura, pero la pesadillas rondaban por mi cabeza. Hacía casi cinco meses desde que pasó lo del accidente y aún seguía teniendo pesadillas.

De repente note un codazo y mire hacía mi derecha con el ceño fruncido. Ahí se encontraba Katy, mi mejor amiga, que me señalaba hacía el frente disimuladamente con el bolígrafo que tenía en la mano. Yo, confundida dirigí la mirada hacia donde me señaló y me encontré con el profesor que tenía delante mirándome algo enfadado.
Se ve que me hizo una pregunta.

-¿Eh?- pregunté.

Él soltó un suspiro de cansancio y habló:

-Señorita Woodhouse, es la segunda vez que le encuentro distraída- me dijo con un tono algo cansado- ¿le pasa algo? Porque usted es una de las más atentas en esta asignatura.

Sacudí levemente la cabeza para quitarme los pensamientos de encima y mire de nuevo hacía el profesor.

-Lo siento, señor Fitgeral. No volverá a pasar, se lo prometo.- le contesté lo más educada que pude y el asintió en mi dirección seguido de un "espero que sea así" y continuó la clase.

Después de como media hora, escuché el sonido de la campana que indicava que era la hora de comer, me levanté y recogí rápidamente mis cosas para dirigirme hacia la cafetería junto con Katy.

Al estar ahí, fijé la mirada en el cartel de menú pensativa y finalmente, yo elegí un plato de macarrones con carne y queso y Katy eligió un simple sándwich de atún y ensalada.

-¿Que te a pasado hoy en clase?- me preguntó ella cuando ya estábamos sentadas en una mesa libre. Yo solo negué con la cabeza pero ella insistió entonces tuve que decírselo.

-Tuve... tuve otra pesadilla- dije soltando un suspiro al final de la frase.

-¿Otra?- me preguntó ella con aire de sorpresa y preocupación- ¿no me dijiste que ya no tenías pesadillas?

Yo asentí con los ojos cerrados y tomé una bocanada de aire antes de hablar.

-Si, pero... han vuelto.- dije levantando los hombros.

Katy me miraba con preocupación en los ojos y en ese momento, sin que yo dijese nada, cambió de tema. Ella sabía que no me hacía bien hablar sobre mis pesadillas.

-Bueno...¡¿Quieres saber lo que me compré ayer?!- me preguntó casi gritando y yo levante la mirada dedicandole toda mi atención- ¡Un precioso vestido rojo!

En ese momento rodé los ojos con una pequeña sonrisa.

-¿Se puede saber porque te compras otro vestido rojo?- pregunté resaltando la palabra "otro". Tenía como tres vestidos rojos, pero como sus padres eran ricos se lo podía permitir porque le pagaban la carrera y cuando ella les pedía dinero, ellos se lo daban encantados.

-¡Para tu fiesta de cumpleaños!- solté el tenedor y le mire fulminante. Otra vez con ese tema.

-Katy, te he dicho cientos de veces que. No. Quiero. Una. Fiesta.- le dije pausadamente- ¿no lo entiendes?

Mi EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora