Capítulo 4

73 6 0
                                        

Me desperté sin ningún problema. La primera vez en cinco meses.

Miré la hora en el despertador, pero no marcaba nada.

Miré la hora en mi móvil y abrí los ojos exageradamente. 7:37 AM.

《¡ES TARDE!》

Salí de mis cobijas y me fui directa al baño para lavarme la cara y acto seguido, volví a mi habitación para abrir el armario y coger lo primero que encontré: unos pantalones ajustados negros y una blusa holgada color salmón.

Saqué de debajo de la cama unas zapatillas negras y me vestí rápidamente.

Me planté en frente del espejo y me miré mientras me colocaba la chaqueta de cuero negra, me quité la coleta y me coloqué el cabello. Estaba más o menos decente.

Cogí el bolso, el móvil, las llaves, y un par de galletas de chocolate y salí corriendo.

Bajando las escaleras, me topé con alguien.

-Perdón- dije sin mirar quién era y retomé mi camino, a lo que una mano me agarró del brazo consiguiendo así que me girase y me topé con unos hermosos y ya familiares ojos azules.

-¿A dónde vas?- me preguntó con su sonrisa, quitándose un auricular de la oreja con la mano libre.

-¡Llego tarde!- le dije intentando soltarme del agarre en vano -De verdad, Alex. No tengo tiempo.

-Tranquila, yo te llevo- me sonrió.

* * * * *

Estaba sentada en el coche de Alex, en el copiloto y observándole de reojo: cada vez me parecía más guapo, tenía unos brazos envidiables, un precioso perfil... Lo tenía todo.

Se notaba que venía de hacer deporte porque su vestimenta consistía en una camiseta gris de tirantes gruesos algo mojada de sudor, unos pantalones cortos negros de chándal y unas zapatillas de deporte negras y blancas.

El chico se veía sexy con cualquier cosa, incluso con una bolsa de cartón cubriéndole la cara.

Alex giró la cabeza en mi dirección y me pilló embobada admirando su perfil, pero rápidamente aparté la mirada sonrojada.

Le miré de reojo y estaba sonriendo de oreja a oreja.

Después de unos cinco minutos de silencio, paró en frente de mi Universidad.

-Gracias por traerme.- miré a esos preciosos ojos azules -Ha sido muy generoso de tu parte.

-No hay de que. ¿A qué hora comes?- me preguntó sonriendo. Su pregunta me sorprendió bastante.

-A la 13:00 ¿Por qué?- le pregunté curiosa.

-Me gustaría invitarte a comer,- me sonrió y yo le miré no muy convencida -como amigos, claro.

Me lo pensé un poco, pero finalmente accedí. Una comida con él no me haría daño.

-Está bien.

-Bien.- me sonrió mostrándome esa perfecta dentadura blanca -Nos vemos luego.

-Adiós, Alex- y sin pensarlo muy bien, me acerqué a él lentamente y besé su mejilla.

Le miré a los ojos y claramente había mucha sorpresa en ellos. Le sonreí y me dirigí a la puerta de mi Universidad con una enorme sonrisa y su cara en mi cabeza.

* * * * *

Tres, dos, uno... ¡riiiiiiingggg!

Por fin, después de muchas clases estresantes, sonó la dichosa campaña que indicaba la hora de ver a Alex.

Recogí rápidamente mis cosas y me dirigí a la puerta para salir de clase.

-Scarlett- me llamó Katy cuando pasaba por el pasillo donde se encontraban las taquillas.

Me acerqué a ella, quien estaba colocando unos libros dentro de su taquilla.

-¿Dónde ibas sin mi?- me preguntó sin mirarme sacando un libro.

-He quedado para comer con un amigo- y cuando pronuncié la palabra "amigo", ella detuvo todos sus movimientos y giró lentamente su cabeza hacia mí. Después sonrió.

-Un... ¿amigo?- preguntó sonriendo de oreja a oreja, a lo que yo respondí poniendo los ojos en blanco, mientras me dirigía a mi taquilla para guardar mi bolso y mi chaqueta, estaba a dos taquillas de la de Katy.

-A ver, espera un momento...- se hacerco a mi -¿Es un "amigo"...- puso cara de indiferencia- ...o un "amigo"?- sonrió mientras levantaba y bajaba las cejas.

-Katy, un amigo a secas- le dije cerrando la taquilla.

-Cielo- me puso la mano en el hombro- yo también decía lo mismo al conocer a Liam.

Liam Thompson, tenía 22 años, Castaño, moreno de piel, ojos color avellana, estudiante en la Universidad de Farmacia, quiere ser doctor, jugador de Baloncesto y novio desde hace cuatro años de Katy.

-Sí, pero lo tuyo fue diferente- le dije, mientras nos dirigimos a la puerta de salida.

-Si tú lo dices...

Y dicho eso, se marchó hacía la cafetería, no sin antes guiñarme un ojo con una traviesa sonrisa.

Salí y me dirigí donde se estacionaban los coches, y ahí estaba él, apoyado en el coche con unas gafas de sol que le hacían mucho más guapo de lo que ya era.

Me acerqué a el, y cuando levantó la mirada me sonrió, mostrándome sus blancos dientes.

-Hola- le dije sonriendo algo tímida.

Él se acercó a mi y depositó un beso en mi mejilla derecha.

-Hola- me dijo después de separarse tan sólo unos centímetros de mí. Estaba muy cerca, diría yo.

-Emm...- intenté hablar pero la cercanía me ponía muy nerviosa.

Él noto mi nerviosismo y me sonrió tiernamente, se apartó de mí y acto seguido me abrió la puerta de copiloto.

-¿Nos vamos?- me preguntó. Yo sólo asentí con la cabeza, y antes de entrar le di las gracias por el gesto, recibiendo un "no hay de qué", y después de cerrar la puerta, rodeó el coche y entró.

-Allá vamos- me dijo entusiasmado, y yo no pude evitar soltar una carcajada porque parecía un niño pequeño cuando le decían que iba a un parque de atracciones.

Mi EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora